El "photocall" de la muerte y las Elecciones del 20N

Pero bueno, son cosas del desafío terrorista al que nosotros no jugamos, por tanto, a lo nuestro, con el Papa Francisco, que aunque en Arabia Saudí no dejen inaugurar ninguna iglesia cristiana, eso es indiferente, pues la mayoría de los musulmanes que viven aquí no tienen la culpa de las locuras de los radicales y ellos deben seguir con las mezquitas abiertas, aunque con un solo "pero": que libertad y seguridad vayan unidas, no se puede pedir otra cosa, todo el mundo es consciente que quienes se inmolan en una discoteca también se llevan por delante a hermanos de su religión que no tenían ninguna prisa por encontrarse con las huríes.

EL SESGO DEL TERRORISMO

Con este subtítulo alguien puede pensar que mi artículo de hoy sólo alude a ese hecho de cortar, o sea, de sesgar, y esa no es nuestra intención. Existe otro sesgo, que aparece en las ciencias sociales y es estudiado por economistas, politólogos y sociólogos, que nos aclaran cómo ciertos hechos alteran el pensamiento de los individuos de una comunidad. Esto ya se observa en las encuestas: Si preguntamos a un grupo social sobre los principales problemas de la sociedad y en ese grupo ha ocurrido recientemente un caso de violencia que ha escandalizado a los ciudadanos, el encuestado puede que se acuerde del paro, de la corrupción, de los recortes o de los desahucios, pero como primer problema, sin duda, situará a la violencia. Eso significa que la encuesta ha sufrido un "sesgo" por el inoportuno momento de su realización.

Situémonos ahora en nuestro país, que se encuentra ante la más importante de las encuestas, es decir, la de las Elecciones del 20N y nos daremos cuenta que en el electorado existe un antes y un después de los atentados ocurridos en Francia. Ahora, se quiera o no, quien no tenga el voto definido por ideas, dará más valor a la seguridad, quedando el resto de problemas, excepto para los que los sufren, relegados a algo más doméstico. Es así, y es triste que el terrorismo vote en nuestras elecciones, pero es inevitable.

Y ante el miedo no vamos a decir qué partido saldrá más beneficiado, pues sería un alarde de imaginación, pero se nos ocurre una teoría automovilística en el que por una u otras razones ?quizá la de mayor importancia sea la experiencia en hechos anteriores? la rampa de salida de cada uno de los partidos puede sufrir alteraciones. Y, si es así, aquí los dos principales partidos, PP y PSOE, viajan en el Ave, aunque con distintas experiencias: unos en el pasado fueron más contundentes y metieron las tropas en Irak, y otros, más prudentes, las sacaron. Al ciudadano le tocará valorar qué es mejor o peor. A continuación, sigue CIUDADANOS, un partido que venía corriendo como una moto y a partir de ahora quién sabe si no tiene que conformarse con algo más modesto, como pudiera ser una vespino, pues entre el original, el PP, y la copia quizá haya mucha gente que se pronuncie por el original; al igual que PODEMOS, que subía y viajaba en ese ascensor que nunca se paraba en su sitio natural, o sea, en la planta de los indignados del 15M, y ahora es posible que el terrorismo no les afecte tanto como el que hayan aburrido a muchos descastados. IZQUIERDA UNIDA, inamovible en su postura, como siempre, llegará al 20N con paso firme y andando, y UNIÓN, PROGRESO Y DEMOCRACIA, que venía realizando el viaje en triciclo, es posible que pase a tomar la bicicleta, pero nadie sabe si será la de montaña o estática. El tiempo lo dirá.

No obstante, aparte del voto sesgado e indefinido, quienes tienen mucho que decir son esos que se abstienen por sistema, que serían los auténticos amos del cambio.