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Cromos y gancho de izquierda
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FUERA DE MANO

Cromos y gancho de izquierda

Actualizado 24/01/2016
Miguel Corral

ANTONIO VICENTE / Juez Internacional Canino

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[Img #537990]Aunque teníamos muy asumido que la entrada en la escena política de los llamados partidos emergentes iba a abrir un tiempo nuevo con actores añadidos a lo ya conocido, no podíamos imaginar que los actos llegaran a rozar lo rocambolesco como está sucediendo en estos primeros movimientos que se están realizando encaminados a ocupar el mayor espacio político posible por parte de algunos.

Una vez superado el acto inicial de dar forma al nuevo Parlamento, bebé y amamantamiento incluido, la constitución de los distintos grupos parlamentarios se fraguó en base, cual mercado de fichajes futbolísticos de invierno, a la cesión de diputados de algunos grupos a otros que me hizo recordar aquel intercambio de cromos de futbolistas que tanto furor nos causaba cuando siendo niños íbamos a la escuela (?"si me das a Iríbar te doy Pirri,.. no, no, si quieres a Iríbar te lo cambio por Gento y Amancio?") y así sucesivamente. Tal ha sido el volumen de préstamo que hasta el propio Alberto Garzón ha reconocido que, viéndose superado por la situación, tuvo que desempolvar el reglamento de las Cámaras para ver hasta dónde podía llegar el intercambio.

Difícil justificar tal vaivén de señorías alegando cortesía parlamentaria y deseos de tener la mayor pluralidad de voces posible cuando esa misma cortesía en otros casos ha brillado por su ausencia; más bien han sido favores en el deseo de ser correspondidos al cobro, posteriormente, en futuros ajustes parlamentarios que puedan ser necesarios para alguno; todo ello, eso sí, dentro de la legalidad vigente como no podía ser de otra forma; debemos acostumbrarnos a estas cosas.

Nada más quedar constituidos los grupos parlamentarios Pablo Iglesias ha tomado la iniciativa y tras visitar al Rey en la Zarzuela ha escenificado en rueda de prensa lo que se podía interpretar en un principio como un acto de buena voluntad política. Habiendo comenzado su comparecencia, ante los medios de comunicación, haciendo un alegato de respeto y acato al jefe del Estado bien se podría interpretar, en un principio, que si, también, sus cargos de confianza, allí presentes, como sus confluencias respaldan ese alegato y en consecuencia acatan el primero de los postulados de la jefatura del Estado que no es otro que la unidad nacional estarían enterrando definitivamente las líneas rojas, como afirma Errejón, y aparcando para mejor ocasión el referéndum catalán, allanando así el camino hacia la constitución de ese gobierno progresista del que luego habló largo y tendido.

Todo un espejismo cuando, también después, en su particular reparto de ministerios creó uno de plurinacionalidad que puso en manos de Xavier Doménech líder de su confluencia catalana e independentista En Comú Podem a la vez que mandaba algún que otro recadito a los barones del PSOE, volviendo a cuestionar el liderazgo de Pedro Sánchez; por su parte, este fue minutos después a departir con el Rey y si entró sin ser aún candidato, al salir se encontró que Iglesias le había hecho presidente. No es de extrañar que todo esto, por las formas y por el momento utilizado, haya supuesto un insulto al Partido Socialista; todo un gancho de izquierda (nunca mejor dicho) a quien quiere como socio y propone para presidente de gobierno; difícil granjearse amistades cuando se juega de forma tan ventajista.

No obstante Pedro Sánchez, consciente del fracaso político, reconocido por todos, que supondría una nueva convocatoria electoral, sigue tendiendo la mano a la izquierda en un intento de formar un gobierno de cambio, jugándose una partida con un jugador que nunca sabes si lleva jugada o va de farol; muy comprometido jugar así aunque él siga empeñado en que la fumata de su investidura sea blanca; como quiera que los acontecimientos sucedidos desembocan en una nueva ronda de consultas por parte del Rey, la solución tardará aún unos días en llegar, pero llegará. Todo llega.

Lo que sí parece haber llegado ya es el ocaso de Rajoy, que no ha logrado obtener apoyo ni de Ciudadanos, a los que Iglesias denominó un día la marca blanca del PP. Aunque ha reconocido que unas nuevas elecciones sería un fracaso de todos, sería en ellas donde podría encontrar un balón de oxigeno mejorando los resultados actuales, algo previsible; en cualquier caso si en este supuesto se encontrara después, como ahora, sin los apoyos necesarios solo habría conseguido caer desde más altura.

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