Economía de terror

Los actos terroristas en Francia no nos son ajenos. Tampoco desconocidos. Casi las mismas cifras de vidas sesgadas y las mismas anónimas personas que, sin quererlo, se harán protagonistas para siempre de la historia de nuestros países. Increíblemente, los más famosos, los verdugos. No sólo hay fallos de seguridad, también de tratamiento de la información. Los enemigos no son esos protagonistas, lo es el islam mal entendido.

Qué duda cabe que son grupos humanos anclados en la anti evolución humana y en creencias y actuaciones propias de la cultura occidental de hace más de 500 años y en cruzadas de hace ya casi 1.000 años. Paradójicamente, aquellas sociedades del medio oriente gozaban, por aquel entonces, de avances sociales y culturales mucho más elevadas que occidente. A la inversa que en la actualidad. Por esta argumentación, debemos tratar de evitar la tentación de actuaciones fallidas como las anteriores de carácter bélico, por mucho que nos lo pida el corazón y la mente. Acabar con la vida humana no es acabar con la forma de pensar o de actuar de una sociedad. Es lo que nosotros mismos procuramos: ni acaban con nuestra forma de vida, pero tampoco acabaremos con la suya.

Otra cosa bien distinta son las actuaciones de carácter económico, esas sí que cambian personas, sociedades, culturas y acciones. También lo conocemos en España tras el 11-M. El 11-S y el 11-M marcaron dos formas de actuar contra el terrorismo: controlar las cuentas, los movimientos bancarios y las acciones económicas de los grupos de presión. Estos grupos de presión movilizan legiones de ineptos, incultos y estratos socialmente inadaptados que vestidos con el mantra del islam, les animan a una solución gloriosa de acabar con sus vidas, sus desdichadas vidas.

En España fue E.T.A. hasta el 11-S. Todos aquellos que tachan a Aznar de vende patrias no saben reconocer que el mejor legado que nos dejó fue el bloqueo de cuentas del entramado HB, ELA, ETA, Mondragón y demás estructuras que mantenían la economía del terrorismo. Con la colaboración de Estados Unidos, todas las cuentas fueron identificadas, los entramados descubiertos y las financiaciones a la estructura, cortadas. Esto es lo que debemos hacer ahora, pero con la colaboración de todos.

Deberíamos poder tener la información, como ciudadanos, para poder tomar la decisión sobre las dudas acerca de la financiación del terrorismo y de si estas preguntas son las que afectan a las decisiones de nuestro gobierno y las nuestras propias. ¿Impedir el autoconsumo eléctrico vía fuentes de energía natural es favorecer el consumo del petróleo procedente de países en conflicto? ¿Favorecer las tensiones en Ucrania en favor del gas norteafricano en lugar del ruso provoca tensiones en zonas islámicas/islamistas? ¿Permitir a tantos y tantos españoles que tengan cuentas en Suiza y paraísos fiscales, que a su vez mueven esos capitales a acciones indeterminadas como compra de armas, tráfico de drogas o personas, son también una forma de favorecer acciones terroristas? ¿El consumo de drogas a nivel de calle, vía tráfico norte de África es también introducir flujo de dinero en el entorno islamista? ¿Quién paga la compra de obras de medio oriente para colecciones de arte de occidente privadas o públicas? Se sabe quien vende, se sabe quién paga/limpia el dinero negro y a quien se financia en la compra.

La lista de dudas es larguísima, pero una cuestión es indudable hay que acabar con la financiación al terrorismo islamista vía acuerdos internacionales y con colaboración de los paraísos fiscales, acompañado de medidas de rebaja fiscal en los países occidentales. El dinero en manos de "lo público" también fomenta actividades ilícitas, más que conocidas.