Una Santa muy taurina

Parar, templar y mandar son las normas básicas para la ejecución del toreo bueno. Pues bien, D. Bernardino de Melgar y Abreu, Marqués de San Juan de Piedras Albas, gran teresiano y aficionado taurino, en su libro Fiestas de Toros, dice de Santa Teresa: "...una mujer de temple, resolución y carácter extraordinarios". Si lo llevamos a términos taurinos: valor, temple y mando.

Con estas tres virtudes, actualmente la Santa hubiera sido una gran aficionada a los toros. Por cierto que tuvo dos encuentros con toros bravos, durante las fundaciones de Medina del Campo y Duruelo, y ella misma lo cuenta en su libro de Las Fundaciones.

El primer episodio ocurre el 15 de agosto de 1567 al llegar a Medina del Campo, junto con tres religiosas, un sacerdote y Juan de Ávila. El grupo llega la noche del 14, víspera de la fiesta de Nuestra Señora, cuando iban a cerrar los toros para correrlos al día siguiente. Uno de los morlacos se separó de la manada y se fue directo hacia el grupo de religiosos que iban con Santa Teresa. ¡Pánico generalizado! Pero allí estaba la Santa para frenar la embestida: dando una voz al toro, este se paró y pasó sin embestir a ninguno del grupo.

El segundo encuentro con toros bravos fue en la fundación de Duruelo, primero de frailes carmelitas. En noviembre de 1568 fue hacia Duruelo a restaurar la casa en ruinas que le había regalado D. Rafael González. Como necesitaba transportar unas piedras grandes, la Santa se dirigió a pedir ayuda a un hombre muy rico, pero también perverso de sentimientos, acompañada por Julián de Ávila y Antonia del Espíritu Santo. La Santa le pidió dos bueyes mansos, para limpiar la casa y arrastras las piedras.

El perverso señor le dio dos toros bravos, Pinto y Bardino, sabiendo el dueño que sería imposible atarlos al yugo. Santa Teresa les dijo: "Venid a mí que ya no sois de vuestro amo, sino míos", y en presencia de todos los ató al yugo. Asombrado el perverso hombre rico, que esperaba verla por los aires y la vio acariciar a Pinto y Bardino, su corazón se ablandó y postrándose a los pies de la Santa, le pidió perdón por las malas intenciones, ofreciéndose para cuanto necesitara para la nueva fundación.

Hoy, en este año conmemorativo del V-Centenario de su nacimiento, el pueblo de Alba de Tormes quiere celebrar una corrida de toros teresiana en la Plaza de toros Ducal, completamente engalanada para tan importante acontecimiento y homenajear a Santa Teresa, una gran mujer cuyas virtudes de Valor, Temple y Mando muestran que hoy hubiera sido una gran aficionada a los toros. ¡Va por ti Teresa y que Dios reparta suerte!

Manuel Martín Cruz