A ti que te gustan los toros… ¿has visto…?

Septiembre resopla las nucas en llamas de los tabernones tras el verano, que es un imperio de sol sobre el mundo, y España se abanica con capotes raídos y muletas de chándal de peña. Es el viejo alivio de la tradición: de capeas, mus y Paquito el Chocolatero, que valla sus calles y le corre a la becerra embutido de vino de consagrar, para demostrar que en mi pueblo sigue siendo 'anteayer'.

-"A ti que te gustan los toros, ¿has visto lo del Toro de la Vega ese?" me espeta un peatonal de la barra.

- "A ti que te gusta la Fórmula uno esa, ¿has visto cómo se han espanzurradocuatro niños en un Opel Corsa contra un camión en el accidente ese?", le corto a la media caña.

Uno, que es paleto urbano, ni entiende ni participa de esta España becerra, más que becerrista, que se quita la borrachera a cornalones, porque queda más español, más épico, más aparatoso. Pero allá el personal. Escribió alguien que las plazas son para estar, y las calles para irse. Así que nada que suponga esquivar, saltar o ganarle los cien metros lisos a un animal tiene, para mí, nada que ver con el arte del toreo. Mucho menos alancearlo, quemarle los cuernos o tirarle con dardos. Se lo hagan a un toro, o a una cabra; a pie, a caballo, o en taxi.

Y en esto, llegó 'Rompesuelas', y la Fiesta se minuta en televisión con la historia del "toro asesinado" (tiene uno dicho aquí que a las personas se las asesina, a los animales se los mata, pero ni caso. Mientras, cuatro perroflautas le gritan a los de Antena 3 que a ver si hay suerte y coge a alguien. (Señora, si quiere ver sangre, métase en la bañera y córtese la vena que guste). En el vídeo, 'Rompesuelas' me parece un toro viejo, usado, con mirada de inspector de Hacienda, medio fumado, y con cuernos de tahúr. A su alrededor un desfile de hojas afiladas, galopes y gritos, a favor y en contra de una tradición que divide a todos menos a quienes la practican. Que un peatonal tenga tanto tiempo libre como para pasar la mañana insultando en Tordesillas, merece una reflexión. Que un pueblo entero se encastille y empiece a agredir fotógrafos, cámaras de televisión, y demás? mientras graba su fiesta de hace cinco siglos con un Iphone, merece un estudio clínico.

Es la herencia romana de la España gladiadora, que también, no nos engañemos, peregrina donde torea José Tomás para decir que estuvo allí el día en el que se consumó el martirologio. Y basta un 'Rompesuelas' para dar alas a las ratas que roen Internet con miradas de dentelladas en forma de comentarios, foros y blogs sobre la barbarie taurina, la atapuerca torturadora y demás tópicos del género. Que éste género es muy de tópicos. Lo peor es que, hablando de 'Rompesuelas', poco puedo argumentar a la contra. Sólo que eso no es, ni pretende serlo, toreo, y que a mí ni me gusta ni me importa. -"A ti que te gustan los toros, ¿has visto...?", y tal.

Así, parece que España, como dijo aquel, solo puede sobrevivir en Europa como utopía del ocio eterno y el mar dormido a la sombra de una paella. El gran hotel del sol, tan hospitalario, donde se enciende la música todas las noches, ella sola, y cada verano se le tiene que morir un torero, aunque sea borracho y en chándal.

Mientras, me hablo de Morante ensillando la arena en El Puerto, o de Manzanares abanicando a un toro al natural, y me cuento que para apreciar el Impresionismo a los holandeses no se les tiene que cortar un pintor la oreja al mes. "El arte es la forma más social de la locura, pero es locura", decía Umbral, pero puestos a defender a un loco, al menos que tenga algo de artista, y no de lancero medieval. Mientras me digo esto...

-"A ti que te gustan los toros, ¿has visto...?", y así.