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El Monasterio de la Anunciación cumple 445 años
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Octava fundación de Santa Teresa

El Monasterio de la Anunciación cumple 445 años

Actualizado 25/01/2016
Roberto Jiménez

ALBA DE TORMES | Teresa de Jesús lo funda con una renta anual de 100.000 maravedís y 150 fanegas de trigo, más 150.000 maravedís en juros sobre rentas

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El 25 de enero de 1571, fiesta de la conversión de San Pablo, Teresa de Jesús fundaba en Alba de Tormes un nuevo monasterio de Carmelitas Descalzas, en una casa donada por el contador del duque de Alba, Francisco Velázquez y su mujer Teresa de Láiz, ésta sería su octava fundación.

El Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora ha estado marcado continuamente por el recuerdo de la presencia de Santa Teresa. En una pequeña celda de la parte baja del convento residió la santa andariega los últimos quince días de su existencia; allí murió un 4 de octubre de 1582. En el altar de la iglesia se conserva su cuerpo incorrupto y dos de sus reliquias más insignes: el brazo izquierdo y su corazón.

La Fundación del Monasterio se narra en el capítulo 20 del LIbro de las Fundaciones

La Fundación se se debe al contador del duque de Alba, Francisco Velázquez y su mujer Teresa de Láiz, y a la intervención como mediadores de Juana de Ahumada, hermana de la Santa y su marido Juan de Ovalle. De Teresa Laiz, nos dice la Madre Teresa, que era "de padres nobles, muy hijos de algo y de limpia sangre; tenían su asiento por no ser tan ricos como pedía la nobleza de sus padres, en un lugar llamado Tordillos, que es dos leguas de la dicha villa de Alba".

Vuelta la Madre de Pastrana a Toledo, julio de 1569, recibe una invitación de su hermana Juana y su marido Juan de Ovalles para que vaya a Alba de Tormes donde la ofrecen fundar un convento de Descalzas, pero la invitación no prospero. Habrá que esperar a comienzos de 1571, a los dos meses de la fundación del convento de Salamanca, cuando la Madre Teresa de Jesús es nuevamente requerida por el contador del duque de Alba, Francisco Velázquez, de quien la Santa dice que era "hombre virtuoso y rico", y de su mujer, Teresa de Layz, quienes, al no tener hijos, con su patrimonio pretendían fundar un convento de religiosas en Alba de Tormes. Persuadidos por un religiosos, "hombre de letras y calidad", de quien la Madre Teresa no nos da el nombre, influyó para que se llevase acabo la fundación de este convento.

La Madre nos dice que no tenía muchas ganas de hacer esta fundación, y la razón que daba es que al ser Alba un lugar pequeño, sus monjas no podrían vivir del trabajo de sus manos, sino que sería necesario tener rentas que permitiese vivir a la comunidad que allí se estableciese: "Yo no lo había mucha gana, a causa que, por ser lugar pequeño, era menester que tuviere renta, que mi inclinación era a que ninguna tuviese". Y no cuenta la Madre Teresa que fue su "antiguo confesor y gran amigo", el dominico fray Domingo Báñez, que por aquel entonces se encontraba en Salamanca, el que, riñéndola, la mandó que, ya que el Concilio permitía fundar con renta, "no sería bien dejarse de hacer un monasterio por eso". Lugar pobre según la madre Teresa, pero la Villa, cabeza del señorío de la Casa Alba, situada en una colina de escasa altura en la margen derecha del Tormes, tenía por aquel entonces unos 770 vecinos, 10 parroquias y 11 anejos, así como algunas casas religiosas, Santa María de Dueñas de monjas benedictinas; Santa Isabel de religiosas franciscanas, así como frailes franciscanos y jerónimos

No fuel fácil llegar a un acuerdo, "harto trabajo se pasó en concertamos", escribe la Madre Teresa, la razón nos las da ella misma: "yo siempre he pretendido que los monasterios que fundaba con renta, la tuviesen tan bastante que no hayan menester las monjas a sus deudos ni a ninguno; sino que de comer y vestir les den todo lo necesario en la casa, y las enfermas muy bien curadas; porque de faltarles lo necesario vienen muchos inconvenientes. Y para hacer muchos monasterios de pobreza sin renta, nunca me falta corazón y confianza, con certidumbre que no les ha Dios de faltar; y para hacerles de renta y con poca, todo me falta; por mejor tengo que no se funden".

Y ya que los fundadores "vinieron a ponerse en razón y dar bastante renta para el número" se pudo hacer la fundación". El monasterio de Alba de Tormes se monasterio se funda con una renta anual de 100.000 maravedís y 150 fanegas de trigo, más 150.000 maravedís en juros sobre rentas en cinco leguas a la redonda a la muerte de los fundadores.

A finales de diciembre, y mientras se llevaban las negociaciones para la fundación, Teresa de Jesús, junto con Inés de Jesús, llega a Alba, hospedándose en casa de sus hermanos, el matrimonio Ovalle, en lo que hoy es el convento de los Padres Carmelitas. Ya en Alba hace llamar a monjas de distintas comunidades para forma la comunidad. De Toledo vienen Juana del Espíritu Santo, monja profesa de la Encarnación de Avila, participó en la fundación de Toledo y será la primera priora de Alba de Tormes, y Giomar de Jesús; de Salamanca, María del Sacramento, como subpriora; de Medina del Campo, Tomasina de Jesús, natural de Medina del Campo y una de las primeras profesa en este Carmelo de donde pasará a Salamanca, es sobrina de Teresa Láiz. El 20 de diciembre se concede la licencia del obispo de Salamanca, Pedro González de Mendoza. El 24 de enero de 1571 se firma la escritura, por las que, Francisco y Teresa, ceden su casa de Alba, así como otras fincas colindante para convento de las Carmelitas, la firma se hizo ante el escribano Francisco de Gante. Firmaron la escritura Francisco Velázquez, Juan de Ovalle, a petición de Teresa Láiz, y la Madre Teresa de Jesús. Día después, 25 de enero de 1571, fiesta de la conversión de San Pablo, de quien la Madre Teresa era una gran devota, se puso el Santísimo Sacramento, siendo llevado procesionalmente desde la Iglesia parroquial de San Pedro. En la procesión participaron las monjas de la nueva fundación, el clero y los religiosos, franciscanos y jerónimos, de la villa, el pueblo de Alba y los fundadores, Francisco Velázquez y Teresa Láiz, a los que acompañaba la duquesa de Alba y la marquesa de Velada.

Con ello quedaba echa la fundación, en la casa donada Francisco Velázquez y Teresa Láiz, que a su vez se comprometieron a levantar "la capilla y el cuerpo de Iglesia y altares del dicho monasterio" y a dotar de la renta necesaria para que pudiesen vivir las monjas. Los fundadores pidieron que el monasterio se llamase de la Encarnación de Nuestra Señora del Carmen, y ser enterrados en la capilla mayor del monasterio.

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