Y reconozco desde aquí no saber muy bien qué significa eso. Esto que parece ser concepto movible, según convenga. El sustantivo tan manido que utilizan padres de adolescentes, juristas, profesores, legisladores, profetas de salón, escritores de libros de ayuda y demás preocupados por el tema en cuestión.
Eso de la madurez siempre tan resbaladizo, tan movible según el tiempo y la cultura y donde tan poquito solemos ponernos de acuerdo. Los veintiuno, los dieciocho, los dieciséis.
Era cuando menos curioso que en épocas pasadas de dictaduras la mayoría de edad no se alcanzaba legalmente hasta los veintiuno. Y eso cuando la mayor parte de jóvenes de esa edad trabajaba de sol a sol (en la casa, en el campo o en la fábrica cuando la había), se había casado ya o casi, tenía algún hijo o sabía empuñar y usar las armas (por obligación, claro) y desarrollar un oficio. Hoy en día cuando lo normal a los veinte es seguir viviendo a costa del padre, estudiando, esperando eternamente trabajar (en el trabajo considerado como adecuado), o haciendo el vago, desesperándose o fumando porretes con los amigos, se rebaja la mayoría legal (y la pretendida madurez) hasta los dieciocho. Parece no casarme mucho eso.
No creo que la madurez dependa de alcanzar más o menos conocimientos sobre todo (que en eso basamos nuestra educación y cultura hoy), el acceso inmediato a la información en cualquier idioma y lugar del mundo y la capacidad para viajar que tan al alcance parecen estar ahora. Es más, creo que la madurez anda bastante lejos de eso mismo. Pueda radicar quizá más en manejar acertada y pragmáticamente ciertos resortes básicos y habilidades sobre lo más elemental de la vida y la subsistencia misma. Analicen si no la vida (y la madurez tan diferente) que pueda haber tras de la decisión de un casi adolescente africano al coger una patera, o un niño de la guerra con fusil al hombro, un lapón que vive de los renos de su familia, o cualquier talibán afgano que a los diecisiete decide enrolarse (o lo enrolan directamente) en la milicia. Bien creo que esa madurez no es la misma madurez del norteamericano medio ni la del joven europeo al uso que conocemos. No puede ser lo mismo.
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