![[Img #447290]](https://imagenesnetytec.blob.core.windows.net/simg/imgf/2015/10/img_447290.jpg)
Hay reglas que no se deben omitir al profundizar en lo desconocido. Al esfuerzo intelectual, ha de sumarse la prudencia porque, no es lo mismo emitir juicios asistidos por intuición, que hacerlo cuando se sabe como funcionan determinados procesos.
Pero, tanto en un caso como en otro, hemos de ser cautos; meticulosos en nuestras determinaciones porque, el conocimiento acerca de lo que nos rodea es muy limitado, y nuestra imaginación demasiado activa para cubrir con fantasías los huecos que originan las dudas.
Además, siempre nos persigue la desconfianza; la presunción de que nuestro comportamiento pudo ser mejorado. Lo cierto es que, discurrimos sobre bases desestructuradas, donde, las pocas certezas que alcanzamos, no son extrapolables a los demás. Cada uno descubre verdades diferentes en función de sus reacciones frente al medio y de los recursos con que le ha dotado la Madre Naturaleza.
Cuando buscamos la verdad, volcamos la mirada sobre las cosas. ¡Qué gran error! La verdad es ajena a las formas y volúmenes donde fijamos la vista. Siempre necesitamos reflexionar, si no queremos perdernos en un mundo tan complicado y tan lleno de contrariedades.
Sólo cuando la inteligencia alcanza un grado aceptable de certeza, podemos acreditar nuestro conocimiento sobre las cosas. También sobre las situaciones que estas originan. Sin embargo, nunca hallamos razones suficientes para saber si vamos por buen camino. Cada día nos vemos obligados a corregir el rumbo. La experiencia del día anterior no sirve, porque aparecen nuevos elementos en juego que alteran la situación y exigen de nosotros aptitudes que no tenemos. Por eso dudamos, nos equivocamos, y volvemos a empezar.
![[Img #447289]](https://imagenesnetytec.blob.core.windows.net/simg/imgf/2015/10/img_447289.jpg)
Somos como las hormigas que hacen y deshacen el camino. Leemos, descansamos, conversamos con los demás; incluso investigamos y nos esforzamos al máximo para conquistar la piedra filosofal. Pero ese eslabón invisible, cuyo descubrimiento nos haría semejantes a Dios, permanece oculto. Mucho se cuidó el Creador de esconderlo dentro de cada uno de nosotros para que no fuera encontrado. Pues, siguiendo la lógica a la que estamos acostumbrados, siempre lo buscamos fuera.
Son nuestras dudas quienes nos llevan y nos traen de un lugar a otro. Ni alcanzamos la verdad ni nos perdemos definitivamente. Grave situación la del género humano al disponer de tan enorme potencial sin saber como gestionarlo.
![[Img #447291]](https://imagenesnetytec.blob.core.windows.net/simg/imgf/2015/10/img_447291.jpg)
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.