"El de la locura... Y el de la cordura... Son paises tan limitrofes, de fronteras tan iconcretas, que nunca puedes conocer con seguridad completa... Si te encuentras en el territorio de la una, o en el territorio de la otra" (Arturo Graf)
... Ahora que andaban removiendo tumbas, y nichos de la iglesia, donde al parecer fueron a parar los restos, para que sus huesos fueran venerados, servidor no deja de preguntarse, y siempre me asalta la duda. ¿Cómo fue posible lo de este manco?...
En realidad, yo aprendí a leer, bueno- más que a leer, a comprender la lectura en los cuentos, en los libros de aventuras y sobre todo, en las manoseadas novelas que alquilaban, por céntimos de peseta durante mi infancia, en los puestos y Kioscos que había por entonces en cada calle o esquina de la vieja Salamanca. No hacía falta esperar a los "Jueves" día de tarde sin colegio por entonces-. Cualquier día de la semana podía buscar en los tenderetes aquella novelita no leída, de aventuras generalmente, que devoraba en pocas horas con una ansiedad incontenible. Como ocurre hoy con las voluminosas y arrebatadoras novelas de Harry Potter. Sólo que entonces no teníamos más que la perra gorda para el alquiler diario de aquellos relatos que fascinaban la imaginación, cuyos héroes eran protagonistas de nombre tejano, americano, mexicano etc. Así como los seriales de La Sombra, o El Coyote, hoy los jóvenes disponen de algo más que de "calderilla". La necesidad de alimento imaginativo era tal que había día en que leía hasta tres novelas diarias. Hoy como ayer el mundo de la fantasía no debe faltar en la educación de la juventud, aunque su mérito sea solamente el aprendizaje del idioma.
Recordando aquellos días felices, propongo una hipótesis para explicar uno de los grandes enigmas en la biografía de Cervantes. Hasta hoy, ningún estudioso del gran escritor Miguel de Cervantes ha sabido dar respuesta a los grandes interrogantes: ¿Dónde adquirió el novelista su gran formación literaria y humanística? Considerando que su desgraciada vida fue un fracaso tras otro (soldado pendenciero, encarcelado en dos ocasiones, cautivo en Argel durante cinco años, sin casa propia hasta su boda, ni con estudios mayores, siempre perseguido por las deudas), moviéndose de acá para allá, sin el reposo de una tranquila biblioteca, ¿cómo es posible que su castellano llegara a ser modelo del idioma durante siglos? ¿Dónde pudo leer TODAS LAS NOVELAS DE CABALLERÍAS publicadas hasta entonces? Descartemos una prodigiosa memoria, que recordaba los nombres de todos los protagonistas y anécdotas de cada una. Aun así, el enigma sigue en pie. ¿Dónde y cuándo leyó cuantos libros, cita, desde los clásicos griegos y latinos hasta la más reciente historia de caballeros andantes? Libros no tenía, y aunque los tuviera no podía llevarlos consigo. No existían entonces bibliotecas públicas. Los libros eran la más preciada posesión de casas nobles, conventos o eruditos y sabios catedráticos. Pero la vida de Cervantes pasó entre rufianes, soldados, menestrales y reos de prisión, una compañía no apta para las tertulias literarias. Ni se podía permitir el lujo de comprarlos, o el atrevimiento de pedirlos prestados a nobles o frailes.
Ahora planteo la hipótesis, no respaldada por ningún documento histórico ni propuesta por ningún estudioso o biógrafo de Cervantes. ¿No existiría ya en el siglo XVI el alquiler de novelas en las calles de Salamanca, o en otra similares de las Españas? ¿No se podría entonces, como en nuestra época, alquilar, cambiar o intercambiar novelas "de segunda mano"? Nadie lo dice, ni yo lo puedo confirmar, pero me parece una buena explicación para esa fecunda imaginación que conoce al dedillo casi todas las obras de ficción publicadas hasta entonces, hasta lograr dar vida a esa novela "para mayores" que intituló El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, nacido hace ya más de cuatrocientos años, donde se citan todas esas novelas que resecaron el seso del caballero manchego. Lo cierto es que uno se pone a cavilar sobre, como pudo escribir tanto y tan bien, este al que hoy "rebuscan" entre los muros de las iglesias, y lo peor es que dicen que han encontrado? Algo? Sera su cerebro? verdad tú.
Fermín González
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