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La matanza, un rito convertido en fiesta
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JOSÉ MANUEL TABERNERO FRUTOS, MATANCERO DE HONOR

La matanza, un rito convertido en fiesta

Actualizado 07/12/2015
Miguel Corral

HINOJOSA DE DUERO | Vecinos y visitantes pudieron observar cada paso de este proceso tradicional, desde el sacrificio a la degustación de carnes

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Despertar entre los más pequeños el verdadero valor de tradiciones que se han mantenido vigentes hasta nuestros días, además de celebrar un día de fiesta y de convivencia entre todos los vecinos, son los objetivos que persigue el Ayuntamiento de Hinojosa de Duero con la celebración de la 'Matanza Típica', actividad que este lunes llegaba a su decimocuarta edición y que se ha convertido en este tiempo en cita ineludible del puente festivo de la Constitución.

De esta manera, los hinojoseros celebraban un evento que viene a preservar este rito ancestral que ha perdurado en el tiempo y que sirvió como práctica de subsistencia para muchas familias en el medio rural, cada año con menos presencia en Hinojosa, como reconocía el alcalde de la localidad, José Francisco Bautista, y que por ello es recurrente "mostrar a los niños y otros no tanto" una de las costumbres de gozó con gran arraigo entre los habitantes de Las Arribes.

Si el año anterior le llegaba el turno a Juan Manuel Frutos 'Churrero', en esta edición el puesto de Matancero de Honor le correspondía a José Manuel Tabernero Frutos, a quien le correspondía el honor de proceder al sacrificio y posterior despiece del cebón, una marrana de capa blanca de unas 10 arrobas de peso, aunque Julián 'el secretario' le echaba las 11.

Sea como fuere, la protagonista llegaba a la plaza de la Panera en un pequeño remolque. Allí esperaban mayores y pequeños dispuestos a revivir o conocer esta tradición, un rito en tiempos muy remotos y que durante los últimos siglos fue símbolo de fiesta en cada casa que tenía la suerte de contar con un marrano llegado San Martín.

Ante la mirada perpleja de los niños y la extrañeza de muchos adultos, la cochina sucumbía a los pocos segundos en el tajo tras el tino del matancero con el cuchillo, momento que daría paso al convite de mantecados, perrunillas, torta dulce y aguardiente de La Ribera, productos que desfilaban por entre los corrillos de la plaza en una mañana de excelente temperatura.

En otra parte, el grupo de mujeres se afanaba en la pela de patatas para la comida y en la elaboración de un caldo, bien caliente para reanimar los fríos estómagos de los presentes, con lo cual fue muy agradecido. Y entre tanto, matancero y ayudantes procedían al chamuscado con paja de la gorrina.

De cada uno de los pasos no apartaba la vista la chiquillería, más de una quincena de 'rapaces' de todas las edades que no querían perderse el acontecimiento

Paso a paso

Tras dejar el tocino limpio de cerdas, la marrana regresaba al tajo para que el matancero y sus ayudantes comenzaran el despiece con la separación del manto, paso imprescindible que facilita el destripado, para pasar más adelante a la extracción de las costillas y espinazo, y así dejar al descubierto los lomos, y finalizar con el corte de jamones y paletas.

De cada uno de los pasos no apartaba la vista la chiquillería, más de una quincena de 'rapaces' de todas las edades que no querían perderse el acontecimiento que tanto llamaba la atención de los mayores.

Y es que, ese es el principal objetivo que hace 14 años se marcara el Ayuntamiento de Hinojosa con la celebración de la Matanza Típica: que las generaciones actuales conozcan este legado que durante siglos fue parte trascendental en el sustento de sus antecesores, un pueblo en el que llegado el mes de diciembre retumbaba el sonido ?hoy para muchos desgarrador? del cochino sobre el tajo, aunque hasta hace unas décadas no era otra cosa que música celestial para las familias que lo escuchaban frente a sus puertas.

Mientras Mabel inmortalizaba con su cámara el momento o repartía perrunillas, Pepi repartía el caldo y otras pastas entre el público asistente. Emilia, Isabel, y otras mujeres, se afanaban en la comida, la limpieza de utensilios o procedían al escaldado de patas y orejas para dejarlas limpias como una patena.

Y entre paso y paso, el momento del rito se tornaba en fiesta, como siempre fue la matanza, para concluir con un buen plato de patatas 'meneás' y la carne de la marrana sobre la parrilla, magro y cuero a la brasa, morcilla y longaniza, y el sobrante de la cochina "para la residencia de mayores", como añadía el alcalde, porque del cerdo, hasta los andares.

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