Mesetarios

Parece que los dirigentes nacionalistas catalanes, cada día menos vinculados con los problemas reales de sus bases, quieren rodar la enésima versión de su película "Perros Callejeros" con los ciudadanos catalanes de protagonistas gratuitos. Una vez más no son conscientes del cansancio y la realidad social a la que asistimos, su público, el resto de España. La angustia y el stress está agotando cada día más y otro también a unas clases sociales, en toda España, y Cataluña también, castigadas por la crisis, la falta de empleo y soluciones, y las subidas de impuestos.

Así hemos asistido a la enésima parte de la farsa catalana dirigida por el señor Mas para escapar de la justicia, para tapar los desmanes del pujolismo, y su mala gestión como presidente autonómico, de su particular huída hacia adelante que de momento, fracaso tras fracaso, ha acabado con su socio Unió y ahora acabará por triturar a su partido. Ahora es momento de plantearse nuevas dudas ante los resultados electorales, pero lo que está claro es que si restáramos a estos comicios a la población inmigrante extranjera, que por residentes han votado, probablemente si se realizará un referéndum todavía los independentistas sacarían menos votos.

Su dudosa legitimidad no se puede imponer a la mayoría. Las noticias que vamos viendo cada día en Cataluña dan la sensación de que estemos en el siglo de la unión dinástica, como algún cabeza pensante de su partido ha dicho en televisión, o de la guerra de 1714. Que tendrán que ver los Reyes Católicos o Felipe V, con lo que pasa hoy en día. El miedo a los borbones nace del monopolio del aguardiente que tenían los catalanes con las colonias americanas, y el temor a que pasara a manos francesas. Al final egoísmo y nada más, y engaño de la mayoría. Además la farsa histórica que aprenden los niños en los libros olvida que los Reyes Católicos eran primos y que Felipe V era sobrino de Carlos II, todo quedaba en familia. La gente tanto aquí como allí tiene la idea equivocada de que los súbditos en la edad media o moderna eran libres y podían decidir como en las películas americanas. La realidad era todo lo contrario, los reinos eran cortijos de sus reyes, que los podían vender, repartir o dar de dote a sus hijos, con sus habitantes y ciudades. No eran libres ni sabían que era eso; eran súbditos. No tenían el mismo concepto de Estado de hoy en día. Querer entender o comparar, esos tiempos con parámetros actuales es como decimos en Castilla de bobos. La falta de solidaridad, la xenofobía a lo español, la corrupción y todo lo que acompaña la vida política de este país tiene mucho que ver con las teorías nacionalistas de algunos que quieren imponer a los demás.

No basta, pues, con la historia de los historiadores. Spengler creyó descubrir, en su libro, La decadencia de Occidente, la verdadera substancia, el verdadero «objeto» histórico en la «cultura». La«cultura», esto es, un cierto modo orgánico de pensar y sentir, sería, según él el sujeto, el protagonista de todo proceso histórico. Hasta ahora han aparecido sobre la tierra varios de estos seres propiamente históricos. Spengler enumera hasta nueve culturas, cuya existencia ha ido sucesivamente llenando el tiempo histórico. Las «culturas» tienen una vida independiente de las razas que las llevan en si. Son individuos biológicos aparte. Las culturas son plantas?dice?. Y, como éstas, tienen su carrera vital predeterminada. Atraviesan la juventud y la madurez para caer inexorablemente en decrepitud. Hoy día la cultura es global y la catalana no puede apartar su españolidad.

Pensar que los catalanes de antaño eran como los de ahora es de risa, pero algunos se lo creen. La gente de antes no era así. Cataluña ha defendido a lo largo de la historia la idea de España en incontables ocasiones. Mi abuelo tenía más seny y honorabilidad que el polvo de los zapatos de este tal Mas, que nadie sabe de donde ha venido o llegado. Así las cosas en Cataluña en los pasillos y los despachos algunos ya se están apuñalando y vendiendo a sus compañeros, o a sí mismos, sus ropas y votos por algunas monedas, y crece el temor por el posible auge de unas izquierdas descontroladas, probablemente cuando vean que no se cumplen algunos pactos secretos entre los nacionalistas, de izquierdas y de derechas, republicanos y constitucionalistas, y que campe el desgobierno, lo que pronto hará que veamos unas nuevas elecciones.

Por otro lado aquí en Castilla y León algunos nos empezamos a plantear si ya nos vamos a convertir en ciudadanos de tercera o de cuarta. Pues el gobierno de turno tendrá que pactar prebendas con los gobernantes de los ciudadanos catalanes de 1ª, para que estén tranquilos unos años, mientras los mesetarios nos quedaremos a verlas venir, mientras nuestra juventud emigra y los pueblos se caen, y los políticos que nos defienden volverán agachar la cabeza frente a los mandatos de Madrid.