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Prudencia porque lo dice la OMS, pero...
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Prudencia porque lo dice la OMS, pero...

Actualizado 03/11/2015
Fernando Robustillo

Si le dedicáramos más recursos a la investigación sobre la cura del cáncer podríamos comer carne con moderación y sin tanto "halloween" por parte de la OMS, y es más, hasta habría quien llegase a decir lo mismo que aquel amigo a quien le invitó mi suegro

[Img #468629]Dicho lo anterior para desengrasar, miramos la agenda de la evolución humana y nos encontramos que las primeras jornadas gastronómicas con carne comenzaron hace dos millones quinientos mil años. Y yo me pregunto: ¿No es demasiado tiempo para que ahora debamos cambiar de costumbres? ¿No sería contraproducente y hasta puede que se nos deprima el metabolismo si la eliminamos del plato del día? Echemos la vista a la Historia y veamos lo que la Humanidad le debe a la carne bajo todos los puntos de vista (ya sea de sostén, tecnológico, biológico o cultural).

Pero antes es obligado preguntarse cuál fue el menú de nuestros ancestros en los millones de años anteriores en los que aún no consumían carne. Los estudios paleontológicos nos llevan a entender a un hombre primitivo que no se metía en conflictos con otras especies de cierta envergadura. Eran los primitivos austrolopitecus que, al igual que los chimpancés, se limitaban a comer hojas, frutos, raíces y, excepcionalmente, pequeños vertebrados, como algún pajarillo o sus huevos, y se zampaban todos los invertebrados que podían, ya fueran avispas, hormigas langostas, saltamontes, etc.

Pasó el tiempo hasta llegar al homo habilis, que, con un cerebro mayor, comenzó a engullir carne para matar el frío y mantener activas sus neuronas, y aunque no es seguro que la ingesta de carne nos hiciera más inteligentes, sí supuso un mayor desarrollo de las capacidades para conseguir tan apreciado manjar, siendo importante la ingente invención de útiles tecnológicos ?aunque fueran de piedra? para cazar y celebrar periódicos atracones.

En aquellos tiempos las sobras quedaban a merced de la carroña o, en algunos casos, de hombres atrevidos que sin ser conscientes de las consecuencias se prestaban como cobayas para que los demás aprendieran que no se debía comer carne que no fuera fresca. Así llegamos a los vestigios más antiguos del descubrimiento del fuego, que datan de hace un millón de años, y que supuso el inicio de un procesado de alimentos que no sólo permitió su conservación como ahumados, sino que eliminó la toxicidad en gran medida.

No obstante, aquello no significó que se abandonara la alimentación vegetariana, sino que la evolución del hombre y su preparación para aquel hostil medioambiente hicieron de la carne un alimento indispensable. Pero es importante saber que el ser humano, a pesar de su primitivismo o precisamente por ello, se terminaba por adaptar a su entorno, y si en unos sitios se valoraba la pesca y se comían animales marinos, en otros, como en el interior peninsular, disponían en mayor cantidad de la caza y de los vegetales.

Llegados al homo sapiens, con el que los avances se multiplicaron en cuanto a las técnicas de caza y pesca y a una mayor sofisticación en la conservación de alimentos (salación y la despensa de la nieve), que originaron que los alimentos fueran objeto de comercio entre zonas de escasez de unos productos y de abundancia de otros. Una diversificación que tuvo su impulso definitivo en el Neolítico con la aparición de la agricultura y la ganadería.

En la actualidad, que hemos entrado en la clonación y la manipulación genética ?esto sí debería preocuparnos? y, al igual que con la agricultura y la ganadería, debemos ser conocedores de los efectos, como fueron entonces algunas alergias, la intolerancia a la lactosa, la obesidad, la diabetes y los celíacos, que anteriormente no se daban.

Y tratado el tema con sensatez, a lo que debemos aspirar es a un mayor control de los alimentos, mucha mesura en el comer y holgado presupuesto para la investigación contra el cáncer. Pero que nadie espere que en nuestros pisos de noventa metros vayamos a tener, por haberlos desatado de la cadena de alimentación, vacas y cerdos como animales de compañía.

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