Se han perdido los papeles

Llegadas estas fechas, en las que siempre estamos predispuestos a desearnos salud, paz y felicidad todos a todos, quienes tenemos el privilegio de poder dar nuestras opiniones sobre temas ?casi siempre de actualidad? en cualquier medio escrito, deberíamos tener prohibido escribir de asuntos serios para no enojar a los lectores que para eso son fechas tan entrañables o como mucho deberíamos, por iniciativa propia, escribir de temas irrelevantes e incluso hacerlo con cierto desenfado e ironía, que para eso es, también, tiempo de alegría.

Sin embargo la actualidad es quien manda y muchas veces nos saca del guión establecido, por eso me es inevitable hacerme eco del gran tsunami que ha sacudido en las últimas semanas la tranquilidad de las amas de casa españolas y que a punto ha estado de sacudir los mismísimos cimientos de la economía nacional. El bombazo no es otro que el presunto fraude ?se habla de hasta un millón de euros? por parte de un representante artístico hacia una de sus representadas, la actual reina del papel cuché y la televisión, esa a la que sus jefes le consultan antes de llevar a determinados invitados al programa no vaya a ser que se moleste, la mayor 'máquina' de hacer dinero con el mínimo esfuerzo, a veces sin decir nada, solo con sentarse en su silla y cruzar las piernas.

La Diva ha perdido los papeles; no, no, no es que haya cerrado los ojos y se haya perdido en improperios hacia alguien de Ambiciones; los papeles perdidos son esos que ella reclama al grito de: "¡Toño, los papeles!"

Este presunto sablazo ha podido poner en jaque la economía española, y es que aunque no consta que se haya reunido el comité de crisis del Ministerio, se ha temido que las amas de casa se quedaran prendadas todas las mañanas del programa de AR y todas las tardes de Sálvame, ávidas de conocer la última novedad del suceso mientras los carros de la compra de los hipermercados hubieran quedado en desuso, con todo el desencadenante de problemas que eso conllevaría para el comercio. No en vano los índices de audiencia de Sálvame, donde hace sus apariciones la de San Blas, se han disparado en estas fechas, contabilizándose hasta 300.000 espectadores más al día. Por fortuna la cordura se ha impuesto de nuevo y las amas de casa han seguido apuntalando el sector comercio con sus compras diarias.

Por otra parte, como hemos sabido ahora, si el pago pactado de la representada para con su representante era del 20 % y este se ha llevado de manera oculta e irregular el 30 %, nos deja al descubierto el dato de que ahora las 'mordidas' pudieran ser del 10 %, lejos, ya, de aquél famoso 3 % que aplicaba aquella familia catalana, ahora 'molt detestable'; y es que el IPC de los presuntos ladrones crece muchísimo más de prisa que el que se aplica a los convenios colectivos de los trabajadores o al aumento de la cuantía de las pensiones.

Hay otras cuestiones inexplicables en esta triste historia. No es fácil hacernos entender a los mortales cómo alguien, en estas condiciones, se deje ?presuntamente? expoliar un millón de euros tardando tanto en darse cuenta; ya nos gustaría a todos pasarnos las mañanas contando el dinero que ganamos la tarde anterior sentados en un plató de televisión, donde muchos días, entre algunas otras cosas, se puede merendar en directo. Es parte del trabajo de algunos.

Sin duda, otro asunto muy negativo de este culebrón es que este presunto fraude ha privado a instituciones benéficas y a particulares de recibir alguna cantidad de dinero por parte de la princesa del pueblo, que, dicho sea de paso y con justicia, tiene buen corazón y ha destinado parte de sus ganancias a ayudar a gente necesitada con donaciones y a veces asistiendo desinteresadamente a actos benéficos de los cuales, ahora hemos sabido, el presunto estafador se llevaba todo el dinero que podía y sin que la Diva se enterase. Hay que tener poca catadura moral. Hasta para 'llevárselo' se puede ser elegante, pero no era el caso.

Siempre estas cosas en el ámbito privado crean menos alarma que cuando suceden en lo público, lo que no nos debe impedir desear que se depuren las correspondientes responsabilidades y caiga el peso de la ley sobre el presunto culpable si hubiese lugar a ello.

Para finalizar, dadas las fechas que son, como dije al principio quiero mostrar mi consideración a todos los lectores de este medio, de manera muy especial a aquellos que dedican parte de su valioso tiempo a puntualizar nuestras opiniones con sus comentarios; sin su opinión esto no sería lo mismo.

Por todo lo dicho, Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!!!