Yo no la voté, claro. Como miles de españoles que no habíamos nacido o que aquel 6 de diciembre de 1978 eran menores de edad. Pero el hecho de no votarla no la convierte ante mis ojos en la plasmación escrita de un tejemaneje franquista, como algunos sueltan sin rubor, ni en un texto caduco u obsoleto, como alegan otros. ¿Cambiarla un poco para mejorarla o actualizarla? ¿Introducir conceptos como el federalismo, al que fían ciertos políticos la resolución del asunto catalán, con no poca ingenuidad? ¿Reestructurar las administraciones territoriales, como las diputaciones? ¿Eliminar el Senado? Reformar la Constitución requiere un consenso tan grande como el de 1978, algo que parece lejano hoy. Con que se cumpliera lo siguiente yo me daba por satisfecho?
1. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.
6. Los partidos políticos ? Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.
15. Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral.
27.3 Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
30. 1 Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España.
35.1 Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
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