San Bernardo pide un “lifting” a gritos

Aunque la presencia de estudiantes le quita unos cuantos años al barrio, San Bernardo exhibe un aspecto avejentado, repleto de arrugas. Algunos bloques de viviendas se han quedado anticuados y en varios jardines impera la dejadez, el abandono. Tampoco comulga con las modas la estación de autobuses, con pocas mejoras desde que se inauguró en 1975. Un cúmulo de adversidades que inquieta a los residentes en la zona y que evidencia la necesidad de una iniciativa para modernizar el barrio. Así lo cree José María Regueiro, presidente vecinal. A su juicio, la solución a los problemas de San Bernardo se encuentra en la puesta en marcha de un plan de rehabilitación. Y corresponde a las instituciones locales y autonómicas coordinar el citado proyecto, que debe incluir, entre otros puntos, la renovación de los inmuebles construidos entre 1947 y 1959, patrocinados por la Obra Sindical del Hogar.

Entonces, durante los primeros años de vida del barrio, los edificios se ajustaban a las necesidades de los vecinos: familias jóvenes sin dificultades para subir las escaleras. Pero el transcurso del tiempo pasa factura a todo el mundo, y muchos de los que antaño ascendían rápido los escalones hoy son personas de edad avanzada con problemas para caminar. "Hay bloques de cuatro y cinco plantas y ninguno cuenta con ascensor", explica José María. Sin embargo, aparte de facilitar el acceso a las viviendas, tal y como recuerda el presidente, también es preciso mejorar la habitabilidad, así como algunas cuestiones relacionadas con la seguridad de los inmuebles.

Por otra parte, añade el representante vecinal, el plan de regeneración debe mostrar un compromiso con las energías renovables. A su juicio, supondría un acierto colocar placas solares tanto en los edificios públicos como en los bloques de pisos. "En este último caso, los vecinos se ahorrarían los costes de la luz comunitaria y solucionarían el problema del agua caliente", defiende.

Los jardines, la estación de autobuses y el museo al aire libre

A su vez, José María pide a las instituciones que aumenten las zonas verdes en el barrio. Tal y como afirma, en algunas calles aledañas a la avenida de Filiberto Villalobos, sobra espacio para albergar nuevos jardines. Una iniciativa, añade, que mejoraría la calidad de vida de los vecinos. Al hilo de lo apuntado, sostiene, sería acertado sustituir los aparcamientos de la plaza de Volta por una zona ajardinada. Y, por supuesto, además de promover más espacios, el Ayuntamiento debería cuidar los ya existentes, puesto que algunas zonas verdes se encuentran abandonadas.

Modernizar la estación de autobuses figura también entre las propuestas de la asociación vecinal. Según explica José María, el edificio pertenece a la Junta, pero de la gestión se ocupa un consorcio. Hace años, continúa, antes de la crisis económica, los dirigentes regionales se mostraron dispuestos a renovar la propiedad. Incluso, asegura, crearon una partida presupuestaria para ejecutar el proyecto. Sin embargo, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, postergaron la iniciativa y, en la actualidad, la estación dispone de un equipamiento obsoleto, de otra época. En opinión del representante vecinal, el enclave debería seguir los pasos de la estación ferroviaria e incluir espacios comerciales y de ocio. "Estaría bien, incluso, que acogiera un centro cívico", sostiene el presidente. Y también, añade, un parking, ya que los vecinos solventarían un problema con el que conviven desde hace décadas: la falta de aparcamientos.

El museo al aire libre se erige en uno de los referentes culturales de San Bernardo. Lo componen nueve figuras ubicadas en varios jardines. Sus autores, entre ellos Ángel Mateos, Genaro de No, Amable Diego y Rosa Barrientos, donaron las creaciones a la asociación vecinal, que no dudó en buscar espacios para exhibirlas, dado que, según indica José María, constituyen un reclamo para el resto de vecinos de Salamanca. Por eso el presidente se muestra partidario de ampliar la colección e insta a los dirigentes políticos a que suscriban convenios con la Escuela de Arte y la Universidad de Salamanca. Lo cual ayudaría a potenciar una iniciativa enriquecedora en todos los sentidos: "Se trata de generar más vida cultural, económica y social en esta zona".

Según apunta el representante vecinal, rebajar los bordillos constituye otra de las necesidades de San Bernardo. A tenor de lo que señala, ya se ha hecho en las calles principales, pero en las vías adyacentes aún es una tarea pendiente. Y, en relación con el tamaño de las aceras, considera imprescindible ensanchar las que están situadas en las calles La Alberca, Candelario y Volta, puesto que en los indicados puntos el tránsito de peatones es elevado.