El pasado año se diseñaron las futuras "UBOST". Finalmente parece que no se llevarán a cabo, al menos no en las condiciones presentadas. La idea de estas Unidades Básicas de Ordenamiento y Servicios en el Territorio, quizá sea acertada, otra cosa es su desarrollo.
El ordenamiento territorial de Salamanca y la implantación, en unos casos, reorganización en otros, de los servicios esenciales deberá conjugar estrategias para garantizar la igualdad de acceso y condiciones a toda la población así como soluciones a los problemas endémicos en el territorio humano (vejez), despoblación, desindustrialización, falta de modernización de algunas zonas rurales, con escasos medios para subsistir.
Existe un patente desequilibrio poblacional en nuestra provincia, organizada ahora en 364 ayuntamientos que rigen municipios muy pequeños.
303 de ellos tienen menos de 500 habitantes censados, que no necesariamente residentes, y de ellos 73 no llegan a 100. Sólo 6 municipios tienen más de 5.000 y únicamente 3 más de 10.000.
Una provincia con 265.214 habitantes y una densidad media de población de 21.5 habitantes/km2
A este problema de la densidad geográfica hay que añadirle otro, el de la edad de su población:
-14.500 son mayores de 85 años, todos ellos superan la esperanza media de vida.
-Entre los 65 y 85 suponen alrededor de 56.800
En cuanto a los censados en edad de actividad ascienden a unos 158.100, de los que más de 74.000 son mayores de 45 años.
El descenso de los nacimientos en relación con las defunciones en casi un 50% y la emigración de nuestros jóvenes en busca de trabajo, reducen también la población año tras año; solo de la capital, emigraron cerca de seis mil personas entre 2012 y 2015.
Las oscilaciones de la población a lo largo del 2015 son una muestra de su progresivo envejecimiento; mientras se reduce la población inactiva en 4000 salmantinos, únicamente 1.600 se incorporan a la vida activa.
Y a esta radiografía de nuestra provincia hemos de añadir la precaria situación laboral y la altísima tasa de paro que padecemos, casi 31.000 desempleados (según datos ECYL).
Parece que solventar los problemas de la provincia, pasa por reordenar el territorio, pero de una forma cohesionada y sostenible, teniendo en cuenta las circunstancias demográficas, históricas, naturales, geográficas o culturales, tomando en consideración la necesidad de fomentar los corredores tradicionales del transporte y potenciar la industria, y por qué no, contando incluso con las rivalidades existentes.
Por otro lado el fomento del empleo desde el marco del Diálogo Social, o desde las administraciones públicas debe ir encaminado al asentamiento de población en la zona donde se cree, y para ello es imprescindible el empleo de calidad, aunque sea más lento su desarrollo. ¡Vísteme despacio que tengo prisa! que decían los abuelos.
El empleo precario que se está propiciando desde las administraciones, es clientelista, injusto y discriminatorio, pues no se aplican los mismos convenios a los que pertenece la actividad desarrollada y por ende no genera asentamiento.
La reconstrucción del Estado de Bienestar en nuestra comunidad es crítica para Salamanca, pues dadas las características de sus moradores son prioritarios los servicios públicos esenciales y el conjunto de políticas sociales que lo conforman, y entre otras cosas, por el empleo que generan.
Si no apostamos por un modelo sólido, social, sostenible y solidario, desaparecerán muchas zonas rurales por la despoblación o, en el mejor de los casos, se transformarán en dispersas urbanizaciones de fin de semana o vacaciones.
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