Me refiero, naturalmente, a la Asamblea de la Diócesis de Salamanca, que daba comienzo ahora hace un año y que continuará su marcha, según se ha confirmado estos días, hasta finales de junio del año próximo. La IX Semana de Pastoral, que está teniendo lugar en estos días, ha marcado el punto de separación entre las dos etapas de la referida Asamblea.
Con nuestro obispo, D. Carlos López, a la cabeza, se nos convoca a todos los diocesanos de Salamanca, creyentes y no creyentes, comprometidos y alejados, a tomar parte en una reflexión profunda que pueda orientarse y orientarnos hacia unas conclusiones de renovación, contenidos y modos, en la marcha de nuestra iglesia diocesana.
El origen de esta Asamblea está en la llamada a la renovación para la misión a la que nos convoca el Papa Francisco en su carta programática "Evangelii gaudium", La alegría del Evangelio. Se requiere dar un nuevo impulso a la tarea de misión que es propia de la Iglesia, para la que ha de redescubrir y actualizar su adhesión a Jesucristo, objetivo de la primera etapa, la realizada hasta ahora, en el desarrollo de nuestra asamblea. Nos quedan dos etapas a realizar en el próximo curso en línea de renovación o conversión, tanto espiritual, como pastoral, e incluso en dirección a la actualización de estructuras y de personas.
Cuatrocientas personas estamos asistiendo a las sesiones de la Semana de Pastoral, y ciento cincuenta grupos de trabajo con cerca de dos mil personas están ya comprometidos en los trabajos permanentes de la Asamblea. Aparte de la motivación central por razón de la llamada que el Papa nos hace a una conversión personal y comunitaria a la misión, nos sentimos estimulados también por las celebraciones propias del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa, entre las cuales se encuentra la XXXV Marcha Teresiana entre Medina y Alba de Tormes que acaba de celebrarse el pasado fin de semana.
El conocimiento y la cercanía de esta santa mujer, escritora, fundadora y doctora de la Iglesia, y de la Universidad de Salamanca, con la que nos sentimos privilegiados los salmantinos que gozamos de su presencia entre nosotros en el sepulcro que se guarda en el monasterio de carmelitas descalzas, hijas de Santa Teresa, en Alba de Tormes será notable estímulo para nosotros. Ella se sintió muy unida a la Iglesia en aquella época tan convulsa del siglo XVI, y trató de contrarrestar la influencia perversa del naciente luteranismo y de contribuir a la primera evangelización de los indios del recientemente descubierto continente americano.
Otro estímulo de gran calado lo encontraremos en el próximo jubileo de la misericordia, convocado por el Papa Francisco, que dará comienza en el día de la Inmaculada, día 8, del próximo mes de diciembre, y terminará en la fiesta de Cristo Rey a finales de noviembre del próximo año 2016. El año será ocasión para tener muy presente y profundizar la realidad de un Dios cuy condición esencial es la de ser precisamente expresión de misericordia para todos los hombres, sobre todo en la existencia y entrega amorosa de Jesucristo, entregado hasta dar su vida por todos y especialmente por los pecadores.
Esa centralidad de la misericordia, especialmente en la acogida de los pobres y miserables, tiene que provocar en nosotros el deseo y el compromiso de ser también nosotros expresión de esa misericordia de Dios para con todos. En definitiva, se trata de una conversión hacia esa forma paternal y amorosa de Dios, y de comprometerse a darla a conocer a todos los que no saben de ella, es decir se trata de una conversión a la condición y a la práctica misionera. Con lo cual estamos en la misma línea y dirección de nuestra Asamblea, que nos estimula a la conversión pastoral y misionera, y a una renovación de la diócesis en sus estructuras y en el aprovechamiento y preparación de las personas.
Nuestro obispo, junto con la comisión de coordinación de la Asamblea, nos invita a todos los que ya estamos trabajando a entregarnos a fondo y con generosidad a la realización provechosa de la misma Asamblea, e invita especialmente a los que se sienten débiles en la práctica religiosa, e incluso se agradece la participación, generosa o crítica de los que se sienten alejados de la Iglesia. Contamos con la colaboración de todos. La Asamblea sigue.
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