Cada tarde, los toreros exhiben en sus trajes elementos de la religiosidad popular (GALERÍA DE FOTOS)
El paseíllo es un largo silencio, una oración interior ajena al ruido de los tendidos. Es uno de esos momentos únicos, especiales, en los que se aprecia como el mundo de los toros está lleno de ricos matices. El fotógrafo se encuentra infinidad de detalles y gestos, cargados de ritualidad, aferrados por lo general a la religiosidad popular.
Amuletos, crucifijos, estampas, imágenes a las que se agarran los hombres que visten el traje de luces. En la imagen de apertura, el Cristo torero recubre el capote de paseo del subalterno.
Fotografías: Adrián Martín