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La naturaleza del escorpión
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La naturaleza del escorpión

Actualizado 05/11/2015
Abel Sánchez

Es bien conocida la fábula que narra la historia de la rana que estaba a la orilla del río, a la que se acerca un escorpión que le pide que le ayude a cruzar a la otra orilla. Ante las reticencias de la rana, que no se fía del escorpión, éste la tranquiliza con el argumento irrefutable de que si le inyectara su veneno durante la travesía él también moriría ahogado; de esta forma ambas criaturas se disponen a cruzar el río, la rana nadando y el escorpión sobre su lomo, cuando a mitad de su aventura el escorpión inocula su veneno en la rana llevando a ambos a una muerte inevitable. Cuando la rana agoniza y recrimina al escorpión su comportamiento éste se limita a replicar: "lo siento, es mi naturaleza".

Algo parecido sucede con la izquierda española, parece que su naturaleza sea siempre la de acabar con cualquier intento de unidad de acción transformadora, aunque ello conlleve la propia autodestrucción.

Cuando falta apenas mes y medio para la celebración de las elecciones generales, que apuntaban a ser el momento de un cambio real y pueden ser el paradigma del cambio de todo para que nada cambie, la ejecutiva provincial de Izquierda Unida anuncia a bombo y platillo que ha decidido dimitir en bloque, dejando a la organización totalmente descabezada en medio de un proceso de participación en un proyecto de unidad popular, que parecen querer aniquilar porque escapa a su control. No se puede concebir una irresponsabilidad y una deslealtad mayor, ya no con su organización y sus afiliados, sino con todas las personas y colectivos que han decidido participar en un proyecto unitario que requiere de una generosidad y grandeza de miras que estos "dirigentes" han demostrado no tener. Debe ser su naturaleza.

Lo peor de todo es que no ha ocurrido nada que justifique esta actitud, lo peor de todo es que se trata de una maniobra premeditada que se viene preparando desde hace tiempo, buscando el momento en el que se pueda causar más daño, y que obedece a oscuras maniobras que pretenden repetir pasados ataques a la izquierda transformadora protagonizados por personajes sobrados de ego que creaban organizaciones ficticias para el desembarco en la casa común, buscando un sitio en el pesebre. Ahora parece que ya solo falta encontrar un Melchor que complete el trío de los reyes magos que quieren ofrecer el regalo de la cabeza de la izquierda para que la madre socialdemócrata los acoja en su calido seno y los premie con algún cargo en cualquier sitio. Ni siquiera tienen memoria para que les sirva de advertencia lo ocurrido con otros que ya lo hicieron antes y que pasaron de la gloria a la irrelevancia y al olvido (basta con que pregunten qué ha sido de los Curiel, Almeida, López Garrido y otros personajes similares).

En todo caso, siempre hay una parte positiva, porque estas actuaciones limpian de excrecencias los procesos de construcción de una izquierda realmente transformadora. Cuando las ratas abandonan el barco es síntoma de descomposición, pero a veces consiguen que se elimine el lastre y el barco reflote.

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