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El público abulense de Fuentes de Año aplaude la obra teatral de Teresa de Jesús
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REPRESENTACIÓN EN ÁVILA

El público abulense de Fuentes de Año aplaude la obra teatral de Teresa de Jesús

Actualizado 14/10/2015
Redacción

El grupo Lazarillo de Tormes de la ONCE ha representado 'Teresa, la jardinera de la luz' en 79 ocasiones desde que Denis Rafter la creara y dirigiera (GALERÍA DE FOTOS)

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A este pueblo abulense llegó 'Teresa, la jardinera de la luz', en la festividad del Pilar. Es sencillo hablar de esta exitosa obra porque allá por donde pasa va dejando huella como la dejó también el personaje en torno al cual gira el montaje. Hablar de Teresa de Jesús como si de un personaje se tratara, parece frívolo; pero si contemplamos en perspectiva la vida de esta mujer, vemos a un ser excepcional lleno de aristas, luces y sombras, pulido como un diamante que nace bruto de la tierra para llegar a brillar con la luz propia de la divinidad.

Éstas son las características que un personaje presenta ante el actor que lo interpreta: alguien que va tomando forma de la nada, y va creciendo cuando se le conoce hasta llegar a tener luz propia. Es un alter ego que aparece con autenticidad porque no hay que esconderse de nada ni de nadie para defenderlo. Y de esto sabe mucho el grupo Lazarillo de Tormes de la ONCE porque ha representado su obra en 79 ocasiones desde que Denis Rafter la creara y dirigiera. Teresa es auténtica, brilla con luz propia aunque sólo deje constancia de sus huellas impresas allá por donde pisa y arrolladora como una corriente de agua limpia que alimenta y da vida.

Sabiendo a priori todo esto, ha sido un lujo ofrecer el montaje en este sencillo pueblo de Ávila, tierra de Teresa. Lo primero que emociona es conocer el significado del nombre del pueblo. Fuentes de Año no es otra cosa que una preciosa redundancia que abunda en el agua, pues Año probablemente se refiera al término celta, por tanto anterior a los romanos, que significa también fuente, manantial. ¡Cómo le hubiera gustado a la andariega!

Ella que tanto utilizaba la imagen del agua para explicar sus experiencias con respecto a Dios, y que la ha hecho justa merecedora del título que lleva este montaje teatral. Ella fue una auténtica jardinera que fue sembrando por esos caminos, bebiendo de la fuente divina en la que creía y llevando luz por donde pasaba.

En Fuentes de Año se sabe que por allí pasó, sus pies pisaron estas tierras camino de Medina del Campo, cuando salió por primera vez de Ávila para fundar. Pudo además visitar de camino a un tío que vivía no lejos de allí, de lo que deja constancia una placa. Seguramente se sentó en la antigua y sobria iglesia mudéjar en la que tuvo lugar la representación.

Los habitantes del pueblo, que acudieron a verla, parecían imbuidos del espíritu de la santa, pues en todo momento estuvieron tan atentos ante lo que de ella se les contaba, que parecían parte de una pintura de un cuadro donde el altar era el escenario perfecto de lo que veían: hermosos planos estéticos de las hermanas carmelitas hablando de su madre, recitando sus poemas, defendiéndola con sus obras ante el dominico inquisidor y cantando con la música del XVI del maestro Salinas.

Nada nuevo para los que de la obra saben, pero sí emoción contenida y callada, llena de profundo respeto en la gente de este sencillo y antiquísimo lugar. No han tenido allí la fortuna de llegar a ser famosos como otros lugares por donde pasó Teresa de Jesús, pero la reacción agradecida y generosa hacia el grupo por lo que de ella se les contaba daba a entender que comprendían lo esencial del mensaje de una mujer que allí se sentó en otro tiempo, como ellos esa tarde, y que sin hacer demasiado ruido cambió su mundo. La fama adquirida fue un juego que se atribuyeron otros, pero los valores esenciales que dejó quedan en el corazón de estas gentes que se engrandecen por entender lo que realmente tiene valor.

El agua, la luz, las raíces de lo perenne formaron un canal de comunicación adecuado entre actores y público. Sus representantes con su alcalde a la cabeza derrocharon generosidad, con el grupo de teatro que pudo constatar como el valor de algunas cosas permanece en el anonimato como el valiosísimo retablo del gótico flamenco español del maestro Portillo que guardan en la sacristía de su iglesia. Data del mismo siglo en que vivió Teresa. ¿Lo vio ella? Quién lo sabe?

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