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Dos militares salmantinos pasan las Navidades en la Antártida
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Dos militares salmantinos pasan las Navidades en la Antártida

Actualizado 04/01/2016
C. H. / El Norte de Castilla

Gonzalo de la Fuente y Gonzalo Gutiérrez viven desde hace un mes en la base Gabriel de Castilla, en la isla Decepción, dentro de la XXIX Campaña Antártica del Ejército de Tierra

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"Aquí se puede hablar de tres clases de días: los de frío, los de más frío y los de mucho frío, pero frío hace siempre, sobre todo cuando sopla el viento". Con humor, el comandante Gonzalo de la Fuente, salmantino de adopción que trabaja habitualmente en el Mando de Ingenieros del cuartel General Arroquia, describe la vida diaria en la Antártida, mítico continente en el que lleva un mes destinado dentro de la dotación de la XXIX Campaña Antártica del Ejército de Tierra.

De la Fuente es el médico de la expedición y describe la estancia en el continente helado desde el punto de vista de alguien que ya sabe lo que es estar allí y, sobre todo, regresar. «Estuve hace dos años también en la campaña y lo más extraño es la vuelta, es surrealista, todo te parece raro y estás un tiempo en el que no terminas de aterrizar», explica. Y es que tres meses en la Antártida, en un lugar en el que «sabes que no hay más personas en varios kilómetros a la redonda, en el que todo es especial y diferente y en el que hay tanto que ver» marcan a cualquiera. Una aventura para la que el Ejército de Tierra oferta plazas cada año, a las que pueden optar los militares, quienes tras un proceso de selección y un año de preparación, marchan hacia la Base Antártica Española 'Gabriel de Castilla', en la isla Decepción, del archipiélago de las Shetland del Sur.

«Venimos muy preparados, cada uno en su especialidad, pero también entrenamos para soportar las condiciones de aquí, en las que se mezcla en mar con la montaña», explica el comandante. Porque Isla Decepción, con su peculiar forma de «rosquilla», es en realidad el cráter de un volcán emergido, cuya caldera se encuentra inundada. Una línea circular montañosa en la que el camino más corto de un lado a otro siempre es el mar, como relata De la Fuente. De ahí que todos los participantes en la campaña sepan manejar embarcaciones y también moverse por la alta montaña.

Dentro de su especialidad en concreto, el comandante ha tenido que diversificarse para poder atender todo tipo de enfermedades, ya que «en mil kilómetros no hay más médicos y hay que estar preparado para lo que surja». Pero también tiene la oportunidad de salir de la base y recorrer la isla, acompañando a los científicos en sus expediciones, siempre protegidos al máximo porque en aquellas latitudes australes, en esta época del año, el sol prácticamente no se pone y, aunque haya nubes, sus efectos dañinos llegan y se multiplican al reflejarse en la límpida blancura del lugar.

Un paisaje único e irrepetible que el otro salmantino en la base 'Gabriel de Castilla', el cabo primero Gonzalo Gutiérrez Ingelmo, quiere contar con detalle a su hijo, de apenas año y medio y que espera en Madrid. En la capital del reino Gutiérrez presta servicio dentro del regimiento Inmemorial del Rey, en el Cuartel General del Ejército de Tierra, pero nació en Guijo de Ávila, pequeño municipio al lado de Guijuelo, «donde también cuando hace frío, hace frío, aunque no sea este clima», comenta entre risas desde la Antártida.

Gutiérrez es uno de los cocineros de la base, junto al cabo primero Germán Crespo (procedente de la base militar El Empecinado, en Santovenia de Pisuerga, Valladolid). Es la primera vez que pisa la Antártida y reconoce estar «impresionado» por lo que está conociendo. «Es un placer y un privilegio estar aquí, te llama todo la atención y es una experiencia que hay que vivir si se puede». Recuerda que durante la travesía desde la ciudad chilena de Punta Arenas hasta isla Decepción en el buque Hespérides se cruzaron con algunos cruceros turísticos que, en esta época del año, el verano austral, se adentran en estas primeras tierras antárticas. «Pero para eso hay que poder permitírselo, para mí esta era la oportunidad y tras conocer a compañeros que habían venido, me entró el gusanillo y me apunté a la selección», confiesa. Y es que, además, es su primera misión fuera de España.

Dieta y comunicaciones

Los platos que se preparan en la Gabriel de Castilla siguen la dieta mediterránea, con especial presencia de las legumbres, que proporcionen un fuerte aporte calórico a los científicos y militares. «Por la noche algo más ligero, sopas calentitas y cosas así», explica el cabo primero, que se enorgullece de los «buenos comensales» que tiene. En Navidad y Nochevieja los menús se acomodaron a la tradición, como no podía ser menos. «Hay que hacer lo posible para no echar de menos a las familias, así que pusimos cordero, jamón, sopa de marisco, entremeses? lo normal», apunta Gonzalo Gutiérrez.

Algunos de los pormenores de la XXIX Campaña Antártica del Ejército de Tierra pueden seguirse a través de redes sociales. En Twitter, por ejemplo, hay imágenes de actividades como la incineración de residuos, porque es esencial no dejar allí, en el continente helado e inhabitado, nada que pueda estropear el equilibrio ecológico. También se puede seguir el día a día de los militares, que participan de tradiciones de estas campañas, como la apertura de regalos dejados por la expedición anterior, la subida de un belén al monte Irizar en el día de Nochebuena o el descubrimiento de una placa que señala el punto más lejano del Camino de Santiago. Así seguirán hasta finales del mes de febrero, cuando, con el fin del verano austral y el inicio del otoño, deban regresar a España. Dejarán atrás, a buen seguro, una experiencia inolvidable que los acompañará siempre.

Fuente El Norte de Castilla

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