Sentido de Estado

Aunque no hay una definición oficial sobre lo que es el sentido de Estado. bien podríamos creer que es una responsabilidad propia de personas próximas a instituciones y cargos públicos y a la que han apelado a lo largo de nuestra democracia diversos políticos y otras personalidades siempre encaminada a 'desatascar' situaciones institucionales difíciles y complicadas. Para aquellos a los que se les pide tener sentido de Estado casi siempre es pedirle concesiones contrarias a sus deseos y que en otras circunstancias no excepcionales no concederían.

En estos días y dada la situación en la que ha quedado el arco parlamentario tras las elecciones generales del pasado día 20, las peticiones de sentido de Estado se cruzan en todas direcciones y se encaminan a múltiples destinatarios sabedores todos de la necesidad de ofrecer concesiones que impidan que la maquinaria del gobierno permanezca parada mucho más tiempo del debido.

El primero en tomar medidas con sentido de Estado ha sido el primer responsable de formar nuevo gobierno, Mariano Rajoy que ha comenzado sin pérdida de tiempo a llamar a los distintos líderes de los partidos oponentes; en el caso de Pedro Sánchez, el primero, haciéndole ofrecimientos impensables hace solo unas semanas; nada como verse con el agua al cuello para hacer gala de una humildad hasta ahora desconocida.

Por su parte, el líder del PSOE, que ya había anunciado antes de las elecciones que votaría "no" a la investidura del candidato del PP si llegara el caso (no es muy acertado, en mi opinión, adoptar esta postura antes del escrutinio), ya le dio las primeras calabazas a Rajoy reafirmándose en su "no" en la investidura y rechazando los ofrecimientos del primer candidato; además ha anunciado su disposición a intentar formar gobierno si Rajoy no lo consigue. Sánchez se va a meter en un buen lío si definitivamente se involucra en similar intento; primero porque necesita la ayuda de un líder que cuestiona, en tono burlesco, su liderazgo en el PSOE (Pablo Iglesias) y, segundo, porque tendrá que meter en su 'casa' el polvorín que Iglesias tiene en su coalición, rodeado de lo que para cualquier otro que no sea él son 'amistades peligrosas'.

El otro día, a este respecto, un analista político escribía en su columna que lo peligroso de estas amistades no es la clase de personas que sean tus amigos sino el nivel de lealtad que puedas esperar de ellos. Sánchez debe tener esto presente, y a este respecto los Barones del partido ya le tienen advertido.

Pablo Iglesias, por su parte, condiciona cualquier apoyo a Sánchez a la celebración de la consulta catalana, también se equivoca. Quizás no se ha dado cuenta, aún, que ahora ya debe tomar decisiones propias de Estado y no de partido, y en este sentido hay millones de españoles preocupados prioritariamente por otros temas más importantes, para ellos, que el tema catalán, aún siendo este de suma importancia. Quizás aquí se note 'la mano' de sus amistades que le presionan en este sentido de no ceder en tal imposición.

Iglesias ha dejado caer una propuesta, si Rajoy y Sánchez fracasan en sus respectivos intentos de formar gobierno, novedosa y no exenta de incoherencia: proponer para presidir el Gobierno a una persona "Independiente y de contrastado prestigio". Es novedosa por ser la primera vez que esto se propone en nuestra democracia, por eso la ha hecho en voz baja; e incoherente porque sabiendo la condición de republicano de Iglesias y teniendo en cuenta que la primera alusión que éstos hacen contra la Monarquía es la imposición del Jefe del Estado sin posibilidad de elegirlo mediante sufragio universal no parece muy coherente que ahora nos proponga para presidir el Gobierno a una persona que no haya salido de las urnas el pasado día 20 ni pertenezca a ninguno de los partidos que concurrieron a los comicios, por muy independiente que sea.

Por otra parte: ¿dónde está esa persona 'independiente'? Si tenemos en cuenta que el cargo que, supuestamente, más independencia debe mostrar en todo el aparato del Estado sería el presidente del Tribunal Constitucional, el actual, Pérez de los Cobos, ha estado afiliado al PP, dejando en entredicho su independencia; se antojaría, pues, imposible encontrar a tal independiente. ¿Quién no tiene al menos sus preferencias o simpatías políticas?

En otro orden de cosas, no quiero dejar pasar la ocasión de comentar el 'fin de fiesta' de Podemos con su comité de dirección cantando A galopar, un tema con los versos del poeta gaditano de la Generación del 27, Rafael Alberti que hizo popular el cantautor catalán Paco Ibáñez a mediados de los años sesenta del siglo pasado y que la sociedad de entonces tomó como himno de protesta contra la dictadura franquista cuando Iglesias y sus compañeros aún no habían nacido. Como el escenario político actual no es ni parecido al de entonces, bien han podido tomar como himno otro tema, más actual, demostrando estos chicos ser el presente y el futuro de estos nuevos tiempos políticos.

Por último queda Ciudadanos del que su líder Albert Rivera ya dijo que no se opondría a la investidura de Rajoy absteniéndose en la votación, postura más coherente, si cabe ahora, vistos los resultados del día 20 donde el fiasco fue mayúsculo tras las expectativas que se barajaban para su formación la misma víspera. Con los resultados obtenidos no tiene ningún margen de movimientos. Rivera debe estudiar a qué se ha debido este "fracaso"; quizás en la cabeza de los electores esté, a la hora de votar, más presente la idea de que es mejor llamarse Alberto en vez de Albert que ser guapo y vestir de Armani. Quién sabe.

No obstante, a pesar de la situación imposible que se ha creado en las urnas, pocas veces puede salir tan barato tener sentido de Estado, a quien se le reclama, basta con abstenerse en la votación de investidura y esperar, después, plácidamente que el nuevo gobierno de Rajoy empiece a mover fichas. Lo que pase después será, ya, otro cantar.