Distinguir entre "LA FELICIDAD" y "mi felicidad" marca la diferencia de la vida feliz.
Que la felicidad está de moda no es noticia. Que se ha hecho de la misma un negocio tampoco. El que suscribe tiene un taller que se anuncia como "LAS DIEZ REGLAS PARA ATRAPAR LA FELICIDAD" y por tanto es una realidad que conozco de cerca. Tal es su auge que ya tenemos filias y fobias acerca de la metodología y la propia existencia y posibilidad de la felicidad en esta tierra, dado que existen creencias religiosas que la garantizan en la eternidad, como la cristiana a la que pertenezco.
La Neurociencia ha aportado datos que suponen remover postulados y confirmar enigmas históricos y milenarios que circulan por las redes a velocidades inusuales para momentos pasados muy recientes.
La pregunta que se puede realizar es: ¿Puedo apostar por la felicidad de mis hijos?, ¿Puedo apostar por mi felicidad? Es decir, ¿puedo poner la meta en ser feliz en esta vida? Aquí comienzan a distanciarse filósofos, psicólogos, educadores, coach?Unos afirmarán que sí y otros que no y los más que tal vez.
Niego la mayor, si lo que el hombre busca es SU FELICIDAD, la suya propia, en suma, "MI FELICIDAD" encontrará en el camino miles de obstáculos, entre ellos los que corresponden a él mismo. Más si lo que busco y es mi meta es "LA FELICIDAD", como sin posesivo, entonces me daré cuenta de cuán fácil es encontrarla a cada paso, pues el mundo se compone de esta energía, es su esencia. Encontrar "LA FELICIDAD" es reconocerla en todo lo creado y que nos rodea, es verificarla en lo sencillo y cotidiano, en el aire que nos permite respirar y vivir, en el agua que nos calma la sed, en el sol que los caliente y la luna que nos produce la mareas en el mar, en los árboles que depuran el aire, en el azul del cielo, en el gris de la nubes, en todo, todo cuantos nos rodea.
Alguno ya estará pensando que algún tornillo me falta, y, la verdad, sí, he tenido que quitarme y me han tenido que quitar varios tornillos para darme cuenta de muchas cosas, entre otras, que "LA FELICIDAD" la tengo al alcance de la mano cuando quiera, pero que "MI FELICIDAD" depende sólo de mí y sólo de mí. Por tanto, si conjugo "LA FELICIDAD" y "MI FELICIDAD" puedo estar y ser feliz, sin duda alguna.
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