Arévalo clausura el V centenario de Santa Teresa con una obra de teatro llena de luz

Cuando Denis Rafter, prestigioso y conocido dramaturgo irlandés afincado en nuestro país, escribió 'Teresa, la jardinera de la luz' para el grupo de teatro Lazarillo de Tormes de la ONCE estaba claro que su firma en este proyecto teatral le avalaba como exitoso. Las numerosas representaciones por pueblos y ciudades de Castilla y León así como Extremadura y la Comunidad de Madrid, entre otras, a lo largo de todo este año teresiano así lo han demostrado.

Es un guión que en poco más de una hora concentra lo más relevante de la vida y obra de esta mujer que pasó por la época que le tocó vivir sin dejar indiferente a nadie. Época, que por otra parte, trataba a la mujer de forma que podríamos calificar denigrante. Teresa salta por encima de las convenciones de su tiempo y se enfrenta a los varones que regían el destino de toda la sociedad. Sólo su profunda fe en el ser a quien más amó, Dios, la empujó a enfrentarse a todo aquello que le impedía conseguir lo que para ella era de justicia.

'Teresa, la jardinera de la luz' ha ocupado ya muchas páginas y espacios en medios de comunicación. Pero hoy tenemos que reseñar que el pueblo más importante de la tierra de la santa abulense, Arévalo, clausuró su V centenario con la representación número 82 de este montaje. Arévalo apostó por la obra desde sus comienzos. Ya por marzo, cuando apenas había comenzado su rodaje por esos caminos de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, el ayuntamiento de esta importante localidad de Ávila tuvo claro que sería el broche que cerrara tan importante conmemoración. La obra de teatro ya prometía en sus comienzos, y las buenas críticas, sobre todo de los espectadores que a lo largo de estos meses han disfrutado de ella fueron un seguro de éxito en la elección.

El numeroso público que allí estaba, más de trescientas personas, que llenaban al completo la iglesia de santo Domingo de Silos de Arévalo, no quedó en absoluto decepcionado. Como siempre es una iglesia el marco perfecto para esta "jardinera de la luz" que ilumina sin duda alguna, los espacios por donde pasa así como a las gentes que de ella disfrutan.

La defensa enconada que unas monjas carmelitas hacen de su madre, en víspera de su muerte en Alba de Tormes, ante un enviado de la Inquisición, permite ir conociendo la grandeza y valentía de una mujer frágil en apariencia, y sobre todo mujer y religiosa, que llegó a lo más alto del mundo de los hombres y de Dios, con una tenacidad capaz de romper moldes e injusticias. Fiel por encima de todo a un hombre, Jesús de Nazaret, pasó por alto a los más fuertes y poderosos de la tierra, para llegar a lo más alto por méritos propios. No necesitó de aprobación alguna, ni hubiera necesitado de los reconocimientos posteriores de los que fue objeto, tanto en el mundo religioso como en el intelectual. Llegó a ser santa, doctora de la Iglesia, doctora "honoris causa" de algunas universidades; pero sobre todo fue una mujer fiel a sí misma por encima de todo, y así nos lo contó.

Arévalo se deleitó con los poemas de Teresa recitados por las actrices que daba vida a sus hermanas carmelitas, que con una gran determinación y sentido del humor rayando con la ironía, son capaces de conseguir que la Inquisición se arrodille ante la luz de una verdad ineludible, la que la voz de Teresa alza por encima de todo y todos. La ovación del público fue intensa y sincera como las emociones que a lo largo de la puesta en escena se desencadenaron.

Santo Domingo de Silos, antigua iglesia con raíces mudéjares, tiene una bella talla de san Francisco de Asís salida de la mano de Gregorio Fernández. Presidía con honor, lo allí representado ya que Teresa de Jesús fue al encuentro de su Dios un día de la festividad de san Francisco. Las notas del órgano que toca el maestro Salinas parecen sobrevolar sobre las del auténtico órgano de la iglesia y de su precioso coro. Todo se entretejía para hacer que una tarde tan lluviosa se llenara de luz.

Se dice que Teresa de Jesús metió sus pies en las aguas del Adaja que pasa por Arévalo y que desde entonces los peces allí pescados no se corrompen. Y es que algunos seres humanos han encontrado el misterio de lo realmente verdadero. Sólo hay que ponerse en camino. Teresa también dejó sus huellas en Arévalo y "La jardinera de la luz" ayudó a recordar?