Educar en Derechos Humanos: instruir para proteger vidas

Autora: Alice Assis

Ya han pasado 67 años desde que la declaración universal de los Derechos Humanos fue aprobada en 1948, una declaración cuyo principal objetivo es garantizar y luchar para que todos los seres humanos puedan tener una vida digna, basada en la igualdad de derechos. A pesar de todos esos años, el objetivo primordial de la declaración no se ha logrado. Hoy existen violaciones de derechos cometidas en todo el mundo, violaciones que vulneran y menosprecian los derechos humanos, y para alcanzar la total protección de estos derechos fundamentales a todas las personas del mundo, es necesaria la concienciación social y la promoción de una ciudadanía activa y participante, para ello, la educación tiene un papel fundamental.

A principios del siglo XX el gran psicólogo bielorruso Lev Vygotsky aportó en sus estudios la importancia de la educación en el proceso de aprendizaje en la vida del individuo. Este proceso, según Vygotsky, se caracteriza principalmente por las relaciones que un individuo mantiene a lo largo de su vida. Lo que él llama "desenvolvimiento potencial" se da a través del auxilio de un individuo sobre otro individuo, y actúa en conjunto con las características innatas del ser humano, formando en todo caso lo que llamamos de carácter. Estas interacciones se dan a través de las experiencias, del diálogo, la colaboración y principalmente la imitación. No obstante, los agentes socializadores como la familia, la escuela y el contexto social en que está incluido un individuo, colaboran en gran medida a que un individuo desarrolle ciertas capacidades cognitivas, y esto puede determinar a que actúe de una manera u otra.

Con base en estas aportaciones, cabe destacar por lo tanto la gran importancia del aprendizaje en la vida del individuo y como este aprendizaje influencia en su comportamiento. Sabemos que los derechos humanos son principios proclamados que se centran en proteger a las personas de atrocidades cometidas por otros seres humanos, y por lo tanto, si nuestro deseo es que todas las personas reclamen sus derechos y sean atendidas, es necesario comprender de donde surge el problema y solucionarlo.

Si la educación influencia en el comportamiento del individuo, hay que difundir el conocimiento en derechos humanos para que las personas sepan reclamarlo, y del mismo modo, concientizar a la sociedad sobre la dignidad y los derechos de la persona y al respeto a cualquiera que sea miembro de la familia humana. A través principalmente de la educación y de la concientización por parte de la sociedad, conseguiremos lograr el objetivo de asegurar los derechos fundamentales de todas las personas, pues la concientización genera resultados que pueden prevenir actos de barbarie y este aprendizaje perdura en el tiempo.

Cuando se habla de educación en derechos humanos no solo hacemos referencia al ámbito de la educación formal, educar a niños, niñas y jóvenes, ni tampoco a que sea una labor exclusiva de los centros educativos. Promover actitudes de tolerancia, respeto y solidaridad en los niños, niñas y adolescentes es el camino más eficaz a largo plazo para construir un mundo mejor para todos. Amnistía Internacional defiende que la educación en derechos humanos es la mejor forma de prevenir las violaciones y abusos que sufren muchas personas en el mundo, por eso la educación en derechos humanos se ocupa, entre otras cosas, de informar sobre los instrumentos internacionales de derechos humanos. Su objetivo es dar a conocer a las personas las normas legales que existen, su contenido y categoría jurídica; y, además, tratar de cambiar actitudes y comportamientos, así como desarrollar en las personas nuevas actitudes que les permitan pasar a la acción. Conocer y reflexionar sobre la situación de muchas víctimas en el mundo y de las causas y consecuencias de que no puedan disfrutar de sus derechos fundamentales también es básico para comprender la importancia de respetar los derechos humanos de todos y cada uno de nosotros.

Pero educar en derechos humanos significa también movilizar a toda la sociedad, en todos los medios difusores de información y en todos los sectores que forman parte de la vida humana, a fin de que el conocimiento genere cambio de actitudes. Una simple publicación en las redes sociales, una participación en actos de presión a los gobiernos, una firma de apoyo a la causa o una denuncia en caso de que conozca a alguien que esté sometida a alguna vulneración de los derechos humanos, pueden salvaguardar la vida de una persona que posee derechos y que deben ser respetados. Somos agentes socializadores, y es nuestra función educar y luchar a favor de los derechos humanos si deseamos que las personas sean libres para vivir con dignidad. Como decía el querido Nelson Mandela, "la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".

Para Amnistía Internacional, la educación en derechos humanos intenta comprometer a las personas y animarlas a ser ciudadanos activos en materia de derechos humanos. Para ello desarrolla todo un trabajo de promoción de la educación en derechos humanos a través de la presión ante autoridades, el desarrollo de actividades de carácter educativo en el ámbito de la educación formal y no formal (cursos, talleres, etc.), y de herramientas para educadores y alumnado.