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Una revolución romántica que llevó a la ciudad a los libros de historia
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HOMENAJE A LOS MÁRTIRES DE LA LIBERTAD EN LA PUERTA DE LA VILLA

Una revolución romántica que llevó a la ciudad a los libros de historia

Actualizado 29/09/2015
Redacción Béjar

BÉJAR | Luis Rodríguez elogia la labor de Celador, "afrontó con responsabilidad los momentos difíciles"

[Img #441072]A las 18.30 horas tenía lugar en Béjar otro acto de homenaje a los Mártires de la Libertad, que cada año convoca la Agrupación Socialista Bejarana, en la Puerta de la Villa, al que han asistido un importante número de militantes y simpatizantes, además de una representación de los partidos políticos bejaranos.

Este acto se ha iniciado con la intervención de José Luis Rodríguez Celador, portavoz del Grupo Municipal Socialista, que ha destacado la importancia de los hechos acaecidos en 1868, pues colocaron a Béjar en la historia que se estudia en los libros, por haber sido "la chispa que encendió una revolución". Añadiendo que aunque sus consecuencias quedaron frustradas en los primeros años, sirvieron para sembrar las bases de unos principios que se consiguieron después.

El invitado de este año ha sido Luis Rodríguez, médico y escritor bejarano, ha tratado de situar el inicio de la revolución de 1868 que desembocó en la Primera República, en un contexto político y social, estableciendo paralelismos con el actual panorama en España.

Terminó su intervención dirigiendo unas palabras de agradecimiento a Celador, elogiando su labor al frente de la Agrupación Socialista y la asunción de responsabilidades a las que tuvo que hacer frente en las pasadas elecciones municipales, evocando a una revolución, que sostiene que aún no ha acabado.

Para él se trató de una "revolución romántica", que supuso un intento de cambiar la ubicación del poder, pero que no se hizo en el momento oportuno para que fructificara.

Se produjo en un periodo de la historia de gran corrupción política, crisis económica, debilidad del sistema y tasas muy bajas de movilidad social que no permitía a los ciudadanos salir del estatus en el que había nacido. Además, se hizo por fuerzas muy diferentes, liberales, divididos entre progresistas y moderados, unionistas partidarios de la monarquía y las doctrinas de la iglesia, así como federalistas e unitarios.

A pesar del clima de inestabilidad se consiguió el sufragio universal para los hombres mayores de 25 años, sin tener en cuenta los niveles de renta, sin embargo, el analfabetismo llevó a una escasa participación de apenas un 40%; la abolición de la pena de muerte; la supresión de las quintas, por las que uno de cada diez varones estaba obligado a ir a prestar servicio en guerras y contiendas, y de las que sólo se libraban mediante pago; la supresión del fielato, que era un impuesto sobre las compraventas, también se concedieron los fueros a catalanes y vascos para controlar a los carlistas, concentrados en esas zonas; se estableció la libertad de prensa, de asociación y culto; la inviolabilidad del domicilio; y un nuevo orden provincial que nunca pudo llevarse a cabo, dividiendo el territorio en 88 provincias, de las cuales una de ellas habría correspondido al alfoz de Béjar.

La revolución se planificó con meticulosidad, y se le dio a Béjar un papel protagonista, mientras el alzamiento se producía a la vez en esta ciudad y en Portugal, y el ejército de Valladolid se centraba, dividido, en ambos frentes, la verdadera batalla se libraba en Alcolea.

Cayeron 28 bejaranos, víctimas de la contienda, pero no fueron soldados, sino casi todos niños y ancianos que se quedaron en sus casas situadas en el extrarradio, víctimas de una revolución que duró apenas seis años, hasta que el sueño acabó con la entrada del general Pavía en el Congreso, a lomos de su caballo y trajo la restauración borbónica.

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