En el día de ayer, 15 de noviembre, la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca (ARSA), ha celebrado, un año más, el Día Mundial Sin Alcohol.
Coincide que una de las personas que más se implica en la labor de sacar a personas de ese fondo movedizo llamado alcoholismo, es mi buena hermana María Moya.
María es trabajadora social de ARSA, profesora de Ética, Historia del Trabajo Social, colectivos en situación de dependencia y prácticas experimentales de la Universidad de Salamanca, pero sobre todo y ante todo, es una maravillosa persona. Por eso, decidí hablar con ella para que me contara algo sobre la lacra del alcohol en nuestra sociedad, y esto es lo que me contó:
J.- Buenas tardes, María.
M.- Buenas tarde, Jorge.
J.- María, ¿Qué labor realiza la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca?
M.- La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca es una asociación que comenzó a trabajar con los enfermos alcohólicos en el año 1977, desde el Barrio de Pizarrales. Su párroco, dos religiosas que trabajaban con él, y un enfermo alcohólico que se había rehabilitado en otra ciudad, vieron la necesidad de su creación debido a todos los casos con los que se encontraban diariamente en el barrio y a los que necesitaban dar respuesta. Su objetivo principal, desde el comienzo, fue y es la rehabilitación y reinserción social de los enfermos alcohólicos de toda la provincia de Salamanca junto con sus familiares.
J.- Entiendo, por lo que dices, la familia del enfermo alcohólico juega un papel muy importante en su rehabilitación ¿es así?
M.- Sí. Juegan un papel muy importante, no sólo porque son los que van a apoyar al enfermo en su día a día contra el alcohol, sino también porque, cuando hay un enfermo alcohólico en la familia, toda la familia está enferma, porque toda la familia sufre las consecuencias del alcoholismo.
J.- Pero María, una pregunta que me viene a la cabeza y que posiblemente le venga a todos los lectores, ¿Quién es un enfermo alcohólico? ¿El "borrachín" que va de lado a lado a las 11 de la mañana un día cualquiera?
M.- La mayoría de las personas piensan que el enfermo alcohólico es ese pero también puede ser enfermo alcohólico el que no puede vivir sin tomarse las 3 ? 4 o más cañitas al salir de trabajar, el que todos los fines de semana tiene que beber hasta embriagarse porque de otra forma no sabe divertirse, o incluso el que está sin beber normalmente y un día (cada 2 ó 3 meses), empieza a beber y no sabe parar. Es decir, el enfermo alcohólico es el que depende de una u otra manera del alcohol en momentos o días concretos. Incluso hay enfermos alcohólicos que sólo beben su vaso o dos de vino en la comida y en la cena. Pero dependen de esos vasos y, si un día dejan de tomarlo, sufren el síndrome de abstinencia alcohólica.
J.- Según lo que nos explicas, hay mucha más gente de lo que nos imaginamos con problemas de alcohol, ¿no es así?
M.- Sí. Normalmente, cuando los enfermos acuden a la asociación es porque ya han tenido problemas de alguna u otra forma (familiares, judiciales, laborales,?) pero hay otros muchos enfermos que, como no han tenido ese tipo de problemas, quizás no acudan a pedir ayuda nunca en su vida, ni ellos ni su familia.
J.- ¿Cuesta entonces que las personas reconozcan que tienen un problema con el alcohol?
M.- Sí. De hecho, la mayor parte de las veces no son los propios enfermos los que acuden a pedir ayuda a la asociación sino sus familiares. Date cuenta que es una enfermedad muy mal vista socialmente y más para las mujeres. No es fácil reconocer que dependes del alcohol incluso cuando ya estás sufriendo graves consecuencias del consumo. Le suelen echar la culpa a otras muchas cosas o personas pero ellos "siempre beben lo normal" y, si beben más de la cuenta: "tampoco es para tanto", "yo lo controlo", "lo puedo dejar cuando quiera". Incluso, dentro del núcleo familiar, cuesta mucho reconocer que uno de sus miembros tiene un problema con el alcohol. Muchos incluso no lo saben y piensan que simplemente es un "desgraciado", un "vicioso" que no piensa en la familia. Además, en España, y más en ciudades pequeñas como la nuestra, "los trapos sucios se lavan en casa" y nadie tiene por qué saber el problema que tenemos dentro.
J.- Cuando una persona con problemas de alcohol acude a la asociación, ¿Cuáles son los pasos a seguir?
M.- Cuando alguien acude a la asociación, lo primero que hago es tener una entrevista con ellos en la que, además de tomarle los datos necesarios (personales, laborales, sociales y de consumo), les explico en qué va a consistir el tratamiento. Después de esto les derivo al equipo médico de la Unidad de Tratamiento de Alcoholismo del SACYL, en el que hay una trabajadora social (la primera que le va a ver), una auxiliar de clínica, una enfermera, una psicóloga y un psiquiatra. Si no tienen seguridad social les derivo a un psiquiatra de su seguro médico privado.
Les doy una nueva cita para tener una entrevista de seguimiento, y se les invita a las terapias de grupo familiar que se realizan tanto en la Unidad de Alcoholismo, los lunes por la mañana, como en la asociación, los jueves por la tarde, dirigidas por el equipo médico de la Unidad de Alcoholismo.
J.- ¿Qué actividades realizáis en la asociación para ayudar a las personas en su rehabilitación?
M.- Tenemos una sala recreativa en la que pueden ir a jugar a las cartas o simplemente a charlar con los demás. También tenemos una sala en la que hay una televisión a disposición de todos los enfermos o sus familiares. Además, hay una sala de informática con varios ordenadores para el que lo desee. Así mismo, semanalmente tenemos un taller de manualidades que imparte la hija de uno de los usuarios y vamos a comenzar un taller de repostería que dará también un usuario.
J.- María, muchas gracias por tu tiempo y enhorabuena por la buena labor que estáis realizando para ayudar a todas las personas afectadas de esta enfermedad.
M.- Gracias a ti.
Hoy mi columna que es la de ustedes, la dedico a todos los franceses en concreto y a todos los hombres de bien en general, porque estos días todos somos "gabachos" (con todo el cariño). Insto a los gobernantes a que abran los ojos de una vez, y como decía Diderot: "Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso."
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