Acceso cerrado desde el Campus Universitario a la rotonda al final de la calle Alfonso X. También para el autobús urbano.
Hace unos días comentábamos la recomendación de ese gran político local, Fernando Rodríguez, a los ancianos de caminar en vez de usar el transporte público. Supongo que ese motivo está detrás de otras decisiones del anterior equipo de gobierno del Partido Popular en el Ayuntamiento, esencialmente el mismo que ahora pero más necesitados de imaginación para justificar sus "tropelías". Me refiero en este caso al recorte del recorrido de la línea 7 de transporte público, una decisión municipal tomada a principios de año, parece ser que para el bienestar físico de los universitarios.
La falta de previsión que acumula la dilatada obra del nuevo complejo hospitalario se manifiesta en la falta de una alternativa viaria a los accesos al Hospital Clínico, a pesar de estar previsto desde hace años construir un vial paralelo al rio. Esta es la excusa para manifestar, una vez más, qué es lo que entiende por Movilidad Sostenible el Partido Popular: ante todo coches. Adecuaron la única alternativa posible, el Paseo del Dr. Gregorio Marañón, con doble dirección para coches, y carril especial de entrada para ambulancias. A pesar de los colegios que hay en la zona. Y cerraron el acceso al Campus por la rotonda que hay en el encuentro de esa calle con la de Alfonso X. Buena idea, pero que incluye también al autobús urbano, para el que no se les ha ocurrido buscar alguna alternativa, aunque fuera por el nuevo acceso viario cerca del puente de la Universidad.
Nuevo acceso sur al Campus desde la Avda de Ramos del Manzano, cerca del Puente de la Universidad.
La conclusión es que se ahorran unos 540 metros de recorrido de autobús en cada servicio, y 3 paradas, que supongo se lo descuentan a la empresa concesionaria. Por supuesto no se ha pensado que así se hace menos competitivo el servicio público, los coches sí pueden acceder al Campus y al Hospital Clínico. La última parada de la línea 7 estaba a unos 250 metros de la puerta de ese Hospital. Pretender que se hubiera alargado su recorrido hasta la explanada frente a la Escuela de Enfermería parece una quimera, aparte que seguro que hay algún impedimento técnico de esos insalvables que surgen con frecuencia cuando una idea ciudadana no gusta.
La señal amarilla de la derecha está en el lugar de finalización del recorrido de la línea 7 antes de su "recorte".
En esta era tecnológica con una floreciente industria en torno a la movilidad rodada, es sorprendente que no sean capaces de encontrar una solución para permitir el acceso exclusivo del autobús desde la calle Alfonso X a la rotonda antes mencionada. La existencia de Barreras de control, como las instaladas en el mismo Campus, o Bolardos retráctiles, de fugaz paso y uso en nuestras calles peatonales, controlados a distancia por el autobús no parecen haber existido para los munícipes gobernantes.
Una Barrera de control en el interior del Campus. Una similar accionada a control remoto desde el autobús sería una buena solución para "abrirle" la rotonda en exclusiva.
Pero eso sí, la Universidad enseguida ha garantizado el aparcamiento privado en "su" recinto, privatizando su gestión. Por cierto, no comprendo cómo calles de la ciudad, las del Campus, son "privadas", siempre entendí que al finalizar una urbanización su viario debía pasar a manos municipales. Los servicios municipales sí entran en el Campus, supongo que las farolas las paga la Universidad. Todo esto lo digo porque ahora parece que la culpa de que la Línea 7 no entre en ese Campus es de la Universidad, aunque la decisión fue del Ayuntamiento. Sí es llamativo que la Universidad no haya protestado por ello. Y todo esto se prolongará al menos hasta el 2019.
Por si alguien tenía alguna duda de las prioridades del equipo gobernante municipal en materia de movilidad, la respuesta a las "incesantes demandas ciudadanas" se materializan en 500 nuevas plazas de aparcamiento, 200 en las "cercanías del complejo hospitalario", según la nota municipal.
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