Una de las características de los llamados grandes partidos políticos españoles es tratar a la ciudadanía como personas de mente infantil pre-guardería. Prueba de ello ha sido la campaña para las elecciones autonómicas catalanas, quizás más exagerada de lo habitual. A lo mejor es ese el nivel intelectual de los políticos españoles (y por tanto también de los catalanes), aunque al contar votos se puede dudar sobre la realidad de la primera aseveración sobre infantilidad. Así se trató a las pensiones.
Justo en medio de una nueva campaña del miedo basada en interesados informes que cuestionan la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Información bien aireada por medios afines al poder económico, acompañada de la casual invitación a suscribir planes privados de pensiones (gobierno incluido). Todo para mantener la especulación como base de la economía, demasiado dinero goloso que se puede gestionar sin dar apenas explicaciones, avaladas siempre por incuestionables razones del dios mercado. No cuentan, claro, la vulnerabilidad del llamado sistema privado, como bien saben los chilenos por ejemplo.
Desde el huracán neoliberal de los 80 se pretende privatizar lo destinado al bien común. Dicen que la economía crece con la fórmula (del PP) de más competitividad, más precariedad y menos impuestos y sector público que consiguen más ingresos y más empleo. Este año la Seguridad Social ingresará menos, con más cotizantes que en 2011, y aunque es conocido que hay muchas más horas extras su aportación está en niveles del año 2000. El "moderno" neoliberalismo del siglo XXI abusa de la contratación temporal y del empleo precario, recordando demasiado a Charles Dickens. Con eficaces e hipócritas colaboradores que dicen ser de izquierdas como PSOE, CC.OO. o UGT que avalaron el recorte de pensiones y ahora defienden lo contrario. A pesar de todo hay suficientes recursos, si se gestionan desde el interés general para mantener, e incluso mejorar, el estado actual de las pensiones.
Si se quiere, no hay que buscar mucho para encontrar información que contradice esa visión falsa y oportunista de la realidad. Se nos invita a contratar planes privados de pensiones cuya rentabilidad ha sido del 1,2% en los últimos 15 años, o negativa para el 19%, con comisiones crecientes, arriesgados en una bolsa cada vez más especulativa. El crecimiento de ricos en España duplica la media mundial, unos 400.000 individuos acumulan el 33% del PIB, mientras 9 millones largos de pensionistas reciben el 11%, y la inmensa mayoría pierde poder adquisitivo y recursos sociales. Por no olvidar la "prosperidad" del fraude fiscal, el 74% vinculado a grandes empresas y patrimonios, llamativo cuando los ingresos fiscales son un 8% menores a la media de la Unión Europea. Y somos uno de los países de la OCDE donde más aumenta la desigualdad. Se quedan con los recursos para la sanidad, educación, etc., y ahora pretenden los fondos de reserva de las pensiones, atemorizando a la población.
Existen recursos suficientes para atender los derechos básicos de la ciudadanía como pensiones, sanidad, educación, dependencia..., pero falta voluntad política, sobra miedo y pasividad social para luchar por ellos. Y si alguien lo intenta, sale Montoro diciendo que "los cantos de sirena del populismo solo producen frustración", o los llaman radicales, extremistas?, como si ellos no lo fueran. Nada de repartir equitativamente los recursos que atesoran unos pocos, necesarios para conseguir un mundo mejor, más justo y seguro. Lo demás, efectivamente, son cantos de sirena para atraer incautos paralizados por el temor inducido que propagan con profusión los voceros del pensamiento único. En pocos meses tendremos una nueva ocasión para decidir sobre ello, los catalanes no parece que lo hayan aprovechado mucho.
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