Hay que arrimarse más

Hay que arrimarse más es el grito, a modo de protesta, que se le suele lanzar desde el tendido a aquel aspirante a torero que en tarde desafortunada no logra convencer al respetable. Como mucho, sus más firmes seguidores, en tal circunstancia, guardan silencio, pero la crítica cuya misión es contar de manera clara y fidedigna lo que pasa en el ruedo, dirá de él en este supuesto que? "éste no quiere ser torero".

Trasladando, comparativamente, este supuesto al ruedo político, sería evidente que el candidato del PP al no "poder" asistir personalmente al debate de Atresmedia del próximo día 7 no convence al respetable, en este caso el electorado, que quiere verle lidiar de tú a tú con el resto de "espadas"; esgrimir tareas de gobierno para no acudir a este debate electoral cuando el asunto de Estado, probablemente, más trascendente que hay ahora sobre la mesa (determinar qué tipo de ayuda se presta a Francia en su lucha contra el terrorismo yihadista) está pospuesto hasta después de las elecciones, es un argumento que no se cree nadie.

Esta vez el proceso electoral tiene como novedad más relevante la irrupción de candidatos muy jóvenes, con amplísima preparación académica y con una ambición propia de la juventud actual, que se sabe sobradamente preparada para cualquier tarea. A esto unimos que una gran empresa de comunicación ha montado un debate al más puro estilo americano con su parte de show incluida, formato inédito en España, desconocido hasta ahora por sus formas y al que los jóvenes aspirantes se han lanzado a tumba abierta, sin condiciones ni pactos previos ante dos periodistas rigurosos y de excelente reputación profesional. Es la nueva manera de hacer campaña electoral en los nuevos tiempos políticos que ahora arrancan.

Lamentablemente quien organiza el debate, interesado más en el aspecto mediático que en el político, como corresponde a criterios empresariales de medios de comunicación, ha dejado fuera a los candidatos de IU-Unidad Popular, Alberto Garzón, y al de UPyD, Andrés Herzog, contribuyendo ?de esta forma? a su ostracismo político, y se ha centrado en los cuatro más mediáticos, aquellos a quienes las encuestas señalan como más fuertes, en definitiva los que venden más.

Ante semejante escenario, el candidato Popular ha debido sentirse preso de lo que el 'filósofo' argentino Jorge Valdano popularizó en su día en España como 'miedo escénico' y ha decidido auto sustituirse por la Vicepresidenta, joven como sus rivales, hábil y de verbo fácil como sus rivales y ambiciosa, también, como ellos. Es evidente que con la presencia de Sáenz de Santamaría el debate ganará en brillantez y las posturas de su partido estarán mejor defendidas, lo que no justifica la ausencia del candidato a presidente, que es quien debería estar dando la cara y por tanto es a quien el electorado, en consecuencia defraudado, quiere ver debatiendo con sus rivales, o utilizando el símil taurino, arrimándose más.

No seré yo quien califique ahora la actitud de Rajoy por esta ausencia, pues ya lo han hecho sus adversarios políticos, con dureza pero a la vez con respeto, y otros muchos lo han hecho en las redes sociales con esa ironía e ingenio que nos caracteriza a los españoles, incluso a veces, por fortuna las menos, faltando al respeto que nunca debemos perdernos.

Ante esta ausencia y con la decepción que siente el electorado, la sentencia de los críticos sería clara, concreta y unánime: El candidato popular no quiere ser presidente.