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El lobo no es un turrón
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(opinión) FUERA DE MANO

El lobo no es un turrón

Actualizado 09/11/2015
Antonio Vicente

ANTONIO VICENTE / Juez Internacional Canino

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[Img #474980]Por más esfuerzos que la marca turronera alicantina haga, será imposible que cuando oigamos su nombre pensemos en el dulce navideño y no en el rey de la fauna Ibérica, el gran depredador por excelencia. Hace muchos años, cuando muchos postulados se seguían al dictado de la madre naturaleza nos dijo el maestro en la escuela, muchas veces, que ni la zorra puede vivir con las gallinas ni el lobo con las ovejas.

Esta vieja máxima nos hará entender mejor la preocupación de nuestros ganaderos por la presencia del lobo en algunos puntos de nuestra comarca y que tanto daño viene haciendo a sus explotaciones con sus mortíferos ataques. Ni siquiera la literatura es ajena a este histórico daño, 'natural' por otra parte, dado que la naturaleza dejó asignado un determinado rol a cada uno en el reino animal. Recuerdo ahora el libro del veterinario extremeño José Manuel Sanz Timón (Valverde de la Vera, Cáceres, 23-9-1952), El Mastín Español (1985), donde en su prólogo narra cómo siendo niño, cuando vivía en la localidad abulense y serrana de Candeleda, vio una tarde de otoño llegar al pueblo, tras atravesar el Puerto del Pico, a un grupo de pastores con un gran rebaño de ovejas y sus útiles cargados en varias mulas. Desde allí partirían hacia Extremadura o hacia las vegas del Tajo por tierras de Talavera, dado que allí se bifurca la cañada. Mientras los pastores daban de beber a las mulas en un pilón, él se acercó a un joven de algo más de edad que la suya, que estaba dando de comer unos panes a unos enormes perros ataviados con unos collares de hierro con afilados picos.

Se fijó en uno de aquellos perros, de color negro, porque tenía una gran herida en la cara que abarcaba desde una oreja hasta su hocico, destrozando casi un ojo; tal era su fijación en aquel perro que el joven perrero, sin que antes hubiese mediado palabra entre ellos, le dijo: "Es de los lobos, nos entraron en el puerto". Posteriormente al autor del libro, su abuelo ?de vuelta a casa? le explicó que aquellos perros eran mastines, que aquellos collares se llamaban carlancas y que aquél joven era un zagal, que luego sería un rabadán y que quizás más tarde llegaría a ser un mayoral.

Esta narración nos deja dos datos de suma importancia, si somos algo observadores, acerca de las costumbres del lobo ibérico (además de enumerar uno de tantos ataques a los rebaños), y son que su manera natural de vida es asociado en manada y que el terreno de su dominio, donde tuvo siempre su morada, es en terrenos de alta montaña.

Más recientemente, en 2012, el actual presidente de Cantabria Miguel Angel Revilla, en su libro Nadie es más que nadie, nos narra en uno de sus capítulos cómo siendo adolescente y guardando las ovejas de la familia, fue víctima, también, del ataque del lobo en una zona montañosa de Cantabria.

Actualmente, y en lo que a nuestra Comunidad Autónoma se refiere, el rio Duero es la línea roja (más bien azul) que debe delimitar la ubicación natural de las manadas de lobos en nuestro territorio. Al norte del Duero se encuentran las mayores poblaciones de lobos de España, sobre todo en su cuna natural, la zamorana sierra de la Culebra, mayoritariamente en manadas haciéndose extensiva, su presencia, hacia Galicia. Las cifras, sobradamente conocidas, indican tras el último conteo 152 manadas donde la especie está catalogada como cinegética.

Al sur del Duero la presencia del lobo parece estar en unas 27 manadas y la normativa europea prohíbe su caza en un intento de que la especie se asiente en zonas de sierra, como podrían ser Gata o Béjar en nuestra provincia. En lo referente al territorio donde se emplaza nuestra comarca la presencia del lobo se cataloga por algunos estudiosos del cánido como de ejemplares errantes que paradójicamente causan más daño a la ganadería que las manadas y no cumplen con su supuesta función de implantar la especie en la zona donde se asienten. Se acepta el dato de que hay en nuestra Comunidad Autónoma 1.600 lobos frete a los 3.000 del total de la Península Ibérica.

Resulta incomprensible que en la actualidad la Junta no tome esta medida 'excepcional' en la comarca del Abadengo para liberar a los ganaderos y a sus ganados de los ataques que tan frecuentemente vienen sufriendo

No obstante, la Junta de Castilla y León tiene la facultad de abatir a través de sus patrullas de control alguno de estos lobos errantes de manera 'excepcional' cuando se ha constatado su especial necesidad de atacar a las explotaciones ganaderas y hayan fallado otras medidas encaminadas a hacer compatible la convivencia entre el lobo y los animales domésticos. Se ha demostrado que abatir estos ejemplares errantes no incide negativamente en la vida de las manadas allí donde se encuentren asentadas. Así se ha hecho en algunas ocasiones. Además La Junta ha intentado en varias ocasiones lograr que el lobo al sur del Duero sea especie cinegética, pero los colectivos ecologistas y los tribunales lo han impedido basándose en la normativa europea.

Resulta incomprensible, dados estos supuestos, que en la actualidad la Junta no tome esta medida 'excepcional' en la comarca del Abadengo para liberar a los ganaderos y a sus ganados de los ataques que tan frecuentemente vienen sufriendo en las últimas semanas, una vez que se ha constatado que tales ataques son de un ejemplar errante, en una zona además de absoluta fidelidad y afinidad, en otras materias, hacia quienes ahora parecen dejarles 'tirados' en la indiferencia y el abandono.

Otras cuestiones de menor relevancia (porque lo verdaderamente relevante es la presencia o no presencia del lobo en nuestra zona), pero polémicas igualmente, son las medidas que en su momento la Junta ha ido apuntando como soluciones a este problema para los ganaderos tales como la obligatoriedad de hacer un seguro o la tenencia de mastines al cuidado de los animales, aspectos estos que no solucionan el problema y ante las cuales los ganaderos han expresado los inconvenientes, para ellos, de tales medidas; mastines sueltos pueden plantear problemas de integridad física a terceros en estos tiempos en los que, por otra parte, tanto se fomenta el senderismo y los paseos en bicicleta por el campo.

Un seguro, además del gasto que supone y los inconvenientes burocráticos que conlleva, (el seguro paga tarde y paga mal, pues no cubre todos los gastos) no da solución a lo que el ganadero necesita para tener un explotación estable y rentable, que no es otra cosa que tener a sus animales tranquilos en el campo. Otras cosas, rozando lo rocambolesco, tienen que soportar los ganaderos como esa acusación de 'abandono' de sus animales con recomendación incluida de estabularles cada noche y no dejarles sueltos en el campo, recomendación propia de quien ignora totalmente la vida en el campo y las explotaciones ganaderas en régimen de extensivo.

En cualquier lugar y más en una zona como esta, que es una de las más ganaderas de España por el número de animales que hay, los ganaderos necesitan vivir con la tranquilidad de saber que sus explotaciones están seguras y libres del ataque del lobo y la Administración debe velar por esa seguridad en la misma medida que lo hace por la de cualquiera de nosotros y la de nuestros bienes. Es necesario que el lobo, en nuestra comarca, aparezca solo por Navidad en forma de dulce navideño.

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