Ricardo Gil desvela parte de la historia bejarana a través de su heráldica

Con motivo del Día de la Constitución, he dejado la crónica de la presentación del libro Béjar, Heráldica Municipal de Ricardo Gil Turrión, del pasado miércoles, para hoy día seis de diciembre, y he considerado que esta obra, por su importancia documental e histórica merece un artículo más amplio y una fecha significativa para su publicación.

Ricardo Gil Turrión estudió biblioteconomía por lo que es documentalista, además de diseñador gráfico. Es autor de diseños tan conocidos como Béjar Ciudad Cervantina o el de la residencia Buen Pastor. Y también extiende su vena artística hacia la pintura, en la que según Oscar Rivadeneyra, mezcla la imagen con el texto y el pensamiento.

Como hemos dicho anteriormente, el pasado miércoles, presentó su libro Béjar, Heráldica Municipal, un trabajo de investigación publicado por una editorial palentina, que recoge de manera divulgativa y cronológica una parte bastante desconocida de la historia de Béjar, su heráldica.

La interesante presentación del libro esclareció muchos puntos oscuros, o más bien habría que decir "coloristas", de algunos escudos bejaranos a los que el autor del libro denomina "logos", explicando la larga trayectoria y protocolos legales que un escudo debe seguir para formar parte de la heráldica de una ciudad.

Ricardo Gil, señaló en su presentación, la buena fortuna que tiene Béjar al poseer un escudo con historia propia, él se ha encargado de diseñar escudos modernos y actualizar otros antiguos, siguiendo esos protocolos de actuación que permiten su homologación u oficialización. Para los escudos modernos, de pueblos que quieren tener un signo distintivo, según explicó, se toman elementos naturales (flores endémicas, árboles significativos del entorno, etc) o bien historias tradicionales o fiestas populares, convirtiéndolos en símbolos que unan a sus habitantes bajo una misma identidad. Para modernizar los antiguos se toma la propia raíz del original, destacando los emblemas que más los representan, no se inventan nuevas formas.

A la hora de diseñar un escudo o modernizar uno antiguo, hay que tener en cuenta varios aspectos a nivel técnico, según explicó el experto Ricardo Gil, que permitan su reproducción como sello en los diferentes documentos en los que irá estampado, de manera fácil y económica, por lo que los colores tienen mucha importancia, y de ahí que los logotipos que pueden utilizarse de manera puntual, no sirvan como sellos. Poniendo un ejemplo de lo que no se debe hacer al modernizar un escudo, ha hecho alusión a los cinco pentágonos que durante una época conformaron lo que se dio en llamar el escudo oficial del Ayuntamiento y de los diferentes departamentos, hecho a cinco colores y con unos altísimos costes de reproducción, y además una representación heráldica incorrecta, que no habría pasado los controles de oficialización.

Estos rigurosos controles que debe pasar un escudo para su oficialización han variado a lo largo de la historia, los actuales consisten en que el escudo heráldico debe aprobarse en un Pleno y registrarse en la Real Academia de la Historia, después de haber pasado el visto bueno del Cronista de Armas de Castilla y León y como último trámite, debe ser publicado en el BOCyL.

Uno de los descubrimientos que hicimos los presentes en la reunión del miércoles, es que el escudo del Ayuntamiento de Béjar, no está oficializado, es decir, ningún equipo municipal se ha molestado en registrarlo, por lo que en la actualidad, puede ser utilizado o "mal utilizado" por cualquiera, y aunque ese símbolo bejarano, esté o no registrado, pude utilizarse por establecimientos comerciales, colectivos o asociaciones locales, pues supone una promoción de la imagen de la ciudad, sin embargo, el no tenerlo registrado podría suponer que cualquier pueblo de la comarca o de otro lugar, que se sintiera identificado, pudiera hacerlo suyo, incluidas las simbólicas abejas.

El actual diseño del sello de Béjar que se estampa en todos los socumentos oficiales, procede de la época franquista, aunque la primera vez que aparecieron las abejas fuera en el escudo de la Villa y Tierra, allí por 1331, por lo que este podría ser un buen momento para que se modernizara por expertos y se pensara en su definitiva oficialización, como están haciendo ayuntamientos de pueblos muy pequeños, con la idea de conformarse una identidad que vincule a los habitantes bajo un símbolo propio.

Ricardo Gil Turrión, que ha recuperado unos 200 escudos para su oficialización, actualmente está trabajando en un mural que recoge todos los escudos heráldicos oficializados de la provincia de Salamanca, un arduo trabajo de documentación en archivos históricos de poblaciones como Ciudad Rodrigo o Alba de Tormes, que tienen escudos muy antiguos, incluso concejiles, como es el caso del escudo bejarano.

La recopilación lleva un riguroso trabajo de control y datación de los sellos utilizados en las diferentes fechas, recogiendo los cambios que se han ido produciendo, por lo que hay que bucear en documentos, legajos y correspondencia, lo que confiere a estos trabajos un valor adicional y auxiliar a la historia de las comunidades, en el caso del libro Béjar, Heráldica Municipal, a la propia historia bejarana, pues es el primer estudio que se hace sobre los sellos del municipio.