CANTALPINO | No fue 'El gordo' pero casi. El sorteo de la Lotería de Navidad de 1950 dejó un pellizco en Cantapino, parte de un segundo premio vendido en la droguería-perfumería regentada por Aquilino Pinto
La crisis económica y las grandes hambrunas eran la nota predominante en la década de 1950, caracterizada por una difícil situación de posguerra. Cantalpino, como la mayor parte de las localidades del país, estaba sumida en una enorme pobreza aunque ya se empezaba a atisbar un emergente crecimiento económico, coincidiendo con la masiva emigración de españoles a otros países del continente europeo.
A finales de ese mismo año, Aquilino Pinto decidió viajar hasta Salamanca para adquirir billetes de lotería, en total 2.000 pesetas que vendió a los clientes de su establecimiento en participaciones de una, dos y cinco pesetas, aunque las más demandadas fueron las que tenían valor de una peseta debido a la precariedad socioeconómica del momento.
El día 22 de diciembre de 1950 -hace 65 años- los cantalpineses festejaron por todo lo alto el 2º premio del mencionado sorteo, que recayó en el número 45.662 y que, actualmente, está consignado íntegramente en una Administración de Loterías de Castellar-Oliveral, Valencia, pero en su día fue adquirido en la Calle Azafranal de la capital.
El importe del premio correspondiente a las 2.000 pesetas depositadas por Aquilino fue de medio millón de pesetas, que repartió en función del premio que le correspondía a cada uno. Pero el premio no se quedó todo en la localidad, también salpicó a las localidades de Poveda de las Cintas y Arabayona de Mógica, siendo un vecino de este último pueblo quien se percató del premio a través de las ondas hertzianas, avisando al Sr. Pinto, propietario de la perfumería.
La Lotería de Navidad lleva repartiendo premios desde 1812. Desde entonces, la evolución del importe del décimo y de los premios han aumentado drásticamente, ya que en la década de los 50 y los 60 las personas agraciadas con el primer premio se embolsaban en torno a 1.500.000 pesetas y el valor del salario medio de un obrero a lo largo de un año rondaba las 3.000 pesetas.
Un rayo de luz
Pese a que todo el mundo sueña con hacerse rico de la noche a la mañana, la inflación y otros factores económicos han hecho mella en el propio sorteo y es impensable que nadie pueda retirarse a vivir de las rentas. El hecho de que se aplique un gravamen del 20% a los premios superiores a una cantidad determinada no juega en favor de su popularidad.
Los más mayores de la localidad recuerdan el premio que se repartió en forma de participaciones en la extinta droguería, sita en la calle Arenillas, y fue un rayo de luz en las convulsos y ásperos años posteriores a la Guerra Civil.
A pesar de las duras condiciones de esta etapa, caracterizada por el exilio y el racionamiento, a día de hoy solo sirve para esbozar una sonrisa, sobre todo en aquellos que lo vivieron en primer persona; pues entonces, por exagerado que parezca, muchos pudieron adquirir un huerto y una casa, realizar la mejor de las matanzas, así como adquirir ropas y abrigos para combatir el intenso frío castellano.
David Martín Pinto
Fotografía: Periódico DOS COLUMNAS
(Editado durante varios años en Cantalpino desde julio de 1996)
(El Cronista Oficial de la Villa de Cantalpino, Antonio Gómez, relataba en el III volumen de la historia de este municipio, en su página 393, que "La alegría fue enorme y desbordante pues, gracias a este "pellizco", muchas familias cantalpinesas pudieron hacer la matanza por primera vez en su vida")