A propósito de los "pilaristas".

Allá por los años sesenta del pasado siglo, recuerdo, me encontraba en Ibiza cumpliendo el servicio militar. En mis ratos libres colaboraba con el maestro en la tarea de enseñar a leer y a escribir a los reclutas provenientes de las islas y del levante peninsular. En aquella época el índice de analfabetos entre los conscriptos era enormemente elevado. Un día el maestro, excelente persona, se le ocurrió hacer un test entre los alumnos. Se trataba de evaluar el coeficiente intelectual en base a asociaciones o algo parecido. El caso es que uno de los iletrados soldados-alumnos, un pastor de cabras alicantino, obtuvo la máxima puntuación. Ese maestro y el que suscribe habíamos cumplimentado el cuestionario con antelación y nos ganó por goleada. Le comenté al coronel tal resultado?. Cierto, el ejército poco podía hacer por el futuro de ese recluta. Era la sociedad civil la que debía ocuparse. Esa sociedad civil, ese gobierno de entonces tan "español" y tan "patriota" que exportaba a todos esos "pastores" en vagones de tercera clase a Suiza o Alemania. Piensen que en los años sesenta sólo el dos por ciento de la población accedía a estudios universitarios. Un inmenso desperdicio en lo que a recursos humanos se refiere. ¿Hemos mejorado? ¡Sin duda¡ Analfabetos ya no hay o casi. No obstante: ¿han aprendido algo nuestros políticos? ¿Conceden, al día de hoy, al conocimiento el prestigio y la importancia que merecen? Recuerdo que por los años noventa hablaba con un ingeniero holandés de UNILEVER, en Utrecht para ser exactos, y me decía: "para nosotros lo de menos es encontrar fuentes de financiación, lo más importante es encontrar talentos". Recuerdo que en El Salvador allá por el año 2001 trabajé en un proyecto de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) junto a algunos profesores norteamericanos y me decían: "vosotros los latinos estáis obsesionados con los títulos y las acreditaciones oficiales. Nosotros, en cambio, decidimos una nueva contratación mediante una entrevista" En efecto, en una entrevista no le preguntan al candidato que recite de memoria el Código Civil, más bien: "Oye chico ¿cómo resolverías este problema jurídico?" Así, de pronto, a quemarropa. Y si dices que dominas el alemán te formulan la cuestión en alemán. O bien: "Oye chico ¿qué has hecho de tu vida hasta la fecha? No, no me digas nada de títulos, los tengo aquí encima de la mesa". "Dime: ¿Qué otras cosas has hecho?" El candidato "pilarista" responde: Estudiar y vivir en casa de mis padres como un buen hijo". Malo, malo. O: "Me he costeado los estudios trabajando". Bien, bien. O, me fui al norte de la India a mis 18 años a colaborar en una ONG. Mejor, mejor. O: "Me fui, sólo, en bicicleta desde Amsterdam a Moscú. ¡Bárbaro¡ Bárbaro si además sabes lo que es preceptivo saber. En suma: ¡qué tomadura de pelo es eso que aquí llaman "la Marca España"¡ La Marca que exportó en su día, en la mayor orfandad, mano de obra y hoy la misma pero cualificada.