Las Arribes, mucho más que vino
Cuatro días dedicados al valor natural y cultural de la comarca Salmantina.
El noroeste salmantino es un espacio geográfico de múltiples contrastes, definido por un paisaje prodigioso, una naturaleza generosa y un patrimonio cultural inigualable, uno de los espacios naturales más asombrosos de España: Las Arribes. Los cañones formados por el rio Duero a lo largo de millones de años nunca dejan indiferente al visitante en este caso a mí personalmente, que como he dicho anteriormente cuatro días me han bastado para darme cuenta de este valor natural y cultural único. Sobrevuelan estos parajes especies magnificas como el águila o el buitre, o la más rara cigüeña negra que aquí tiene uno de sus santuarios.
Son las Arribes del Duero tierras escarpadas, de cabreros y contrabandistas, de historias y leyendas en las que el Duero no solo ha sido frontera física, sino también psicológica entre los que habitaban a uno y otro lado de este rio, e incluso, en ocasiones generadora de desamores y pesares.
De todas las leyendas que he conocido estos días de Semana Santa unas de las que más me ha llegado al corazón, le da nombre al mirador de Felipe. Un pastor llamado Felipe, que acudía a diario con sus cabras a ese lugar escarpado de las Arribes, a ese enorme peñasco que cae en vertical sobre el rio, acabó enamorándose de una muchacha del pueblo de Bruço a la que veía cada día a lo lejos. Desesperado por no poder llegar a reunirse con la bella muchacha debido al caudaloso Duero, con sus manos y pequeñas herramientas intento derribar el Picón para construir un puente con sus piedras, un paso que le permitiera cruzar el rio y abrazar a su amada. La imposibilidad de levantar aquel imaginario puente y salvar todo lo que les separaba hizo que el joven se suicidara.
La leyenda habría que datarla antes de 1840, ya que ese año existía una barca perteneciente a la Aduana de Aldeadávila, con la que el joven Felipe podría haber salvado el rio. En la actualidad, es costumbre depositar en el lugar una hoja verde o una flor para romper simbólicamente este aislamiento.
No quiero terminar sin hacer referencia a los fantásticos vinos que me han acompañado estos días, y dar las Gracias a Emilio de la cooperativa de Arribes visita obligada siempre que voy por Aldeadávila a probar los vinos todos los años, Gracias a Javi y a la Tía Balbi por ese extraordinario lechazo,y haciendo de Cocinero no han faltado las barbacoas, paellas y el hornazo en casa de mi familia política en Cabeza del Caballo y Gracias a las Arribes por estar tan cerca.
"Lo que tenemos que aprender lo aprendemos haciendo". (Aristóteles)
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