Portugal gira a la izquierda

Tras las elecciones legislativas celebradas en Portugal el pasado domingo, 4 de octubre, el parlamento que ha salido de las urnas ha desprendido unos resultados que antojan una complicada situación para los grandes partidos de cara a formar gobierno. Por un lado, la coalición de derechas gobernante, Portugal à Frente, podría llegar a revalidar el gobierno (aunque en minoría) si no llegan a un acuerdo los partidos de izquierda, mientras que el Partido Socialista podría ser quien tomase las riendas del ejecutivo, aunque esto le conllevaría hacerlo dependiendo de las dos formaciones comunistas (BE y CDU) que han logrado representación en la cámara.

En todo caso, tal y como preveían las encuestas pre-electorales, el hemiciclo portugués estará formado por una mayoría izquierdista, aunque la fuerza con más diputados será la coalición de derechas Portugal à Frente (PàF), que copará 104 asientos, por 85 del Partido Socialista (PS), 19 del Bloco de Esquerda (BE), 17 de la Coligação Democrática Unitária (CDU) y 1 de Pessoas, Animais, Natureza (PAN). Cabe indicar en este sentido que aún faltan por repartirse los 4 escaños de los portugueses emigrados al extranjero, que presumiblemente se asignen en forma de 2 para PàF y 2 para el PS.

Sea como fuere, la gran sorpresa de la noche electoral la dio el marxista Bloco de Esquerda (BE), que encabezado por Catarina Martins logró superar el 10% del voto y colocarse como tercera fuerza, duplicando los apoyos obtenidos hace cuatro años. Por debajo del Bloco se situó la Coligação Democrática Unitária (CDU), coalición encabezada por el Partido Comunista Portugués (PCP) que creció ligeramente respecto a hace cuatro años, lo que le ha valido aumentar en uno su número de diputados.

En cuanto a los dos principales partidos, la coalición de derechas Portugal á Frente (PàF), liderada por el primer ministro Passos Coelho, logró ser la fuerza más votada, pero acusó una notable caída, descendiendo casi 12 puntos respecto a 2011, cuando los dos partidos integrantes de dicha coalición alcanzaron el 50'4% de los votos, frente al 38'6% de la semana pasada. No obstante, el castigo electoral que le ha acarreado la política de austeridad y recortes sociales no fue aprovechado por el Partido Socialista (PS) de Antonio Costa, que continúa como segunda fuerza, con el 32'4% del voto, lo que le coloca en una situación comprometida si quiere gobernar.

Mucho más lejos de estas cuatro formaciones se situaron las siguientes fuerzas, de las cuales el partido ecologista Pessoas, Animais, Natureza (PAN) logró un sorpresivo diputado en el distrito de Lisboa. El resto de partidos quedaron fuera del hemiciclo, encabezadas por el socialdemócrata Partido Democrático Republicano (PDR) y el maoísta Partido Comunista dos Trabalhadores Portugueses (PCTP), formaciones estas dos que fueron las únicas extraparlamentarias que consiguieron superar el 1% del voto.

En todo caso, lo que sí parece desprenderse de las elecciones legislativas en Portugal, tras el enorme retroceso de la derecha en las urnas y el 'gatillazo' socialista en su intento de asaltar el poder, es que el comunismo, pese a su fraccionamiento partidista, ha sido la corriente ideológica más reforzada en estos comicios, al superar el 20% de los votos emitidos, siendo su mejor resultado desde 1980, en tiempos en que aún existían la Unión Soviética y Yugoslavia. De hecho, estas elecciones han sido las terceras en que más apoyo han logrado las formaciones marxistas de las quince que ha habido en Portugal tras la revolución de los claveles.

El cambio de escenario, no obstante, también se ha dado entre las propias fuerzas comunistas, pues el principal partido de esta ideología ha pasado a ser el Bloco de Esquerda (BE), que ha sustituido la tradicional hegemonía del Partido Comunista Portugués (PCP), que desde la instauración democrática en Portugal apenas había sido desplazado una única vez como partido marxista más votado (en 2009, precisamente por el Bloco). En todo caso, el electorado del PCP (o su coalición CDU) parece más fiel que el del Bloco, pues ha fluctuado de una manera más natural, sin dar grandes bandazos, con un crecimiento lento pero ininterrumpido desde que comenzase el siglo XXI.

Por otro lado, no puede obviarse el efecto que posee el sistema electoral por distritos en el sistema electoral portugués, con un amplio número de circunscripciones pequeñas que favorecen el reparto de escaños entre los dos grandes partidos nacionales. De hecho, si los diputados se repartiesen en una única circunscripción nacional, la configuración del parlamento sería bastante diferente, en la medida que favorecería una mayor representatividad de los partidos minoritarios. Así, con una circunscripción única y una barrera electoral del 3%, tanto Portugal à Frente como el Partido Socialista obtendrían menos diputados, hecho del que se favorecerían el Bloco de Esquerda y la Coligação Democrática Unitaria, que sobrepasarían la barrera de los veinte escaños. Asimismo, si se diese este mismo caso pero con una barrera electoral del 1%, se obtendría que Portugal à Frente no llegaría al centenar de diputados y el Partido Socialista bajaría a los 81. Nuevamente, el Bloco y la coalición del PCP se situarían en 20 o más diputados, mientras que el ecologista PAN lograría 3, y entrarían dos nuevos partidos en el parlamento, el Partido Democrático Republicano (PDR) y el Partido Comunista dos Trabalhadores Portugueses (PCTP).

Volviendo al sistema por distritos imperante, en los fronterizos con Salamanca, los de Bragança y Guarda, fue nuevamente la derecha la opción más secundada. Así, Portugal à Frente obtuvo un 49'4% del voto en Bragança y un 45'6% en Guarda, acusando no obstante un descenso en sus apoyos (en 2011 PSD y CDS-PP obtuvieron en estos distritos el 63'2% y el 57'5% de los sufragios), pero situándose muy por encima de la media nacional (38'6%). En el lado opuesto, las formaciones comunistas tuvieron en estos distritos un resultado mucho peor que su media nacional, no alcanzando ni tan siquiera el 10% del voto en Bragança.

Al igual que en los comicios de 2011, los resultados de Bragança y Coimbra contrastan con los resultados del distrito de Setúbal y los del Alentejo, que podrían considerarse sus antípodas ideológicas, pues en ellos Portugal à Frente estuvo casi veinte puntos por debajo de su media nacional y el Partido Socialista fue la fuerza más votada. La pujanza del comunismo en estos distritos nuevamente fue notable, hasta el punto de que la CDU del Partido Comunista Portugués alcanzó el 25% del voto en Beja, el 22% en Évora y el 19% en Setúbal, que sumados a los resultados de las otras fuerzas de corte comunista agruparían el 36'1% del voto de Beja, el 34'5% de Setúbal y el 32'5% de Évora, bastante por encima de los resultados obtenidos por los partidos conservadores y liberales, y con una fuerza casi pareja a la del socialismo.

Curiosamente, si observamos por distrito la fuerza más votada, obtenemos que el mapa de Portugal prácticamente se podría partir por la mitad, con la mitad norte en la que la formación más votada fue Portugal à Frente, y la mitad sur en que el más refrendado fue el Partido Socialista, hecho que se asemeja a lo que ha venido ocurriendo tradicionalmente en España, con la mitad sur afín al PSOE y la mitad norte electoralmente más conservadora (a excepción de Asturias).

Otra cuestión digna de señalar es la baja participación que han registrado estos comicios, en los que apenas votó el 57'0% de los ciudadanos con derecho a sufragio, lo que convierte estas elecciones en las que menos participación han tenido de la historia democrática portuguesa. Lejos queda ya la histórica movilización de las elecciones de 1975, las primeras tras la revolución de los claveles, que registró una participación del 91'7%.

En definitiva, las legislativas portuguesas del 4 de octubre han arrojado un escenario de minorías, en que ningún partido ha logrado la mayoría absoluta y, por tanto, precisará de otras fuerzas de cara a sacar adelante las medidas que desee implementar. El mejor posicionado para formar gobierno parece ser el Partido Socialista, en tanto que el Bloco de Esquerda ya anunció que su primer objetivo es que no gobierne la coalición de derechas de Passos Coelho. No obstante, esto no sería suficiente para que el PS accediese al ejecutivo pues, aparte de las condiciones que pudiese ponerle el Bloco para apoyarle, la suma de PS y BE suma los mismos diputados que la coalición Portugal à Frente, por lo que el PS necesitará buscar, o bien el apoyo de los 17 diputados de la CDU, o bien el del único diputado del ecologista PAN. Del mismo modo, Portugal à Frente ha invitado al PS a reunirse para tratar la posibilidad de realizar una gran coalición entre conservadores y socialistas bajo la dirección de Passos Coelho. ¿Habrá coalición de gobierno o gobierno en minoría? Se avecinan pactos para romper las minorías?