La Virgen de la Cuesta ilumina las empedradas calles mirandeñas

Como cada año, la noche del 7 de septiembre Miranda del Castañar brilla con luz propia, la luz de la fe y las cándelas con que honra a su patrona la Virgen de la Cuesta. Son muchos los visitantes, especialmente de los pueblos colindantes los que se acercan a vivir una de las vísperas de fiesta con más encanto de la provincia. Y es que la atmósfera que se crea 'la noche de candiles' no tiene parangón.

Desde el ayuntamiento salió la comitiva de ocho danzarines y otras ocho danzarinas ataviadas con el traje tradicional de Miranda, con sus alhajas, sus pañuelos de manila, y sus flores, elementos vegetales que nunca faltan en las fiestas de la Sierra. En el grupo de danzarines una niña pequeña, la 'mocina del ramo'. Junto a ellos el 'gracioso' o 'bobo de la danza' como aquí le denominan, que les guía, pero como su nombre indica también les hace la gracia. Con los sones de la gaita y el tamboril, todo el pueblo junto con la alcaldesa, Encarna Torija, concejales, priostes y el párroco don Carlos se dirigen a la ermita a buscar a su patrona.

Después de una celebración eucarística de cantos de vísperas, la procesión de la Virgen de la Cuesta paso a paso y a ritmo de danzas serranas van cruzando las estrellas calles del pueblo a la luz de faroles y candiles de aceite. Un itinerario con una atmosfera especial por estas calles de arquitectura tradicional serrana, villa conjunto histórico artístico y el núcleo con más características medievales de toda la comarca.

Una vez que llegaron a la iglesia parroquial han erigido la imagen antes de aposentarla en el altar para besarle el manto. Posteriormente se ha agasajado a los asistentes con un convite en la plaza de la iglesia. Esta mañana en el atrio de la iglesia tendrá lugar el ritual del ofertorio.

Texto y fotos: Rosa Gómez