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La sabiduría y el tesoro
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La sabiduría y el tesoro

Actualizado 11/10/2015
José Román Flecha

El día 22 de septiembre de este año 2015 el Papa Francisco se reunió con las familias en la catedral de Santiago de Cuba. Tras escuchar el texto evangélico de las bodas de Caná el Papa afirmó que en "las bodas siempre se une el pasado que heredamos y el futuro que nos espera. Hay memoria y esperanza. Siempre se abre la oportunidad para agradecer todo lo que nos permitió llegar hasta el hoy con el mismo amor que hemos recibido".

Pues bien, Jesús comienza su vida pública precisamente en una boda, en el interior de una familia, en el seno de un hogar. Y es precisamente en el seno de nuestros hogares donde continuamente Él se sigue introduciendo, Él sigue siendo parte. Le gusta meterse en la familia.

Entra en nuestras casas para mostrarnos el amor de Dios y ayudarnos a descubrir el Espíritu vivo. Con eso, el Papa explica en siete puntos la misión educadora de la familia:

? Es en casa donde aprendemos la fraternidad, la solidaridad y el no ser avasalladores.

? En casa aprendemos a recibir y a agradecer la vida como una bendición.

? En la casa aprendemos que cada uno necesita a los demás para salir adelante.

? En casa recibimos el perdón, aprendemos a perdonar y a dejarnos transformar.

? En casa no hay lugar para las «caretas», somos lo que somos y somos invitados a buscar lo mejor para los demás.

? En el calor del hogar la fe empapa cada rincón, ilumina cada espacio, construye comunidad.

? En la casa las personas van aprendiendo a descubrir el amor concreto y operante de Dios.

En este tiempo todo nos lleva a separarnos y aislarnos. Con palabras que cita con frecuencia, dijo que hoy "no se sabe esperar, no se sabe pedir permiso, no se sabe pedir perdón, no se sabe dar gracias, porque la casa va quedando vacía? de relaciones, de contactos y de encuentros entre padres, hijos, abuelos, nietos, hermanos".

Pero la familia nos salva de dos fenómenos actuales, como la fragmentación y la masificación. "La familia es escuela de humanidad, que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros, a estar atento a la vida de los demás. Cuando vivimos bien en familia los egoísmos quedan chiquitos". Pero si no se vive una vida de familia nacen personalidades centradas en sí mismas, que sólo buscan su interés y no saben de solidaridad, de fraternidad, de trabajo en común, de amor, de discusión entre hermanos.

No pensemos que las familias son un problema. Son una oportunidad que tenemos que cuidar, proteger, acompañar. Es decir, son una bendición.

Dejar tras nosotros un mundo con familias es la mejor herencia. Dios nos estimula al amor y el amor siempre se compromete con las personas que ama. Por eso, cuidemos a nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana. Cuidemos a nuestras familias, verdaderos espacios de libertad. Cuidemos a nuestras familias, verdaderos centros de humanidad.

José-Román Flecha Andrés

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LA SABIDURÍA Y EL TESORO

Domingo 28º del Tiempo Ordinario. B.

"Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y a tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza". Así comienza el texto del libro de la Sabiduría que se lee en la misa de este domingo (Sab 7, 7.11). En los versículos siguientes se dice que la sabiduría es más preciosa que el oro y la plata.

Evidentemente, esa sabiduría, comparable a las piedras más preciosas, no puede confundirse con la mera erudición. No basta con saber muchas cosas para ser feliz. Para este autor bíblico la verdadera sabiduría, la que nos da la felicidad, es el conocimiento de Dios. Es la aceptación de su voluntad.

En realidad no es cuestión de "saberes" sino de "sabores". Se nos invita a gustar a Dios, su Ley y su proyecto sobre el mundo y sobre el hombre. Es realmente sabio quien conoce el camino de la bondad. Quien es consciente de que no basta con conocer la misericordia. Es preciso practicarla cada día.

UNA MIRADA CARIÑOSA

El evangelio que hoy se proclama nos presenta a "uno" que se acerca a Jesús y le pregunta: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" (Mc 10, 17-30). Jesús ha dicho que el agua que él nos da salta hasta la vida eterna. Y que el pan que él nos entrega nos da la vida eterna. Lo eterno es su horizonte y su promesa.

Tal vez este hombre conocía ya este lenguaje de Jesús. Como nos dice el texto, contaba ya con dos elementos para llevar una buena vida: riquezas y un comportamiento recto. Sin embargo, aspiraba a una vida que durara más allá de los límites de la muerte. Deseaba conocer el camino que conduce a esa patria. Y consideraba a Jesús como el Maestro adecuado.

Pues bien, en la respuesta de Jesús aparece también la sabiduría: "Ya sabes los mandamientos". Y en efecto, su interlocutor no sólo los sabía sino que, al parecer, los había cumplido desde pequeño. De acuerdo con las convicciones de su pueblo, estaba ya en el camino verdadero.

LO QUE FALTA

Jesús sabe que es necesario cumplir los mandamientos para ser feliz. Pero a la mirada cariñosa de Jesús sigue una preciosa orientación: "Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, da el dinero a los pobres ?así tendrás un tesoro en el cielo- , y luego sígueme".

? "Vende todo lo que tienes". El ser no puede reducirse al tener. El camino a la vida sin término no puede estar pavimentado por las cosas que terminan. Así que el rico ha de dejar de poner su confianza en los bienes que posee.

? "Da el dinero a los pobres". Dios es el dueño de todo lo que existe. Hay que defender el derecho humano a la propiedad. Pero sabiendo que los dones de Dios nos han sido entregados para que los distribuyamos con equidad entre los hijos de Dios.

? "Sígueme". Con esa palabra llamó Jesús a sus primeros discípulos. Pero ya se ve que el discipulado permanece abierto. Seguir a Jesús no es un peso obligatorio. Es una llamada y un honor para todos los dispuestos a escucharla

- Señor Jesús, tú sabes que ponemos nuestra confianza en las riquezas. Ayúdanos a compartir nuestros bienes con los pobres y marginados y a seguirte por el camino. Amén.

José-Román Flecha Andrés

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