La Constitución del '78, por la que actualmente nos regimos, la misma que no le gusta a Monedero y que acaba de cumplir treinta y siete años de nada, en su momento ya fue denostada por sus propios padres. "Una Constitución que no agradaba absolutamente a
Hoy, los que teníamos entonces veintipocos años podemos decir que no nos ha gustado de esta Constitución la falta de concreción en dos cosas esenciales: una, donde dice que los españoles tienen derecho a un trabajo, no indica que sea en Laponia; otra, que si el derecho es a una vivienda digna, no nos dice si es en casa de Verstrynge, en casa de Wyoming o en ninguna de las dos. Por tanto, no hay excusas, y aunque somos conscientes de que los políticos tienen respuestas para todo y nos van a señalar que la Constitución es una ley de leyes que sólo nos indica que la sociedad se debe mover atendiendo a la filosofía de ese texto, no nos aclara cómo. Eso es patrimonio de ellos, que para eso son políticos.
De ahí la importancia de votar bien el día 20 y tener el voto asentado sin necesidad de que nos llegue la luz a través de esa verbena político-televisiva que canta, salta, cocina, juega al dominó, al futbolín, al ping-pong y hace el pino si es necesario con tal de llevarse un voto a la cazuela.
Lo único que nos atrevemos a pedirle a usted, amigo votante, es que no sufra amnesia ni quede abducido por cantos miserere, que después ya sabe lo que ocurre con votar a ese vecino de su circunscripción a quien tanto admira y quiere. ¿Lo sabe? ¿No? Bueno, pues se lo digo: le verá sentado en el sillón del Congreso o del Senado como si fuera un currito de seiscientos euros pero un poco diferente, pues es posible que él tampoco tenga derecho a quejarse, pero sí tendrá la cartera llena. ¿Le suenan aquellos aplausos unánimes cuando votaron sí a la Reforma Laboral? ¿Acaso su paisano, ése al que usted votó, no aplaudía? Pues le diré que sí, que aplaudió, que los de su partido aplaudieron todos. Sin embargo, es una opción democrática que usted puede seguir votando hasta la muerte o hasta que la caja de las pensiones esté vacía, que es tanto de lo mismo.
Sobre el particular es magnífico lo que escribió el genial Mariano, o sea, "Fígaro", en aquel famoso artículo titulado "Dios nos asista". Don Mariano José de Larra daba así cuenta a su supuesto corresponsal en París, su amigo Andrés, del resultado de las elecciones: "Para que te formes una idea, han sido elegidos los sujetos siguientes: por Barcelona, don Juan Álvarez Mendizábal; por Cádiz, don Juan Álvarez Mendizábal; por Gerona, don Juan Álvarez Mendizábal; por Granada, don Juan Álvarez Mendizábal; por Madrid, don Juan Álvarez Mendizábal; por Málaga, don Juan Álvarez Mendizábal; por Pontevedra, don Juan Álvarez Mendizábal, etc., etc., etc.". Lo dicho, un genio.
Nosotros, que no somos unos genios, pues sólo emergen media docena de genios por cada siglo y en quince años ya están casi todos adjudicados ?Rato, Urgandarín, Bárcenas, ??, nos agarramos a la experiencia y vivimos la política como se bebe un buen vino, es decir, de manera cadenciosa, y así nos damos cuenta que ya es tarde para otras cosas: por ejemplo, miro "Interviú" de la semana pasada y soy consciente de que mi cuerpo ya no está para hacerse un Rivera en Ciudadanos, ni tampoco mi pelo para hacerse una coleta en Podemos o tener la Esperanza puesta en el PP.
Si acaso, porque fuimos colegas de profesión de Gutenberg, de Mark Twain, de Benjamín Franklin y de aquel amigo obrero de Unamuno, o sea, el tipógrafo Pablo Iglesias el viejo, gran luchador, ejemplo de honradez y brújula del PSOE con mayor o menor fortuna a lo largo de ciento treinta años, puede que votemos como él por el voto útil de izquierda y también porque un amigo nos asegura que con la vuelta al puño y la rosa practicarán un socialismo democrático más que la endeblita socialdemocracia; aunque no le den muchas vueltas a esto, que en los tiempos actuales tiene un matiz muy corto.
No obstante, existen otras opciones y pueden votar a ese joven de IU, Alberto Garzón, que tiene cara de buena gente, o al señor Herzog, de UPyD-Rosa Díez ("Robin Hood" de los preferentistas de Bankia) y háganlo así si lo desean, que les asiste todo el derecho del mundo, aunque es posible que alguien también les diga que no es un voto útil.
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