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Siempre viva, 'La jardinera de la luz', llega a Martín de Yeltes
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GRUPO LAZARILLO DE TORMES

Siempre viva, 'La jardinera de la luz', llega a Martín de Yeltes

Actualizado 17/10/2015
Redacción

Actuación al día siguiente de la clausura del centenario de STJ, para obviar la muerte de una mujer que permanecerá perenne en la memoria de todos

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Y es que a pesar de los numerosos actos que tuvieron lugar el 15 de octubre para cerrar este año del V centenario de santa Teresa de Jesús el pueblo de Martín de Yeltes ha recibido al grupo de teatro Lazarillo de Tormes de la ONCE, con su obra Teresa, la jardinera de la luz. Es ya la representación número 80, y tuvo lugar en la tarde del 16 de octubre, en la iglesia parroquial de san Martín de esta localidad.

A lo largo de todo este año teresiano, se ha conmemorado el nacimiento de Teresa de Jesús hace cinco siglos. Y sin embargo parece una paradoja acabar con tanta celebración el día que se recuerda su muerte. Aunque en el calendario esté señalado el día 15, en realidad la auténtica fecha de este acontecimiento fue el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís. Sin embargo se hizo un cambio del calendario, que pasó del juliano (pagano) al gregoriano (religioso), y la fecha del fallecimiento de nuestra santa pasó al día 15. Parece curioso si observamos este baile de números, como el 15 la acompaña sin remedio. Ella nace en 1515; y es que en realidad esta "niña Bonita", pasó por el mundo dejando una huella indeleble en todos aquellos que la conocieron. Hombres y mujeres de su época, no pudieron sustraerse a una personalidad tan arrolladora, en la que por encima de todo brillada la determinación en el empeño de conseguir sus objetivos. Sólo un motor le daba fuerzas: Dios. Su inconmensurable amor a Él le permitió llegar donde quiso, en una auténtica lucha a favor de todo aquél que resultara invisible en la sociedad de su tiempo; en particular las mujeres.

Teresa, tan llena de vida, tan eterna en el tiempo, con una presencia que no se podrá borrar en la Historia de los hombres, sigue viva, a pesar de cualquier fecha del calendario. Así pues el 16 de octubre, Martín de Yeltes sigue celebrando con el grupo de teatro Lazarillo de Tormes y su proyecto teatral la figura de una mujer que marcó los caminos por donde pasaba, para no dejar indiferente a nadie, como no permaneció indiferente este pueblo de la comarca mirobrigense, ante tan particular puesta en escena. Con la plasticidad de sus cuadros escénicos, la fuerza de sus diálogos, que no carecen de dramatismo y emoción y en ocasiones, un claro sentido del humor, esta obra nos dibuja a una mujer increíble. De ello se encargan el grupo de hermanas carmelitas que la defiende con coraje ante el enviado de la Inquisición que quiere denostarla. Con la cadencia de sus poemas, o las palabras que marcaron la vida de Teresa, envuelto todo en la música del XVI, interpretada al órgano por el maestro Salinas, se acaba de configurar una puesta en escena en la que la narración de la vida y obra de nuestra particular monja adquiere otras dimensiones y una perspectiva distinta que engancha a cualquier espectador.

Martín de Yeltes se reunió en su iglesia parroquial de san Martín de Tours, al día siguiente de la clausura del centenario de Teresa de Jesús, para obviar la muerte de una mujer que permanecerá perenne en la memoria de todos. El escenario, siempre propicio de la iglesia, estaba presidido por la figura de san Martín, que aunque vestido ya con sus galas de obispo, tiene una historia que también habla de fuerza, caminos que recorrer y actos llenos de amor, pues cuando era un rico caballero que libraba mil batallas, quiso compartir su capa con un mendigo. Detuvo su caballo y con ello su azarosa vida y se inclinó para ofrecer la mitad de su capa a un pobre. Era su seña de identidad más valiosa. No la regalaba, la compartía. Y es que el acto de amor más grande, no es regalar lo que sobra, si no compartir con el otro todo lo que se es. De esto sabía mucho Teresa que se hubiera deleitado al saber que la localidad salmantina de Martín de Yeltes, cedió el nombre de su río a su santo patrón, ya que para ella el agua era la metáfora perfecta para explicar su diálogo de amor con Dios a través de la oración.

En su recién restaurada iglesia, estas sencillas y acogedoras gentes de Martín de Yeltes pusieron un broche de honor a esta etapa abierta en las representaciones de una obra que no se cierra con el centenario, si no que se empeña en su labor de llevar por esos caminos y a cualquier localidad que lo pida, la vida de alguien que supo poner de manifiesto que cualquiera puede ser protagonista de excepción de la mejor de las obras de teatro, nuestra propia vida, si creemos con fuerza y honestidad en nuestro particular cometido. Y para esta particular jardinera el marco de las iglesias es insustituible, pues entre las paredes de estos recintos se encierran todas las emociones de muchas vidas a lo largo de los siglos.

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