Ayer apreció en mi cuenta de Facebook una fotografía que me pareció resumía muy bien lo que está pasando en el Mediterráneo y la tragedia que se nos viene encima si no lo remediamos pronto, menos mal que hay fotógrafos que en su compromiso con el mundo qu
La foto en cuestión recoge la emoción sin límite de la llegada a tierra de un padre llorando abrazado a sus hijos después de una travesía por el Mediterráneo para salir del infierno en que se ha convertido Oriente Medio con la irrupción del llamado Estado Islámico y la despreciable actuación de algunos dirigentes. Huyen de la barbarie, de la amenaza de la muerte y quieren llegar al centro de Europa. Este padre de familia, junto a su mujer y sus hijos, ha pagado por esta operación varios miles de dólares, otros hacen lo mismo desde África, bien por Libia, bien por Marruecos, las organizaciones no gubernamentales lanzan el grito de que nunca, desde la 2ª guerra mundial, se ha vivido un éxodo similar, los países que los acogen tienen la capacidad muy reducida debido a la crisis ordenada y auspiciada por determinadas políticas monetarias que los países ricos imponen a los más pobres, a algunos de estos, incluido el nuestro, no se les ocurre otra cosa que poner vallas para que no pasen, como sucede en los países del este europeo, Macedonia vive disturbios muy importantes entre inmigrantes y la fuerzas del orden, algunos se niegan a recibir musulmanes, el Vaticano pide a los obispos de sus diócesis italianas que se hagan cargo de los expatriados que puedan, Europa está más pendiente de hundir Grecia y a quien se ponga a tiro, que de ayudar a los de verdad a estos desterrados que llegan por mar en cualquier cosa que flote, los traficantes de personas hacen su agosto, y precisamente en este mes, en España, los "mucho y muy españoles" se afanan en emborracharse colectivamente en fiestas en las que se asesina a animales por diversión mientras algunos periódicos hacen el suyo propio intentando desprestigiar a los políticos que no son de su correa y desviando el interés todo lo que se pueda de lo verdaderamente importante: el drama humano de la inmigración que amenaza cada día más los privilegios del mundo europeo, algo que puede ser la antesala de una especie de tercera guerra mundial si no lo remediamos pronto.
El mundo occidental creó el monstruo de la amenaza islámica, primero contra Irán y a favor de Irak, luego contra Irak y sus inexistentes armas de destrucción masiva ¿se acuerdan? más tarde contra el líder que Occidente mismo fabricó: Osama bin Laden, ahora contra el llamado Estado Islámico y siempre contra el pueblo palestino mientras el Yemen vive una de la hambrunas más espeluznantes desde la guerra de Biafra debido a lo mismo. Todos estos ingredientes se nos vienen ahora encima cuando los que llaman a la puerta son las víctimas de tanta sinrazón, vienen a miles cada día, buscan seguridad y justicia distributiba, algo que muchos europeos no están dispuestos a compartir.
Alguien se ha dado cuenta que todo esto puede cambiar el mundo radicalmente, alguien que no puede hacer otra cosa que poner el espejo delante nuestro para que veamos qué se está haciendo y ese espejo no es otro que una cámara de fotos, Daniel Etter, fotógrafo afincado en Barcelona, es el autor de esta dramática y conmovedora fotografía, Daniel es un fotógrafo de compromiso, sus fotos así lo atestiguan y no es el único, el griego Lefteris Pitarakis lleva tiempo fotografiando el conflicto palestino-isrelí. Son algunos ejemplos, hay muchísimos más que se dejan y se han dejado la vida en el empeño, llevan el compromiso por delante, un compromiso que hace que la fotografía pueda llegar a ser clave para ponernos en marcha de modo solidario contra el desastre que se avecina antes de que sea demasiado tarde.
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