Gestión municipal

En los últimos años los casos de corrupción política en España se han incrementado considerablemente o, quizás, los mecanismos de control político y judicial han funcionado mejor. Prefiero quedarme con esta última impresión y tener esperanza en que la transparencia en la gestión (uno de los valores más importantes de un Estado de Derecho) se consolide cada vez más en la ciudadanía y que ésta soporte, cada vez menos, que los políticos sean una casta privilegiada y que se apropien del dinero que es de todos, de los recursos destinados a sanidad, educación, políticas sociales, investigación y desarrollo, infraestructuras y desarrollo del Estado del Bienestar. Pero, no obstante, este hartazgo de la ciudadanía no encontrará sosiego hasta que no se castigue duramente en las urnas a los políticos corruptos, a quienes los designaron y a las siglas políticas a las que pertenecen, por permitir que sigan utilizando su señera.

No obstante, tanto los medios de comunicación como la opinión pública centran sus críticas en los políticos nacionales, autonómicos o de municipios de cierta entidad y no nos damos cuenta que también en las pequeñas aldeas se pueden cometer las irregularidades más abominables sin que se entere mucha gente. No sólo en las grandes Catedrales se dictan los idearios, dogmas y principios eclesiásticos, sino también en las pequeñas Capillas (aunque tengan menos aforo) se reza y se dictan consignas a sus fieles.

Hago esta introducción porque de las noticias que leo habitualmente en los periódicos (de papel y digitales, ya que a otros medios no llegan) no salgo de mi perplejidad sobre las cosas que se comentan del Ayuntamiento de Trabanca, un pueblo aledaño a la Ribera del Duero salmantina, en la subcomarca de la Ramajería, dentro del partido judicial de Vitigudino. Según las noticias publicadas, el secretario de la Corporación Municipal lleva tres meses sin aparecer por las oficinas municipales y éstas no se abren al público, causando daños irreparables a los vecinos del pueblo. Por otro lado, también se informa que el Alcalde (PSOE) dimitió al poco tiempo de tomar posesión hace dos meses por motivos personales y que el único concejal del PP en el municipio (en este caso concejala) denuncia que el anterior Alcalde del PSOE que ocupó el cargo (1999-2011, José Luis Pascual) ha estado sacando documentos (al parecer relevantes y que probarían presuntas irregularidades en la gestión municipal de aquélla época) de las oficinas municipales y que se han transportado "por trabajadores de la empresa del ex regidor" hacia alguna propiedad del mismo. Incluso está interviniendo la Guardia Civil para investigar los hechos.

La verdad es que leyendo estos episodios no sé si me trasladan a los "Nacionales" de Pérez Galdós, a la España de "charanga y pandereta" Machadiana típica del XIX, a repúblicas bananeras Bolivarianas o a Estados fallidos donde el Estado de Derecho brilla por su ausencia.

En un municipio, por pequeño que sea, la Secretaría Municipal desempeña un papel importantísimo para los vecinos. Y en este aspecto, la experiencia me da la razón, porque una de las promesas que en su día hice a los vecinos de Mieza antes de ser Alcalde, en 1995, fue que la oficina de la Secretaría Municipal estaría abierta a los vecinos como cualquier otra oficina pública, en el horario convencional. Algunos paisanos creían que era un farol de campaña electoral, pero no, porque a partir de septiembre de ese año el Secretario-Interventor que dirige esa oficina (por cierto con eficacia y profesionalidad) atiende las necesidades de los ciudadanos como éstos se merecen, de lo que, veinte años más tarde y después de ocho sin ocupar cargo público, me siento muy orgulloso.

Algo huele mal en el Ayuntamiento de Trabanca y tanto sus actuales regidores como los anteriores y los que convirtieron el municipio en una burbuja publicitaria conocida en el mundo entero, deben una explicación, no sólo a sus vecinos, sino a la ciudadanía en general.