Al hilo del coche quemado, por Tamara Luis Florindo

Desde hace cinco años, llevo pidiendo, como deseo de año nuevo, un trabajo para mi padre. A cada entrevista de trabajo que ha ido o a cada lugar donde ha llevado un curriculum le han acabado diciendo que buscan a alguien con menos años. Seguro que esto que le dicen a mi padre, os lo han dicho a alguien más. Pero, ¿se es demasiado mayor para un puesto de trabajo que haces bien y que además te interesa?

La situación se complica cuando, por darse tres meses de alta para montar un pequeño negocio en verano, no puede recibir una ayuda económica y el dinero que ha ganado lo va utilizando para pagar los gastos que le vienen: pagarme a mi la Universidad, pagar luz y agua del verano, etc. Este dinero no es infinito, como piensan algunos, este dinero llega un momento en el que se acaba y tienes que buscarte la vida para ganar más con el que poder pagar los gastos que se vienen.

Mi padre, hasta ayer mismo, podía ganar un poquito de dinero cada día yendo a recolectar setas. Así, se le pasaba el tiempo rápido y no tenía la necesidad de pensar que no tenía trabajo. Esta mañana su coche, su único medio de transporte para sacar algún dinerillo, se quemó. Nuestra economía, desgraciadamente, no nos permite comprar otro coche, ni siquiera de segunda mano.

A poco más de un mes de llegar a Navidad y a otro año nuevo, pediré nuevamente un trabajo para mi padre. Espero que esta vez se cumpla.