Tragedia, farsa

No es por empezar con la tantas veces citada frase de Marx de que la historia no sólo tiende a repetirse a sí misma, sino que lo hace primero como tragedia y luego como farsa, pero es que no soy capaz de escribir sobre la paradójica pirueta del Parlamento catalán (que se afirma y se niega a sí mismo a la vez) sólo desde un punto de vista. He leído muy poco a Marx, para qué fardar, y cuando lo he intentado no he entendido mucho la verdad, ni cuando lo explica el guasón de Slavo Zizec. No me da el coco.

Yo soy más de los tebeos, de aquellos Don Óptimo y Don Pésimo que dibujaba Escobar supongo que en el TBO o en el Pumbi, no lo recuerdo. Y en ellos pensé cuando escuché a la nueva Presidenta del Parlament anunciar que no iban a hacer caso a nadie más que a ellos mismos, la mitad de ellos mismos, que todos los demás estaban deslegitimados. Óle! Así que, como no sé con cual quedarme, haré la trampa de dar dos visiones y una de ellas será mala.

1. El primer muerto.

Un día llegará. Cuando se junta mucha gente (¿quién hubiera podido evitar lo del Madrid Arena?, ni con tantos precedentes como el de la Love Parade de Duisburgo dos años antes), y más aún cuando se han exacerbado los sentimientos, las consecuencias son imprevisibles, o más bien previsibles. Y menos mal que de este lado la gente parece bastante ajena a pitadas a himnos y quema de banderas pero si los catalanistas sintieran vejados sus símbolos, su bandera, o se pitaran sus segadores probablemente lo considerarían una gran ofensa. Un día se toparán dos grupos enfrentados en la calle, enseguida unos gritos, unos insultos, un forcejeo, un sopapo, la violencia, el primer muerto. Estos espadachines de salón que por prescindir de la corbata quieren mostrarse más cerca del pueblo actúan de manera imprudente. Ellos irán en sus coches oficiales pero la gente a la que han arrastrado a una situación de ruptura no se podrá luego detener. He escuchado a estos mentecatos mencionar el ejemplo de Kosovo a quien algunos países reconocen como Estado independiente y otros no. Dicen que con ellos pasará igual. Ignoran la historia, las diferencias étnicas. Silencian los muertos.

2. Pistas para aprovecharse de la independencia.

Desde luego lo mejor es relajarse y disfrutar. Pronto se van a enterar de lo que es tener ciertas responsabilidades. La primera de ellas arbitrar medidas para proteger el castellano (lo que ahora no es necesario) puesto que una gran parte de sus nacionales lo usarán. Buena oferta laboral para los profes de español. La segunda poner en marcha mecanismos de acogida a refugiados internacionales, de Siria por ejemplo, y a inmigrantes en general y españoles en particular. Sus playas van a arder. Los habitantes de las zonas limítrofes rápidamente se beneficiarán de la Sanidad de ambos lados. Recomiendo a las empresas empezar hacer sus cálculos cuando los productos catalanes pasen a ser de importación. Yo lo primero que haré será pedir la nacionalidad catalana y apuntarme al paro, o sin pedirla. Fuera bromas, es verdaderamente emocionante haber tenido la suerte de ver esta especie de cometa Halley, que pasa cada mil años. (La fotografía que acompaña este artículo es un pantallazo del público de Divendres, la tertulia política de máxima audiencia de TV3. Niños. Supongo que se habrán aburrido mucho pero da que pensar. El pixelado es mío, estoy acostumbrado a proteger a los menores. Y se critica la asignatura de Educación para la Ciudadanía)

Bueno, nos queda el drama, el drama que no vendrá después, que ya está allí ahora, el drama de los no abducidos, de los impuros, de las castas inferiores. La desolación ante una quimera, le parafrasearé el título a Cernuda. Pero no ignoro que tendremos que responder a los afectados por ese drama.