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Galinduste en el recuerdo emocional de Santa Teresa
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V CENTENARIO STJ

Galinduste en el recuerdo emocional de Santa Teresa

Actualizado 05/09/2015
Manuel Diego

Fuera de Alba de Tormes y además de Tordillos, Galinduste es el único pueblo de la provincia de Salamanca que puede presumir de estar en el corazón y también en la obra escrita de Santa Teresa

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No son unas relaciones legendarias o de solas tradiciones orales, sino bien fundamentadas en la historia y en el texto teresiano. Se trata nada más de buscar ese contexto histórico y perfilarlo adecuadamente, con criterios seguros.

*Un servidor tiene ya listo para ser dado a conocer y seguramente publicarlo, aunque sólo sea en formato digital, un ensayo (30 páginas) en donde se recogen y criban todos los datos relativos al mundo teresiano, que no se circunscriben al sólo siglo XVI, sino que llegan bien cerca de nosotros, hasta el siglo XX. Es muy bueno documentar todo esto que pertenece a la historia mejor del pueblo; que se sepa y se difunda desde una base histórica seria y convincente.

Pues en este caso no hay que hacer grandes esfuerzos, porque el dato parte desde la misma obra escrita teresiana.

La familia de los Ovalle ? Ahumada

La huella teresiana en Galinduste depende de los vínculos familiares, ya que la hermana menor Juana de Ahumada estaba casada con un oriundo del pueblo, Juan de Ovalle, aunque de ordinario esta familia vivía en Alba de Tormes. Este matrimonio, que tuvo 5 hijos y de los que sobrevivieron sólo dos (Gonzalo y Beatriz de Ovalle, claro está, ambos sobrinos de santa Teresa), tenían aquí las fincas que habían heredado del padre del marido (Juan de Ovalle el Viejo), y éste, a su vez, lo había recibido también de sus padres, el matrimonio formado por Juan Rodríguez de la Monja y Leonor de Ovalle, los cuales sí que eran nacidos aquí y habían constituido el amplio patrimonio familiar. Las propiedades de los abuelos del cuñado de santa Teresa, Juan de Ovalle, se enumeran así en un antiguo documento del Carmelo femenino de Alba de Tormes: "Dehesa de la Torre de Climente, en el término de Alba de Tormes; heredad de Galinduste, con sus casas y casares; heredad de Anaya de Alba, y las casas principales de Alba". O sea, que la hermana y cuñado de santa Teresa, desde muy antiguo tenían aquí sus propiedades, incluso casa y corrales y cortinas, y como nos dice la misma santa Teresa en carta, aquí solían pasar el invierno, como lo hacían entonces otros caballeros.

Dentro de las obras completas de santa Teresa, hay un total de 20 cartas a la familia Ahumada-Ovalle (1569-1582), de las cuales dos están dirigidas a Galinduste, es decir mientras estaban pasando el invierno aquí. Es un muestrario importante de las relaciones de esta familia con la Santa, donde ella interviene en asuntos tan delicados, como los de la economía familiar (maltrecha); o solicita ayuda para ella misma que está de priora en la Encarnación ("vengan los pavos?"); o se preocupa de la suerte del sobrino (Gonzalo al servicio dela casa ducal de Alba); o tiene que intervenir en un asunto muy delicado de la sobrina Beatriz de Ovalle, porque sus padres no se mueven rápida y correctamente cuando ésta viene calumniada en Alba sobre una presunta relación amorosa con un caballero casado amigo de la familia. La Santa hubiese deseado una respuesta más rápida y contundente, como hubiera sido el habérsela llevado ella consigo para sacarla del ambiente hostil y del cotilleo de la villa. Fue uno de los últimos percances que más dolor le causó a santa Teresa en los dos últimos años de su vida. Son varias las cartas teresianas que tienen por tema este asunto y es casi novelesco el pensar lo que sucedió; que los celos de la mujer del caballero encendieran los ánimos de todos y provocaran una situación delicada en que la honestidad de la chica salía mal parada. Hasta en esto fue humana santa Teresa. Beatriz de Ovalle luego, al poco tiempo de morir santa Teresa, entró monja carmelita en Alba (se llamó en el convento Beatriz de Jesús), y de aquí pasó a otras fundaciones carmelitas como Ocaña, Toledo y Madrid en calidad de priora. Muere en el Carmelo de Madrid y todavía su cuerpo se conserva hoy incorrupto en Madrid y en mejor estado que el de su santa tía.

Cuando se entra en la iglesia de las Madres carmelitas de Alba de Tormes, justo enfrente de la puerta de entrada, en la pared de la izquierda (donde está la ventana para contemplar a santa Teresa muerta en la cama), en un arco de piedra y con la losa epitafio en pizarra, están enterrados allí, la hermana Juana de Ahumada, el marido Juan de Ovalle y el hijo Gonzalo de Ovalle. Un enterramiento que tanto toca a este pueblo de Galinduste.

En el museo de las reliquias (por la iglesia) de las Carmelitas de Alba, hay retratos de esta familia: Doña Juana anciana y vestida de monja; los hijos, Gonzalo y Beatriz, de ángeles. Mientras que en el Carmelo de Cabrerizos-Salamanca existe un retrato de Beatriz de Ovalle (en religión Beatriz de Jesús) ya vestida de carmelita-

- Hay que recordar que el matrimonio Ovalle-Ahumada, durante mucho tiempo (por muerte de la hermanastra mayor, María de Cepeda) era la única familia que le quedó a santa Teresa en España, hasta que en el 1576 volvieron Lorenzo de Cepeda y Pedro de Ahumada de América. Ellos eran el único enganche afectivo que tenía en esta vida. Por eso significaron tanto en el mundo cordial de Teresa de Jesús. Y no se ha de olvidar que este matrimonio jugó un papel fundamental en los comienzos de la reforma teresiana en Ávila (1561-1562), ya que para tapar a la Santa, mal vista y juzgada en su propia ciudad, ellos dan la cara y se ofrecen para figurar en el arreglo de aquella casita que a los ojos de todos parecía su propio hogar (tan poco estilo de convento tenía!), mientras que en realidad lo que estaban haciendo de forma disimulada era transformar unas casas en el primer convento de la Reforma. Así burló santa Teresa a su ciudad natal y se cubrió las espaldas con su hermana y cuñado hasta que el 24 de agosto de 1562, con la inauguración del convento, se descubrió la trama y las verdaderas intenciones de aquella operación inmobiliaria. Allí, en aquella casa del barrio de san Roque, perdió el matrimonio un hijo de pocos meses, José, nacido y bautizado en Ávila; otro, Gonzalo, sufrió el percance de derrumbársele una pared encima y la Santa, milagro o no, le devolvió a la vida. Cuando ya no eran necesarios en aquel sitio, y trataron de volverse a su hogar de Alba, pues ocurrió otro caso extraño, y fue que al cuñado Juan de Ovalle le vino de repente una enfermedad rarísima que le sujetó en cama y se quedó solo en la ciudad, mientras el resto de la familia ya habían vuelto a la villa salmantina. Fue la manera de que Teresa saliera del convento para asistirle y, al mismo tiempo, resolviera los últimos papeles y negocios necesarios antes de inaugurarlo. Lo refiere, asombrado de aquella especie de embrujo, el mismo interesado:

"Y que habiéndola dejado este testigo en Toledo en casa de Doña Luisa de la Cerda, volvió a despedirse de ella en Toledo con intento de venirse luego esotro día a Alba, porque ya desde Ávila él había enviado su mujer e hijos a Alba, y que luego en apeándose, le dio un frío terribilísimo, y luego una muy gran calentura, y tras ella terribles tercianas dobles muy grandes que le duraron muchos días, y que de ahí a pocos dejándola este testigo a la dicha sin pensamiento de venirse, le dijeron, estando bien malo, que la dicha se estaba allí, de que se espantó y que por causa de estar él malo la dieron licencia para estar con él a curarle, y esa misma que ella, vino el breve de Roma, y él estuvo malo todo el tiempo que ella tuvo menester para hacer las cosas necesarias para monasterio, y acabado, le decía suplicase a nuestro Señor le diese salud, y así se la dio su Majestad (Alba, 3.4.1592, Proceso de beatificación de santaTeresa: BMC 18,129-130).

Esta familia, que por no casar ninguno de los dos hijos, no tuvo descendencia, al morir, todos sus bienes pasaron a las Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes, incluso la hacienda de Galinduste, cuya posesión mantuvieron las monjas hasta la desamortización en el siglo XIX. Y la documentación de la hacienda de los Ovalle en Galinduste podemos decir que hoy día está integra en el archivo conventual de las monjas, por la que conocemos que tenían tierras localizadas en algunas zonas del pueblo, cuya denominación puede ser que persista todavía hoy en la memoria colectiva actual y de los antepasados: las tierras en la Hoja de Valdelosfrailes, camino de Pelayos; Hoja del Guijo o Guiso y Dehesa; Hoja de las Navas y Vanetes, sitio de la noria; Hoja de Valdemuñoces; también se habla de la situación de la casa familiar dentro del casco habitado del pueblo: casa con corral y cortina cercada de piedra, que linda con el arroyo que viene de Fuente Verro y el Ejido.

*Mucha de esta información que doy ahora en forma rápida es inédita, no se había usado hasta ahora. Se podrá leer con más detalle en ese estudio de los vínculos teresianos de este pueblo. Pero habrá que profundizar más en toda esta documentación que seguramente interesa tanto para la historia del siglo XVI en Galinduste, y esto mucho más allá de la vinculación con santa Teresa.

*Quizás un libro que no debería faltar en este pueblo, accesible -por el precio- incluso a particulares, es el estudio de J. DE LAMANO, "Santa Teresa en Alba de Tormes", Madrid, Editorial de Espiritualidad, 2011, el cual dedica varios capítulos (cap. 6, 9-11, 14, 21) a esta familia Ahumada-Ovalle, y donde sale abundantemente Galinduste.

La pervivencia de santa Teresa en la posteridad

La relación de Galinduste con santa Teresa continúa en siglos posteriores a través de las peregrinaciones y visitas a su sepulcro en Alba de Tormes, sobre todo a través de las fiestas teresianas de octubre. Pero también representan muy bien ese recuerdo vivo 2 religiosos carmelitas descalzos del siglo XX, naturales del pueblo: un hermano lego, el Hermano Joaquín de santa Teresa (1876-c.1950), buen cocinero, pero hombre también de relaciones públicas, como lo demuestra aquella amistad que tuvo con el rey Alfonso XIII (ver la página web Alba de Tormes al día: Natillas carmelitanas para el rey Alfonso XIII); el padre Leandro de san José (1882-1959), formador de jóvenes y buen gramático latino, una persona de buenos modales, que dejó tan buen recuerdo en el Carmelo Teresiano de Castilla por sus dotes también de director espiritual.

Estos y otros detalles les invito a leer en esa próxima publicación sobre: Galinduste, un pueblo salmantino con vínculos teresianos históricos.

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