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La montería de Las Cañadas vuelve al lugar que le corresponde
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PARTICIPARON EN TORNO A 60 ESCOPETAS

La montería de Las Cañadas vuelve al lugar que le corresponde

Actualizado 14/11/2015
Miguel Corral

Fueron abatidos 32 cochinos y las posturas respetaron la entrada de un enorme lobo ibérico en una de las armadas

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La finca de Las Cañadas retornó este sábado al lugar que en la venatoria nunca debió perder y que siempre caracterizó a esta finca en las manos de Jesús Sánchez Montejo. Pues sí, Las Cañadas, finca de contrastada fama en el círculo montero y perteneciente al término municipal de Villarino de los Aires, volvió a reflejar este sábado los valores que siempre han identificado a esta práctica y que van mucho más allá del simple acto de matar un animal.

En esta última montería sobre jabalí y zorro quedó demostrado que el resultado del año anterior fue un 'accidente', también condicionado por la pésima climatología, así que el tapete de guarros volvía a predominar al finalizar una extraordinaria jornada con 32 cochinos abatidos, pero además ?quizá lo más importante? con una demostración más de que los cazadores saben respetar la naturaleza y las normas que rigen esta actividad.

En esta gran mancha de monte bajo, un ejemplar de lobo ibérico entró en una de las armadas sin que el puesto, que pudo abatir al cánido a escasos metros, ni siquiera encarara el arma. El cazador en cuestión es un conocido de los aficionados al tiro al plato, especialmente, el vitigudinense José Manuel Vicente Arroyo, que vio pasar por delante de su postura un enorme ejemplar de lobo sin que le hiciese mella la tentación de lograr uno de los trofeos más buscados al norte del Duero. Enhorabuena para el cazador y al lobo, que salió más contento que entró al puesto.

Al margen de la anécdota de la jornada, aunque no es nada nuevo en esta montería, hubo quien intentó contar el número de disparos que se escucharon, pero al final perdió la cuenta cuando a los pocos minutos de escucharse las primeras ladras, llegaba a los 68, por lo que es presumible que, como en otras ocasiones, a tenor del número de jabalíes abatidos, se superaran las 200 disparos. Por ello resulta difícil pensar que alguno de los algo más de medio centenar de puestos se quedara sin disparar, pero ya se sabe que en esto de la caza siempre hay unos más afortunados que otros.

Desarrollo de la montería

[Img #479025]La jornada comenzaba a las puertas del bar El Retiro en Vitigudino. No en vano, Carlos Prieto, su propietario, era junto a Roberto Gonzalo 'Piraña' el organizador de la cacería, por lo que la responsabilidad en esta ocasión recaía en Vitigudino, en dos cazadores a los que le ha picado el gusanillo venatorio para demostrar que aquí también hay gente emprendedora y que la caza por estos lares está infravalorada como recurso.

La hora de la junta comenzaba a las ocho y media de la mañana con el café correspondiente, la inscripción en la mesa y una hora después un buen aperitivo para apaciguar las largas horas de espera en el monte hasta la comida.

Entre tanto, monteros de todos los puntos de la provincia, e incluso alguno de renombre, procedían a su llegada al saludo cordial con los 'orgánicos', y entre corrillo y corrillo se escuchaba la impaciencia de las rehalas por salir al monte. La gran familia montera estaba casi al completo, en su mayoría grupos de amigos, compañeros de jornadas de caza que volvían a reencontrarse.

Tras el desayuno comenzaba el sorteo por riguroso orden de inscripción. Aquí aparecía 'Juanmi', mano derecha de la propiedad en esto de la caza, y que tras entregar a cada puesto su lugar en la mancha, procedía a recordar algunas de las normas básicas que debe cumplir todo buen montero, en especial aquellas relacionadas con la seguridad, y la de dejar cumplir la caza en el puesto, algo fundamental en esta finca debido al escaso relieve del terreno.

Concluida la ceremonia, con Padre Nuestro incluido, cada postor organizaba su armada antes de salir camino de Las Cañadas. La niebla de la noche ponía el cielo gris, pero una vez se aproximaba el mediodía, el sol ganaba la batalla a las nubes y dejaba un día extraordinario para la práctica de la montería.

Sobre las 11.15 horas tenía lugar la suelta, aunque incluso algún minuto antes de ese momento ya se habían escuchado los primeros disparos. Así hasta que los monteros perdieron la cuenta mucho antes de las tres de la tarde. Las ladras se sucedían y hubo hasta algún agarre, el guarro más grande fue de los perreros, por lo que pocos querían que acabase la montería.

Pero todo lo que tiene un principio tiene un final, así que bien pasadas las tres de la tarde, los postres recogían las armadas para dirigirse a las instalaciones de la finca, donde les aguardaba otro de los momentos más gratificantes de la caza. Tras una excelente comida en la que no faltó detalle, el tapete de cochinos se iba conformando hasta contar 32 con el sol ya oculto en Portugal. Pero sin duda, lo mejor de este día en Las Cañadas fue el ambiente montero, que regresó a esta emblemática finca para instalarse, esperamos, para siempre.

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