Mi gato Enrique y el Nuevo Año

A los lectores integrales, a los alternativos, a los que cada martes siguen mis escritos, a todos aquellos que diariamente abren el digital salamancartvaldia.es, quiero transmitirles con éste pequeño cuento, mi afecto, mi gratitud, y desearles que cuando 2016 llame a su puerta, lo reciban con la mejor de las sonrisas, olvidando los malos y cenicientos tragos bebidos en 2015.

Si bien es cierto que el panorama que se nos ofrece no es muy halagüeño, unamos nuestros pensamientos haciendo una gran cadena de Amor, todo ha de llegar a un feliz final, juntos sumamos fuerza

Feliz 2016

CUENTO

Sonaban en el carrillón las doce, y mi gato salió disparado, me asomo al balcón y el cielo se llena de miles de destellos multicolores, fuertes estruendos que hacen temblar la casa? es la bienvenida al Nuevo Año, las gentes gritan, miles de aplausos, besos, buenos deseos entre el alborozo de conocidos y no conocidos inundan la calle.

En ese momento suena el timbre

¿Quién será? No espero a nadie, deseo recibirlo a solas, acompañada de mis dos gatos, Cleopatra está enroscada en su lugar preferido, pero ¡y el muy infiel!... se había esfumado ante el primer cohete estallado ¡Enrique! ¡Enriquito!, llamo varias veces mientras me acerco a la puerta. Con sumo cuidado abro la mirilla? a nadie veo, solo percibo el olor ocre de la pólvora.

¡Será una broma! y vuelvo a buscar a mi gato. El timbre, terco, vuelve a sonar ¡diablos voy a borrar del censo a quien esté jugando con el timbre! -pienso enfadada y molesta- abro la puerta del balcón, miro hacia abajo, y no veo nada raro, solo el bullicio de la gente lanzando cintas de colores, espumillones, el machacón "matasuegras, silbos... ¡nadie pulsa el automático!

Ya el mal humor se me había ido, y un cansancio con sabor a ausencia se apodera de mí.

-Voy a cama ?pienso-, ya aparecerá el ingrato y bandido gato. En ese momento escucho su meloso ¡miau, miau! desde detrás del sofá salta a mis brazos.

¿Mi amor dónde estabas? Enriquito mío, mal criado, caprichoso, consentido, le dije, mientras acariciaba su hermoso pelo. Fue en ese momento cuando vi que con su boca arrastraba un fino hilo verde, se lo quito? arrastraba un paquetito envuelto en brillantes colores. No recordaba haberlo visto antes, ni que cayera del árbol, me siento otra vez en el sofá, mientras desenvuelvo lo que Enrique trajo entre sus dientitos, el gato se arrima a mi lado, busca comodidad para dormir, veo que el brillante papel esconde una cajita nacarada muy pequeña, abro y dentro una cinta de color verde con una nota escrita a pluma.

-Para que no te olvides de mí, y la brisa de la ilusión te meza cada día.

De pronto sentí un aguijón en el corazón, tuve la sensación que alguien tocaba mi hombro suavemente y tiernamente; una ráfaga de viento cerraba la puerta del balcón, un escalofrió me recorre, aprieto muy fuerte a mi gato; en ese momento sentí el cuerpo más ligero, flotaba entre las cuatro paredes del salón, y una gran alegría se apodera de mi, entre risas y lagrimas miro el firmamento y saludo con felicidad al Nuevo Año.

Seguramente desde el borde de alguna nube, Allá en el cielo seres angelicales eran cómplices de aquel afortunado reencuentro, mientras el Nuevo Año florecía.