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La caída del Imperio
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La caída del Imperio

Actualizado 07/11/2015
Rubén Sánchez Parazuelo

Estamos abocados a una refundación de las estructuras de Gobierno. Si preguntamos a nuestros jóvenes, especialmente a esos más jóvenes, fuertemente instruidos en Nuevas Tecnologías, pocos sabrán indicar tres grandes imperios de la era moderna y mucho menos si España alguna vez lo fue. Ponerle fechas y nombres no es un filtro más, es un imposible. ¿Se duda? Salgan a la calle. Pero, sin embargo, muchos, una amplia mayoría, afirmarían sin dudar que, actualmente, derrocarían el actual sistema. Y este problema no es sólo educacional.

La falta de política en el Congreso por la burocratización de los actores políticos, el sabor a hiel que actualmente deja el funcionamiento del Senado, la desconfianza en las instituciones por cuestiones que afectan al ciudadano de a pie y el nulo liderazgo político anuncian la caída del imperio del bipartidismo.

La fortaleza del líder, aquel capaz de unir y no de separar, de disuadir, convencer y persuadir mediante el labor de la oratoria, el tener piel, como se dice ahora, es inexistente. Los ciudadanos estamos no sólo en la peor recesión económica desde la gran crisis de 1929, si no en la peor crisis de creencia en la política desde hace 30 años. La Constitución no es que esté obsoleta, si no que no hay prácticamente nadie que salga en su defensa. Si ningún político cree en ella hoy día, ¿cómo pretendemos que lo hagan los ciudadanos?

Quien hoy escribe cree y ha creído firmemente en todo lo que me enseñaron mis padres y mis educadores en Maristas: centro de la convivencia, la paz y la estabilidad tras años de dictadura. Mis abuelos, recelosos y desconfiados en el inicio, fueron disfrutando de los logros del consenso. Un gran lider de la oratoria se encargó de diseñar, los burócratas pusieron los medios para realizar los avances. La Constitución no es papel mojado. Si acaso, necesita unos pequeños ajustes para adaptarse a las inevitables evoluciones de la sociedad.

Pero ¿Esperamos hoy día que un burócrata triste, gris, opaco, anquilosado y desangrado líder político español nos dé soluciones? Y no sólo es una cuestión de apariencia o de edad, es una cuestión de actitud. Cuesta escuchar un diálogo NO cínico de un político hacia el pueblo. Muchos de los que hoy toman la palabra justifican: la estratosférica subida del precio de la luz (con lo que se provoca una estrangulación del desarrollo productivo de nuestro país), la no reducción de los precios de los combustibles con una bajada del barril de petróleo al 50% (el precio del barril está casi a precios de inicio de la crisis), la permisividad con las prácticas bancarias deshonestas a entidades sostenidas con los impuestos de aquellos a los que al mismo tiempo se desprotege? Todo esto al final provoca una desafección hacia los líderes o grupos de personas que se afanan en no salirse de los idearios, notas de prensa, comunicados? Vamos, a no ser el verso suelto, el renglón torcido, el rarito del grupo. Incluso entre los nuevos partidos, ya existen casos de líderes que van al dictado de los que acostumbran a conducir al rebaño, caso flagrante el de Salamanca.

Para salir de la situación económica en la que estamos, no hace falta ser el mega burócrata salva patrias que venga ahora a decir que sólo con 30 años de experiencia en política, que siendo miembro de un partido "de Gobierno" se dan los valores de confianza necesarios para seguir pescando votos. Hay los suficientes funcionarios de alta cualificación, profesionales y alto grado de capacitación y, aunque algunas veces se les haya metido la mano en su bolsillo, bien pagados, para que lleven a cabo las políticas de la administración, las de la burocracia. Sin embargo, los políticos que quieran acariciar el poder, deberán ganarse la gloria de la política mediante la oratoria, mediante la capacidad de la voluntad, de la comprensión de las necesidades reales de la gente a pie de calle. Hay que oír y creer a aquel que hable de empleo desde el conocimiento de quien ha estado al frente de empresas o bajo la dirección de un jefe en el mundo empresarial, sabiendo lo que es jugarse SUS cuartos cada día, que conozcan el valor de soportar con su 45% de pago de impuestos el mantenimiento de una obesa administración. De quien hable de retornar a nuestros jóvenes valores emigrados mediante acciones económicas reales y apoyar a las empresas que nacen y a las que se encuentran en proceso de consolidación. Así es como todo el dinero de los que han saqueado el país o los que se están quedando sin ánimo de apoyar a sus conciudadanos se llevan sus patrimonios a Suiza, Andorra o paraísos fiscales; hagamos que se quede o que vuelva. De nada sirven las amnistías fiscales o listas de morosos si todo el euro que resulte del trabajo de nuestros funcionarios sólo vaya a servir para hacer que nuestros políticos dilapiden el dinero. Sin plan, sin autocrítica y sin líderes, los imperios se derrumban.

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