De teatros y polígonos

Este artículo es el primero de una serie que espero sea muy extensa en SALAMANCArtv AL DÍA, a través de los cuales ofreceré mi humilde y particular punto de vista de la vida cotidiana de nuestra villa guijuelense. El título, hace referencia al hogar en el que vivo desde niño, en lo más alto del Alto del Campillo. Así que bienvenido, querido lector. Espero que disfrutes con la lectura de todos 'los martes a lo alto' que depare el futuro.

Desde que tengo uso de razón he escuchado una expresión que desgraciadamente se repite con cierta frecuencia. "Guijuelo es poco más que un polígono industrial" un pueblo feo en el que la gente duerme y trabaja y fin de la historia (y lo de feo es para tratarlo en otro artículo). Todo aquel que haya vivido en Guijuelo durante cierto tiempo sabrá que eso no es ni mucho menos cierto. Guijuelo es un lugar particular, en eso estamos de acuerdo todos, pero es mucho más que industria. Y con ello no digo que las numerosas fábricas y sus trabajadores no sean parte de nuestra cultura, que lo son, sino que nuestro pueblo posee una identidad cultural que no se puede obviar ni mucho menos despreciar. Nuestra villa ha vivido muchos capítulos que se abren y se cierran en el terreno cultural, apostándose por las artes, la historia y sobre todo la tradición en muchas ocasiones.

La relación de Guijuelo con el teatro es nada menos que centenaria. Como el siglo de historia que tiene el edificio del reloj que contaba entre sus paredes con el teatro Gabriel y Galán. En mi particular caso, recuerdo alguna obra teatral de final de curso en la que un servidor llegó a participar en el colegio Filiberto. O los numerosos montajes que el conocido, y muchas veces premiado, grupo Amanecer de Guijuelo realizó tanto en la villa como en muchos festivales lejos de Guijuelo. Sin olvidar tampoco los esfuerzos municipales al respecto, con la celebración de certamen de teatro infantil que durante varios años llenó de jóvenes intérpretes el escenario del teatro del Centro Cultural. Es por ello que no deja de sorprenderme que las obras teatrales para adultos que llegan a Guijuelo no llenen a rebosar nuestro humilde teatro.

Lo más gracioso de todo es que Guijuelo termina acogiendo exactamente las mismas obras teatrales que llenan el Liceo en Salamanca y con entradas a mayor precio. Que también es de agradecer el esfuerzo municipal por ofrecer buen teatro con descuentos en algunos casos escandalosos. ¿Cuál es el problema entonces? Ya sabemos que para gustos se inventaron los colores y el teatro no tiene que gustar por el mero hecho de ofrecerlo. Puede ser que los amantes del arte de la villa ya hayan probado el teatro y no les gusta. O a lo mejor es que el vecino medio de la villa nunca se puesto frente a una función. Si tú, querido lector, respondes al segundo caso, deja que intente animarte a probarlo. Porque el teatro tiene algo que ningún otro arte puede ofrecer. Viendo obras en Guijuelo yo he reído, he llorado, me he emocionado. He saltado y bailado, clamado venganza por la muerte de un personaje y me he asustado ante terribles monstruos. He visto desde el escenario más cuidado a la máxima expresión del minimalismo. He presenciado trágicos romances, asesinatos y épicas conquistas. Actores y actrices desnudándose (artística y físicamente) ante el respetable. Mundos enteros que no conocerás si no te animas a ir al teatro. Y todo ello a la vuelta de la esquina, sin moverte de Guijuelo.

El próximo viernes 29 de enero nuestro centro cultural acogerá la obra 'Parasoles Barrocos' a cargo de El Callejón del Gato. Y por sólo 5 euros, cantidad que os aseguro que es muy competitiva. Es vuestra oportunidad para quitarle razón a los que afirman que esto es poco más que un polígono industrial y además de pasar un buen rato. En tu mano está.