Autor anónimo

Cuando terminé de leer el libro, descubrí en mi interior algo distinto. Los anhelos de otro tiempo se hicieron presentes y me llevaron lejos; tan lejos, que no supe si se trataba de una realidad anterior, borrada por el tiempo, o de sueños que nunca vieron la luz. Fue como si retornara de otra vida, dividida en pequeños fragmentos, imposibles de recomponer.

Muchos autores tienen la capacidad de transportarnos en el tiempo, al despertar en nosotros sensibilidades desconocidas. Bastan unas páginas, magistralmente escritas, para que nuestros resortes internos se pongan a funcionar. A veces, descubrimos capacidades ocultas que no creíamos tener.

Aquel escritor despertó algo que dormitaba en mi interior. Las experiencias que otorgó a sus personajes, me devolvieron mi propia realidad envuelta en papel de regalo. Sueños de la infancia, esfuerzos de juventud y las derrotas que, en la madurez, me hicieron más fuerte. Todo, como un torrente de sensaciones, escaparon de aquellas páginas refrescando mi memoria.

Pero ese autor, que con tanto detalle trazó la vida de sus personajes, no era un impostor. Tampoco un prestidigitador, capaz de cambiar la realidad. A través de la literatura, nos hizo partícipes de su mundo interior. Gran regalo el que nos hizo, tejiendo la vida de sus personajes con realidades semejantes a las nuestras.

La condición de vivir en un mundo tan estrecho es que, unos y otros, somos afectados por los mismos problemas y, de igual forma, nos alientan semejantes afanes. Pero, mimetizamos la conducta en función del entorno; preferimos pasar desapercibidos en los distintos ámbitos donde nos movemos. Vivimos bajo la falsa protección de una máscara que no abandonamos ni siquiera en la intimidad.

Pasamos por el mundo ocultando nuestras mejores capacidades y valores, como si mostrarlos, fuera desnudez ante miradas indiscretas. No estamos acostumbrados a mostrarnos como somos. La falsedad en las formas y actitudes está de moda. Pero las modas pasan, mientras que, este nefasto proceder, se ha instalado en nuestras vidas como único sistema para abordar la realidad.

A veces, nos gustaría cambiar de actitudes; ser capaces de modificar nuestros sueños, para vivir realidades mas auténticas. Lo cierto es que, nadamos a contracorriente; pasamos la mayor parte de nuestra vida esquivando obstáculos que nosotros mismos situamos en el camino. Mientras tanto, otros nos dicen como tenemos que vivir.

Al no estar conformes con nuestro proyecto de vida, muchas veces dudamos si el mundo exterior que ven nuestros ojos, es real, o se trata de un mundo de ficción creado por la mente a través de la percepción. Por eso es tan importante tener criterios propios. De otra forma, el mundo que percibimos estará distorsionado. Será el que otros nos presentan desde perspectivas diferentes a las nuestras.

No era difícil para nuestro autor alcanzar la gloría. Sin embargo, no ignoraba su precio, y optó por no admitir reconocimiento. Pero, el público insistía; reclamaba la identidad que quien era capaz de mover las conciencias de esa forma. Necesitaba un personaje para idolatrarlo; para convertirlo en un dios de las letras, al menos, de forma temporal.

Muchos pensareis que, tal comportamiento, es propio de un fracasado; o de alguien incapaz de afrontar los requerimientos del éxito. Creo nos equivocamos. Esa persona, que escondía su identidad bajo los disfraces de sus personajes, tenía sus razones. Quizá conocía mejor que nosotros la condición humana, y no estaba dispuesto a soportar el peso de la gloría. La fortuna, generalmente, nos abre puertas que, en condiciones normales, jamás cruzaríamos.

Pasado un tiempo, le llegó el final. Nadie le conoció, pero dejó tras de sí a una extensa familia. Una comunidad de seres virtuales dan testimonio de su vida. Vida que vivió sin interferencias; protegido por el anonimato, aplicó los principios que marca la Naturaleza para actualizar sus procesos. En el medio natural, nadie reclama la paternidad de lo que hace, porque todo se subroga a la misma causa.